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miércoles, 15 de octubre de 2014

CAPITULO XVIII

                                                     
Otro capitulo del pasado que dice presente…


                                                                                     Aaron Foster
      

- ¿Qué demonios quieres, Foster? – le pregunta mi esposo al misterioso hombre que no deja de mirarme
- Por favor D’Lucca, ¿Qué maneras son esas de hablarle a un viejo amigo? –dice mientras niega con la cabeza, alarga su mano hacia mí – hola preciosa, soy Aaron Foster y estoy verdaderamente encantado de conocerte.

Ante este gesto Leo inmediatamente se levanta de su asiento, dejándome prácticamente detrás de el, impidiéndome así ningún contacto con este hombre.

- Ya veo, hoy nos levantamos posesivos, D’Lucca – afirma Aaron con una sonrisa petulante - ¿No te apetece compartir, como en los viejos tiempos?
¿Compartir? Que alguien me explique, porque siento que entré a una dimensión desconocida, sé demasiado bien que no tengo a un santo por esposo, y que ha tenido una vida sexual muy activa, pero por mas que lo intente, no puedo imaginarlo en un trío y muchos menos si hay otro hombre implicado, él no haría eso ¿O sí? A pesar de mi monólogo interno, decido dejar mi punto muy claro.

-Pues al menos yo no comparto cuando se refiere a mi esposo Sr. Foster – por su cara de asombro veo que lo he agarrado con la guardia baja, imito su gesto anterior y extiendo la mano hacia el – soy Tatiana D’Lucca, y en cuanto a conocerlo, no puedo decir que sea mi momento favorito del día.

- Te lo voy a preguntar una vez más Aaron, ¿Qué demonios quieres? – Alza la voz Leonardo tomándome por la cintura – ya saludaste, si sólo era eso puedes irte por donde llegaste. Estás interrumpiendo y ciertamente no eres bienvenido.
- Nunca pensé que vería el día que el gran Leonardo Arturo D’Lucca  fuera domesticado – se burla mientras se levanta de mi silla – ya nos veremos de nuevo, preciosa – dice guiñándome un ojo girándose para irse con una sonrisa perversa en su cara.

A Leo no le gusta el pequeño gesto juguetón de su amigo e intenta ir tras él, pero lo tomo del brazo para impedírselo. Lo que menos quiero es un espectáculo, además que amo la comida de este lugar, no estoy para peleas de gallitos. Yo tengo hambre.

- No vale la pena, amor. Mejor terminemos nuestra cena. Me he portado bien así que creo que merezco el premio que me prometieron – hago el intento por olvidar, al menos de momento, este mal rato. Ya luego me explicará eso de compartir, eso es seguro.
- Tienes razón, como siempre – dice Leo aun con una sonrisa demasiado fingida, la cual decido obviar, por ahora – pidamos la cuenta y vamos a bailar nena.

Salimos del restaurante directo a Fontainebleau Liv, un lugar excelente que fusiona el atractivo de un lounge súper exclusivo con un club nocturno de alta energía. Cuenta con más de 18,000 pies cuadrados de un espectacular diseño arquitectónico y lujosa decoración, donde los DJ exponen todos los estilos de música, desde rock a hip hop o house. Ofrece un trato ultra VIP pues cuentan con seis palcos privados, cada uno con servicios de bebidas europeas, minibar.  El diseño voyeurista del club nocturno permite ver todo el lugar desde casi todos los ángulos, mientras atrevidos espectáculos calientan la noche con los bailarines más sexy de los escenarios locales.     



Aunque el lugar esta muy de moda y hay una larga cola para ingresar al local, gracias a nuestros pases VIP entramos sin ningún retraso. Como es de esperar esta abarrotado de gente que quiere disfrutar la noche, y todo lo que ello implica. Ciertamente nuestro ánimo no es el más adecuado, en realidad creo que no es buena idea haber venido. No sé quien es ese Aaron Foster, pero ya lo detesto por el simple hecho de haber puesto a Leonardo en el estado sombrío que se encuentra. El recorrido desde Il Gabianno hasta acá, aunque muy corto, lo hicimos en el  mismo  sepulcral silencio que nos acompaña hasta uno de los palcos privados. Casi prefiero estar con el resto de las personas y el bullicio que tiene formado.



Después de sentarnos y que Leonardo pidiera algo para beber, me disculpo para ir al sanitario. Quizás necesita unos segundos solo para dejar ir lo que sea que lo esté molestando. Al cabo de unos veinte minutos, en los cuales no hice más que estar sentada en una de las bellas y exclusivas butacas que están en la entrada de los baños decido regresar. Descubro que mi marido no se encuentra en la estancia, pero si nuestras bebidas. Suspiro y tomo mi margarita intentando no hacer erupción en este instante. No pasan cinco minutos y Leo entra, pero acompañado, por dos hermosas mujeres muy bien arregladas, en realidad son casi media docena, y únicamente conozco a dos de ellas. Cynthia y su compañera del trabajo Cristina.

Resulta que mi querida amiga salió a una noche de chicas, sin invitarme, cuándo se lo reclamo, se excusa diciéndome que ahora soy una señora, aun no decido si tomar eso como un insulto, mas tarde lo pensaré. Leo pide bebidas apara todas. Se sienta a mi lado pasando su brazo por mis hombros, acercándome a el.

- Hola – dice en mi oído.
- Creí que me habías abandonado – respondo en su lugar
- Vi a Miller abajo, entre la multitud, pensé te gustaría saludarla.
- Siempre es bueno verla.
  
Continuamos en silencio, a pesar de que las chicas tienen su fiesta armada a solo unos pasos de donde estamos sentados, nuestros ánimos están por el piso todavía.

