Un pasado tormentoso…
- ¿Quién era? – ni siquiera dejo que Leonardo entre en la habitación y
lo interrogo
- Vístete nena, debemos salir – me apremia mientras el busca su ropa.
- No me has respondido Leo ¿Quién era y porque tenemos que…?- yo misma
interrumpo mi frase, pues me doy cuenta que algo ha pasado si nos llaman casi
de madrugada y debemos irnos de prisa.
- No sé bien que ocurrió, nena – suspira pesadamente, se acerca a mi
para hablarme tan bajito que casi me cuesta oírlo - Nos llamaron porque somos
los contactos de emergencia de Miller….la tienen internada en el Mercy, no
pueden darme mas información por teléfono, debemos ir allá.
Me congelo en el lugar donde estoy, sencillamente mi cuerpo no responde
lo que mi cerebro le indica. Entro en pánico, el mundo me da vueltas ¿qué le
pasó a mi amiga? Leo se acerca y me abraza, haciendo así que mi mente este de
regreso en la habitación.
- Todo estará bien nena, todo
estará bien – susurra en mi oído una y otra vez. Me aferro a su cuello, así
como a sus palabras que ahora repito en mi mente como un mantra. Cynthia tiene que estar bien.
Los siguientes minutos pasan como un borrón, cuando me doy cuenta
estamos entrando al hospital, mi mente no para de dar vueltas imaginándome cada
escenario posible. Nos acercamos a un puesto de enfermeras donde Leonardo
pregunta por mi amiga, después de indicarle quienes somos, nos muestran la
habitación donde mi hermana de vida esta internada.
A medida que nos aproximamos a su puerta mi agarre a la mano de Leo se
aprieta más y más, siento que mis rodillas no pueden sostenerme, y doy gracias
a Dios por tener a mi esposo a mi lado, no sería capaz de hacerlo sin él. Al cruzar la esquina lo primero que noto es
que hay algunos varios oficiales de la policía algunos de uniforme y otros van
de traje; hablando con un medico, justo en la puerta de la habitación 503, que
es donde nos indicaron que está Cynthia. A medida que nos acercamos hacen
silencio y nos miran.
- Buenas noches – saluda Leo a mi lado – Soy Leonardo D’Lucca y ella es mi
esposa Tatiana, nos llamaron para que viniéramos porque nuestra amiga, Cynthia
Miller, está ingresada aquí. Pero no nos han dado ninguna otra información
importante – su voz es calmada, pero sé que está alterado, pues prácticamente
sus dientes están por estallar por lo fuerte que ha estado apretando su
mandíbula.
- Buenas noches – extiende la
mano el policía con traje – soy el detective Larson, yo lo llamé. ¿Podría por
favor mostrarme alguna identificación? Solo por rutina y seguridad – explica
luego de unos segundos.
Leonardo le muestra los documentos que le solicitó. Nos presenta al
galeno que esta a cargo del caso, el Dr. Amaya, quien nos explica que Cynthia ingresó
en estado prácticamente de shock, muy alterada y nerviosa. Además presenta un
golpe en la mejilla derecha y también unas marcas en los brazos, lo que indica
que hubo algún tipo de forcejeo con alguien, además parte de su ropa estaba
hecha jirones.
Por más que lo intento, no puedo reprimir el pequeño grito ahogado que sale de mi
garganta, y eso que llevo las manos a mi boca. Leonardo me atrae más a su
cuerpo, las lágrimas no pierden tiempo en aparecer. Mientras lloro
silenciosamente en el pecho de mi marido, el medico continua explicando la
condición de mi amiga.
- Dadas las condiciones de la Srta. Miller, tuvimos que hacerle un
examen para descartar…para descartar algún tipo de violación
- ¡No por favor, Dios mío no, de nuevo no por favor! – Suplico, al
parecer no tan silenciosamente como habría querido pues Leonardo me mira con el
ceño fruncido – solo espero que los demás
no me hayan escuchado.
- Gracias a Dios, no fue el caso - explica el Dr. Amaya después de unos
segundos – Pero de igual manera dimos parte a la policía por los golpes y el
estado de la paciente. Ahora está sedada, fue la única manera de calmarla para
que descansara un poco. Todavía no ha despertado. Aquí el detective está esperando
para poder hablar con ella. Quizás ustedes puedan ayudarlo. Voy a revisar otros
pacientes y regreso en un rato. No duden llamarme cualquier cosa – con un
apretón en el hombro de mi esposo se va para continuar con su labor.
-Les daré unos minutos – nos indica el detective- pero me gustaría
hacerles algunas preguntas si es posible.
- Gracias. – responde Leonardo mientras nos dirige a unas sillas que se
encuentran un poco mas allá de la habitación.
Por más que lo intento no puedo parar de llorar, solo de imaginarme el
infierno que debe haber pasado mi amiga, y cuantos malos recuerdos deben haber
regresado esta noche. Leo me abraza susurrando para que me calme, me repite que
Cynthia no puede verme así, que debo ser fuerte por ella, lo sé, pero mi
corazón no deja de llorar por ella y toda esta situación. Después de varios
minutos, logro calmar un poco los sollozos que aún me atacan. Levantando mi
rostro de la mojada camisa de mi esposo para poder mirarlo a su muy preocupada
cara.
- Lo siento – hablo con voz ronca por el llanto – tu camisa es un
desastre.
- Nena, lo que menos me importa en estos momentos es la camisa – me
indica secando algunas de las lágrimas que se escapan de mis ojos para correr
por mis mejillas, me da un pequeño beso en los labios, lo que me hace medio
sonreír, o al menos hacer una mueca de intento - vamos a hablar con la policía y esperar que
la flaca se despierte para que nos pueda decir que sucedió ¿OK? – solo logro
asentir en respuesta.
Nos levantamos para acercarnos al grupo de policías, pero el detective
Larson nos indica esperemos en el lugar en donde estamos.
- Creo que la Sra. D’Lucca estará mas cómoda sentada – explica una vez
llega a nosotros.
Inicia una serie de preguntas, sobre de dónde nos conocemos, desde hace
cuánto tiempo y cosas así, que a mi parecer no son de mucha relevancia para
saber que pasó, no es que yo sepa mucho
que hacer en un caso así, por lo que simplemente me limito a responder cada
uno de sus cuestionamientos.
- ¿Cuándo fue la ultima vez que vieron o supieron algo de la Srta.
Miller? –pregunta el detective
- Anoche, tuvimos una noche de chicas – explico de inmediato – mi esposo
me pasó a recoger por Mango’s Tropical Café a eso de la una y media de la
madrugada, ella se quedo allí con Megan, pues Kate se vino con nosotros.
- ¿Había alguien más con quien iban a encontrarse o con quien salieran,
además de ustedes cuatro?
- Solo nosotras, como le dije, era una noche de chicas, conversar y
pasar un rato entre amigas.
- Le puedo asegurar detective, que la Srta. Miller es una persona seria,
no es de esas chicas que van de bar en bar buscando un revolcón de una noche… -
Leo esta furioso.
- No es mi intención molestarlos Sres. D’Lucca, ni estoy insinuando
nada, mucho menos ofendiendo a su amiga – aclara Larson – solo trato de saber
que pudo haber pasado.
- Pues habrá que esperar que se despierte Miller y que ella nos explique
qué demonios ocurrió – dice Leonardo cortante, sé que no le gustó nadita la
pregunta e indirecta del policía.
- Me gustaría hablar con su otra amiga, Megan, a ver si sabe algo más.
-Seguro, ya la llamo y le pido venga para acá así puede interrogarla –
no quise sonar grosera, pero en realidad todo esto me está superando.
- Solo voy a hacerle unas preguntas Sra. D’Lucca, no voy a interrogarla
– dice con una sonrisa amigable el detective.
Para cambiar un poco el tema, le pregunto cómo llegó Cynthia hasta aquí,
pues en ningún momento nos lo mencionaron. Explica que ella prácticamente se
estrello con un policía, venía corriendo, llorando, gritando y muy alterada.
Solo le pedía que la sacara de allí y alejara de él. Éste al ver que se
encontraba herida, no dudo en traerla al hospital. Gracias a Dios tenia su
cartera y pudieron contactarnos. Llamo a Megan pero después de algunos repiques me cae la
contestadora, le dejo un mensaje diciéndole que nos encuentre en el Mercy, que
estamos bien pero que necesito que venga.
Después de conversar un poco más,
me excuso y le pregunto a una enfermera si puedo entrar a la habitación. No
quiero que Cynthia despierte sola, de seguro aun debe estar muy asustada. Leo
me acompaña y en el mayor silencio entramos.
Me acerco a mi amiga que a pesar de que esta dormida, puedo notarla
inquieta. Le acaricio la cabeza y le doy un beso en la frente, no quiero
despertarla, pero quiero que sepa que estamos aquí con ella. Las lágrimas
encuentran nuevamente su salida, me
volteo y me hundo nuevamente en mi lugar favorito del mundo, los brazos de mi
esposo. No me dice nada, solo acaricia mi espalda para calmarme. Me insta a que
nos sentemos, aquí en silencio esperando. Pasan los minutos y todo continúa igual.
Al cabo de una media hora, entra una enfermera, revisa los vitales de mi amiga,
nos dice que sigue estable, que aún va a dormir un poco más de tiempo por si
deseamos salir a tomar algo. Inmediatamente niego con la cabeza, de aquí no me muevo hasta que despierte.
Leo decide ir a buscarnos un poco de agua y café, por más que insiste no acepto
comida, no podría comer nada, dudo que siquiera el líquido pueda pasar por mi
cerrada garganta, pero por él haría el
intento.
Unos quince minutos mas la puerta se abre lentamente, volteo esperando a
Leo, pero es Megan, quien de inmediato se lleva una mano a la boca para acallar
el grito que se le escapa una vez que mira a Cynthia en la cama. Le hago señas para salir y hablar afuera, así la no
despertamos, además puedo saber que paso en Mango’s después de que me fui.
- Tati – dice mientras me abraza- lamento perderme tu llamada, estaba
duchándome, apenas salí leí el mensaje y me vine prácticamente volando. ¿Qué
paso? – pregunta Megan angustiada.
- No sabemos, tuvieron que sedarla porque estaba muy alterada y aún no
despierta.
- ¿Pero, cómo….tiene un golpe en la cara, quién se lo hizo?
- No sabemos, por eso te llamé. Con quién se reunieron, a quién vieron después
que Kate y yo nos fuimos – paso las manos por mi rostro, esto me esta matando –
asumen que alguien intentó forzarla, pero gracias a Dios no paso nada de eso.
En este instante se acerca Leonardo con cafés en la mano, como intuyendo
que nuestra nueva amiga estaría aquí le extiende uno, dándole un beso en la
mejilla a modo de saludo. Luego posesionándose a mi lado. Volteo a verla
indicándole que continúe contando.
- Hola Leo – dice como apenada, y continúa - nos quedamos un rato mas,
bailamos, tomamos unos tragos, pero no estábamos borrachas de verdad - explica
Megan mirando a Leo, quien asiente a modo de respuesta- nos divertimos mirando a la gente en la pista
de baile y conversando de todo un poco, simplemente conociéndonos. Después de
hora y media, estaba agotada, por lo que ya estábamos culminando la jornada y
haciendo nuestro camino a casa, de hecho prácticamente estábamos pagando la
cuenta para irnos cuando se acercó tu amigo, el de más temprano.
-¿Qué amigo? – pregunta enseguida Leonardo, extrañado.
Mi corazón da un vuelco con la mención de ese hombre, sabía desde el
momento que lo vi, que solo traería problemas. Y yo de estúpida yo que no les
dije nada a las chicas, porque me distraje con la llamada de Leo, cuando volví
no lo vi con ellas y se me olvido advertirles.
- Le dije a Cynthia que no me daba buena espina ese tipo, por muy amigo
que dijera ser de Leonardo – explica O’Connor con cierto temor – pero ella no
me hizo caso, me dijo que tomaría una copa con el y luego se marcharía.
- ¿De qué amigo están hablando? – repite su interrogante mi esposo, que
ahora pasa de extrañado a preocupado porque ninguna le responde.
- ¿Qué pasó después Megan? – Decido que por el momento es mejor ignorar
a Leo – ¿Cynthia se quedó con… con él?
- Me ofrecí a acompañarlos a pesar de lo cansada que estaba, pero ella
me dijo que estaría bien – las ultimas palabras son solo un susurro.
- ¿Me van a decir de quién demonios están hablando, cuál es ese supuesto
amigo mío? – grita Leonardo furioso, haciendo sobresaltar a Megan quien lo mira
con los ojos muy abiertos; hasta las enfermeras y los policías que están a
escasos metros de nosotros se giran para ver que ocurre.
Megan me ve sin saber que hacer, trata de pronunciar palabra pero
sencillamente no puede, en sus ojos veo la culpa y la duda; aunque no tiene
porqué sentirse de ese modo, no había nada que pudiera hacer para evitar lo que
sucedió y así se lo hago saber cuando me acerco a ella para confortarla en un
abrazo. También hay algo de miedo allí y la entiendo, mi esposo puede llegar a
ser intimidante cuando se lo propone. Me volteo a mirarlo negando con la cabeza
a manera de regaño para que entienda que hizo mal al gritarnos así, pero sobre
todo a esta chica. Él lo entiende de inmediato, aunque aún hay furia en sus
ojos.
- Lamento gritarles de esa forma, no debí explotar así. Por favor
discúlpame Megan. Es solo que soy muy protector con los míos, esa chica de allí
– dice señalando el cuarto donde aun duerme Cynthia – es una hermana para Tati,
por lo tanto es una hermana para mí. Cuido a las personas que son importantes
para nosotros – nos mira mientras continuamos abrazadas - ahora tú formas parte
de ese grupo, pequeña, así que gritarte definitivamente estuvo mal. ¿Me
perdonas?
Megan se separa de mí, asombrándome le da un abrazo a Leonardo quien
también se ha extrañado por la acción de la chica, pero se repone rápidamente y
le devuelve el gesto.
- Ahora, por favor podrían decirme el nombre del amigo misterioso. –
pregunta Leo con cautela.
- Aaron Foster – respondo sin poder eludir más el tema.
- ¿¡Qué?!...
Leonardo se ve interrumpido por unos gritos provenientes del cuarto 503.
Todos corremos al instante a ver que sucede, pues es Cynthia la causante del
alboroto en ésta área del hospital. Nada mas entrar corro para estar al lado de
mi amiga que en cuanto me ve me abraza y se pone a llorar , me dicee cosas que
no logro entender. Intento calmarla, pues el medico que también termina de
entrar a la habitación le ha pedido a la enfermera un sedante para Cynthia.
- Shh shh todo va a estar bien
catira, pero debes hacer un esfuerzo por tranquilizarte, si no van a tener que
sedarte nuevamente - a lo que ella niega frenéticamente con la cabeza. - Por
favor amiga, estoy contigo – le suplico mientras le acaricio el cabello como si
fuera una pequeña niña – estamos contigo.
Antes que el medico se acerque con una pequeña jeringa en su mano,
Leonardo se le acerca, le dice algo mientras nos señala, y aunque no logro
escuchar nada de su conversación, sé que le esta pidiendo que no le coloque la
medicina a mi amiga.
- Voy a estar tranquila, lo prometo – suplica Cynthia con voz ronca por
el llanto y el sueño – solo…no quiero dormir por favor, las pesadillas son peor
que la realidad – explica en un susurro y mi corazón sufre por ella.
- Esta bien Srta. Miller, no voy a sedarla por el momento, pero si se
altera nuevamente no tendré más opción que darle el medicamento. – Acepta el
Dr. Amaya – voy a revisarla un momento y después puede conversar con sus
amigos. También la policía querrá hacerles algunas preguntas. Pero no se
preocupe les daré un tiempo a solas antes de que el oficial venga a hacer su
trabajo.
Después de chequear que todo este bien con Cynthia, el medico y las
enfermeras salen de la habitación, dejándonos solo a nosotros cuatro en un
silencio que al parecer nadie se atreve a romper.
- Creo que lo mejor es que les de algo de privacidad – dice Megan luego
de unos minutos, acercándose a la puerta para dejar la habitación.
- No Meg, por favor quédate – ruega Cynthia desde su cama.
- ¿Estás segura? No quisiera…
- Debí escucharte – la interrumpe mi adolorida amiga - si soy sincera con todos – dice mirándonos a
Leo ya mí – tampoco me daba buena
espina, además que no me perdí el hecho de cómo Tati se puso tensa cuando se
presento mas temprano. Amiga eres transparente para todo aquel que te conoce.
- ¿Entonces por qué decidiste quedarte con él Miller? – pregunta
Leonardo
- Quería saber que escondía detrás de su falsa sonrisa, y de ese cuento
de que son viejos amigos. – Explica encogiéndose de hombros – solo que no pensé
que de verdad encontraría a un lobo detrás de su disfraz – estas ultimas
palabras las pronuncia con lagrimas cubriendo su rostro.
Le acaricio el cabello tratando de consolarla, pero dándole ánimos para
que continúe contando su historia, y asi poder saber que paso. Leo le tiene
tomada su mano, señal de que a su manera esta apoyándola, al igual que Megan
que esta sentada del otro lado de esta inmensa cama de hospital donde Cynthia
se encuentra acostada.
- Después de unos minutos donde me explicó que había estudiado junto al
gran Leonardo D’Lucca en la universidad, sus palabras no las mías – explica
Cynthia con algo parecido a una sonrisa – no es que no lo seas Leo, en fin
- continua – me di cuenta el
resentimiento que tiene ese hombre hacia ti, está total y complemente envidioso
de lo que has logrado y de lo que tienes – dice mirándome, como dando a
entender un punto.
- ¿A ver catira, entonces si te diste cuenta que no era alguien con
quien estar por qué no sencillamente te fuiste de allí y ya? – solo quiero
entender como mi amiga termino golpeada y casi violada.
- La verdad no lo sé – confiesa, puedo ver en su rostro reflejada la
vergüenza y la confusión.
- Explícate Miller – la anima mi esposo.
- Me despedí de….él, diciéndole que era bastante tarde y que debía tomar
un taxi pues como había estado bebido no lo creía prudente. Se ofreció a
llevarme pero me negué a pesar de lo mucho que lo pidió - bufa, por lo que sumo
esta recordando ese momento – lo que sí acepté fue que me pidiera el taxi, ese fue mi error.
Me monte en el auto, le di la dirección al chofer. Me puse a revisar mi
teléfono y las miles de notificaciones que tenía pendientes. Estaba tan
concentrada en eso que no me di cuenta que había tomado otro camino hasta que
se detuvo en edificio, que claramente no era el mío. En cuanto fui a indicarle
su error, ya él estaba allí abriéndome la puerta y prácticamente obligándome a
salir fuera del auto.
- Maldito desgraciado – masculla entre dientes un Leonardo furioso -
¿qué más pasó Cynthia? – la apremia.
- Le pregunté qué demonios hacía y juro que trate de impedirle me arrastrara
hasta el interior, pues estaba conciente que si entraba allí seria mi perdición
–nuevamente las lagrimas hacen acto de presencia en el rostro de mi afligida
amiga - de repente me dio una fuerte
bofetada y empezó a gritarme que de una u otra manera me obtendría, que lo
mejor que podría hacer era colaborar y no hacer las cosas mas difíciles.
- OH por Dios – replicamos al
unísono una consternada Megan y yo.
- Pero ya no tengo once años Tati, ni mi hermano esta en la habitación
de al lado para venir a rescatarme, solo estaba yo… y primero muerta – sentencia,
sus lagrimas habían cedido por el momento, y lo que pude ver en sus ojos fue
rabia, dolor y frustración.
- Lo sé, Cynthia, eres mucho mas fuerte ahora, una valiente guerrera –
digo, esta vez soy yo la que tiene lagrimas en los ojos – estoy orgullosa de ti
y lamento mucho no haberte prevenido de ese idiota.
- No es tu culpa, ni de nadie, solo de él. – Respira profundo como
insuflándose fuerzas para continuar – Creo que esa momentánea valentía solo lo excitó
mas pues empezó a manosearme allí mismo en la calle y a tratar de arrancarme la
ropa, yo le gritaba que me soltara e intentaba golpearlo, pero su fuerza era
mayor que la mía, por lo que sus golpes fueron más dolorosos, se los aseguro.
Me tumbó al suelo y se cernió sobre mi, decía cosas sin sentido mientras me
besaba y me tocaba…- pasan unos minutos, en los cuales Cynthia esta con los
ojos cerrados, no decimos nada, la dejamos que se tome su tiempo para que continúe,
lo cual hace sin abrir aun sus ojos – aproveché un pequeño descuido, el idiota
trato de sacar a su “amiguito” para que yo lo, para que … lo golpeé fuerte en
sus partes no tan nobles y cuando se doblo del sufrimiento, pues para mi
repulsión estaba totalmente erecto, por lo que debió ser doblemente doloroso,
aproveche y salí corriendo. Recuerdo toparme con un policía y pedirle ayuda,
pero para ese momento ya estaba totalmente fuera de mí, creo que solo me mantenía
de pie el miedo. En cuanto me sentí segura, sencillamente me desplomé. Lo siguiente
que recuerdo fue despertar asustada y es cuando ustedes entraron a la habitación.
- ¿Flaca, recuerdas cuál edificio era? – pregunta Leonardo con tono
amable pero igualmente autoritario
- Ese que esta en la Brickell Av. El numero 14 algo, la verdad no estoy
muy segura. Ese acristalado que esta cerca del Four Season, al menos allí se
detuvo el taxi en primer lugar.
Y así sin mas Leo sale enfurecido de la habitación, sin escuchar
nuestros gritos y llamados, y por la mirada en su rostro sé exactamente lo que
va a hacer; no es que no piense que el desgraciado de Aaron no se merezca los
golpes que de seguro piensa propinarle mi esposo, si no fuera porque creo que
ninguno de los presentes me lo permitiría, yo misma fuera hasta allí a darle su
merecido. Pero Leonardo está demasiado furioso y temo la locura que pueda
cometer.
De inmediato entra una enfermera seguida por el detective, asumo que
nuestros gritos de llamado los guiaron hasta acá. Después de indicarles que
esta todo bien, y de una pequeña discusión con el policía, pidiéndole un poco
de tiempo para que tomar la declaración de Cynthia, lo que menos quiero es que
tan rápido tenga que volver a explicar y recordar todo lo sucedido. En su lugar
Megan accede a responder sus preguntas mientras le da un merecido descanso a
nuestra amiga. Mientras ellos salen para que Cynthia pueda tomar una siesta, la
enfermera nos explica que debe darle la dosis de analgésicos, para evitar tenga
dolor, y de esa manera pueda reposar un rato y recobrar fuerzas. Los cuales mi
amiga acepta sin replicar, asumo que esta agotada después de contarnos lo
sucedido. Espero hasta que esta profundamente dormida para salir y llamar a mi
esposo, mis nervios aumentan cuando después de un par de repiques salta a la
contestadota.
- “Por favor Leo, no hagas nada de lo debas arrepentirte luego. Te amo…
Llámame” – cuelgo después de dejarle ese mensaje, aunque a estas alturas no
sirve de mucho.
Antes de guardar el celular en mi bolso, suena el timbre, con un respiro
de alivio atiendo, pero mi tranquilidad es fugaz, pues se trata de otro
D’Lucca, pero no precisamente mi marido.
- Hola Tati.
-Ah Hola Arturo – enseguida me encojo, no es mi intención que mi voz
sonara tan decepcionada.
- Vaya, puedo notar que te alegra mucho escucharme – aunque suena a
reclamo, en el fondo puedo escuchar su risa.
- Lo lamento, pensé que era otra persona, siempre me alegro cuando me
llamas, sabes que adoro hablar contigo.
- ¿Y también te gusta verme? - Pregunta como siempre socarrón – Por que
estaba pensando invitarlos a almorzar.
Después de explicarle a mi suegro brevemente que hoy era imposible, pues
Cynthia estaba internada por un pequeño incidente, no creo sea buena idea contarle que la golpearon y casi violaron en la
calle, hay cosas que mejor guardarlas en secreto. Me pide que le avise en
caso de que se nos ofrezca algo, que más tarde pasaría por acá, y que la comida
la dejábamos para otro día. No pasan cinco minutos tras colgar la llamada
cuando mi teléfono suena nuevamente, con otro de los hombres de la familia,
pero tampoco resulta ser mi esposo. Por supuesto es el nonno Angelo que se
preocupa por la flaca, mi suegro le acaba de contar, amablemente promete pasar
a visitarla en el transcurso de la tarde. No sé si a Cynthia le gustarán tantas
visitas, pero también sé que adora a estos hombres al igual que yo. Decido enviarle un mensaje por whats app a mi
desaparecido marido, el cual tampoco responde. Tengo que ocuparme de mi amiga,
después me preocupare por mi esposo.
Megan se une a mí, trayendo dos tazas de café, al parecer esto es lo
único que podemos ingerir por el momento. Me debato entre notificarles a los
Miller, se volverán como locos cuando sepan lo que le pasó a su hija, y se
molestarán mucho conmigo por dudar siquiera en avisarles, pero en este momento
solo me preocupa la tranquilidad de Cynthia, así que decido esperar para consultarlo
con ella antes de tomar cualquier decisión.
Las horas pasan lentas en el hospital, Cynthia finalmente rinde su
declaración, aunque debo admitir, lo hace en una pequeña versión un tanto
resumida, no es que diga alguna mentira, simplemente obvia algunos detalles, no la culpo. El detective se retira procurando
mantenernos al tanto, pues va a buscar a ese infeliz para detenerlo, también
nos explica que no puede prometernos se quedará mucho en la cárcel, pues si
bien cree y confía en que todo lo que le hemos dicho es verdad, no nos puede
asegurar nada. Intento nuevamente y de manera infructuosa comunicarme con mi
esposo. Sobre todo cuando su padre y abuelo llegan al hospital y preguntan por
él. Tengo que decirles una mentira blanca para no preocuparlos, gracias a Dios
me creen, o al menos no insisten en el asunto. Después de un rato se retiran
sin ver a mi amiga, ella no quiere que la vean así, con un ojo morado y tan
vulnerable, por lo que con otra mentira les digo que esta dormida.
- ¿Qué haces tú aquí? – después del agotador día que he tenido, esta
mujer a la ultima persona a quien quiero ver, o escuchar, ni hablar en este
caso.
- Hola Emily, buenas tardes ¿cómo
estás? – es mi respuesta, si un poco
sarcástica, pero que puedo decir no es mi mejor día.
- No estoy de humor para tus niñerías Tatiana por favor, me puedes
responder ¿es qué acaso le sucedió algo a mi Leo? – Cuestiona alarmada la
elegante Sra. Stone - ¿Por qué no me avisaste? no puedo creer que seas tan
desconsiderada.
- Leonardo está bien – al menos
eso espero – no estamos acá por él, así que puede estar tranquila.
- ¿Y entonces qué haces aquí? No es que sea el mejor lugar para tomarse
un café, querida – y aquí tenemos de regreso a la suegra, adiós mamá preocupada.
La verdad si estoy reacia a explicarles a los hombres D’Lucca la razón
del porque mi amiga termino internada en el Mercy, está mujer seria la ultima
persona a quien contárselo. Megan parece darse cuenta de mi duda y sale en mi
ayuda.
- Me esta acompañando a visitar a una amiga. Quizás si se detiene a
escuchar las respuestas de las preguntas que usted misma hace, en vez de armar
un drama en su cabeza, a lo mejor todo lo tuviera claro – responde con un todo
calmado, como cuando le explicas algo a un niño de cuatro años.
- ¿Eso es verdad, Tatiana y a fin de cuentas quién es esta – voltea a mirar a Megan de arriba abajo, como
estudiándola – amiga tuya?.
Megan la observa de la misma manera.
Y es cuando finalmente reacciono, ya se donde
he visto lo ojos de la pequeña O’Connor, son parecen a los de Emily Stone,
hasta podría decirse que son iguales, si no las conociera diría que
definitivamente estas dos mujeres son familia.
- Mucho gusto – dice mi amiga tendiéndole la mano a mi suegra – soy
Megan…- se ve interrumpida cuando otra elegante mujer, pero a leguas odiosa y
estirada, se acerca a decirle a Emily que ya es hora de irse. Gracias a Dios.
Con un suspiro de derrota me acerco a las sillas mas cercanas, estar con
esta mujer me agota hasta el cansancio. Megan esta sumamente sorprendida cuando
le confieso que Emily es en realidad la mama de Leo. La verdad hay días en que yo misma lo pongo en duda.
Mi teléfono suena desde el fondo de mi bolso, con la esperanza que sea mi
esposo lo atiendo.
- Hola.
- Buenas tardes Sra. D’Lucca es el oficial Larson…no le tengo buenas
noticias.