- Lo lamento -  expone dándome un beso en la sien
- ¿Por qué exactamente?
- Por lo que sea que te tiene molesta – yo sencillamente resoplo por lo que mi esposo me mira levantando una ceja.
- ¿Volvimos a la adolescencia? Si te disculpas al menos debes saber la razón, no lo hagas por contentarme, las cosas no funcionan así Leonardo.
 - Lamento ser un idiota –
- Eso está mejor, aunque no eres un idiota, sólo estas actuando como uno.
 - Siento haber arruinado la cita nena, prometo recompensarte con otra – se excusa mientras me sienta en su regazo.
- La noche aún no termina, por lo que tienes la oportunidad de mejorarla y volver a dónde estábamos cuando nos interrumpieron – expreso melosa, aunque lo que menos quiero es recordar al extraño amigo de mi esposo, quiero terminar de pasarla bien.
- Esa es la segunda mejor cosa que he escuchado esta noche – dice muy pegado a mis labios, rozándolos con su lengua.
- ¿Cuál. es. la. primera? –pregunto entre besos.
- Escucharte decir que no me compartes, pues tampoco lo hago, menos cuando se trata de ti. Tú eres solo mía, de nadie más.

No puedo decir una palabra después de eso, pues sus labios devoran los míos, poseyéndolos, dejando claro a quien le pertenecen. Nuestras manos recorren el cuerpo del otro, como si no pudiéramos tener suficiente. Me aprieta por la cintura, pegándome aun más a él, si es que eso es posible. Nos encontramos en nuestra burbuja personal, donde nos olvidamos de todo lo que nos rodea, hasta que una familiar voz nos hace regresar a la  realidad.

- ¡Por Dios, búsquense una habitación! – Nos grita Cynthia sentándose a nuestro lado – acaso no saben que es mala educación comer delante de los pobres. ¿Leo de verdad estas seguro no tienes un medio hermano por allí, en algún lugar? A estas alturas hasta con una media hermana me conformo. – expone dramáticamente.
- ¿Tiempo de sequía Miller? – acusa divertido mi esposo
- LEO – lo reprendo, pero estos dos solo se ríen.
- OH, no tienes una idea. Creo que he gastado la mitad de las reservas de baterías de la Florida con mi amigo…
- ¡Por Dios, Cynthia Carolina! – le riño, esta mujer definitivamente no tiene filtros al momento de hablar.
- Ya pareces mi madre, Tati. Para ser una mujer casada, sigues siendo demasiado mojigata, o es que este hombrecito de acá – dice mi amiga señalando a Leonardo que no para de reírse -  es puro cuerpo de infarto, voz sexy, pero a la hora de té, no sabe cómo usarlo, eso sería una verdadera lástima. – razona afligida

Mi grito ahogado y las carcajadas de Leonardo se confunden, como es de esperar Cynthia se una a mi esposo para burlarse de mí, así es siempre que estamos los tres juntos. Por más que hago lo posible por no unirme a ellos, fracaso estrepitosamente, y terminamos casi llorando de la risa.

- Miller, puedo asegurarte sin temor a equivocarme, que he aprendido algún que otro truco por el camino. Y nunca he tenido quejas de mi esposa- explica aún entre risas.
- Eso es verdad, aunque no quiero ni pensar de dónde o con quién obtuvo la experiencia, debo decir que soy más que feliz de ser yo quien la disfrute – si no puedes contra el enemigo, úneteles. ¿Verdad?
 - ¡Así se habla pequeña! – Me premia mi amiga – y por favor no me vuelvas a llamar Carolina, aunque amo a mi madre, no me gusta mucho llamarme como ella, al menos es el segundo nombre.
- Me gusta Carolina…creo que ahora te llamare así en vez de Miller, es mas personal. – se burla Leonardo levantando sus cejas juguetón.
- Ni se te ocurra, D’Lucca – amenaza – por cierto, mis padres llegan el lunes y me preguntaron si podían reunirse un día con nosotros para almorzar o cenar, lo que mas les convenga.
- Seguro, ya cuadraremos algo – respondo inmediatamente, miro a Leo quien afirma con la cabeza dándole respaldo a mis palabras.


                                                                                   Carolina y Robert Miller

Carolina y Robert Miller son dos personas maravillosas. Tan cariñosos y espontáneos como lo es su alocada hija. No han perdido las ganas de vivir ni su alegría a pesar de la más dura prueba que les ha puesto la vida.  Robbie el hermano mayor de Cynthia, murió en Afganistán, o al menos esa es la historia oficial, es un tema que en realidad nunca estuvo muy claro, en lo que a mí respecta.

Robert Jr. se enlistó con apenas diecisiete años después de rogarle y suplicarle a sus padres lo autorizaran a ingresar al ejército de los Estados Unidos, por mas que intentaron persuadirlo para que al menos esperara un poco para que cumpliera su mayoría de edad, no hubo fuerza en el mundo que lograra hacerlo cambiar de opinión. De hecho cualquiera que lo conoció puede afirmar, que definitivamente nació para eso.  Entró a las Fuerzas de Operaciones Especiales, más específicamente en la Unidad de Misiones Especiales formando parte del 1° Destacamento-Delta Operacional de Fuerzas Armadas (SFOD-D) o “Fuerza Delta” como normalmente es conocido, fue tan bueno en lo suyo que a la edad de veintiocho años contaba con el rango de Mayor, categoría que normalmente conseguirías con al menos unos catorce años en el ejército, a él solo le bastaron once. A su favor tenia el manejo de tres idiomas además del inglés, hablaba, escribía y entendía muy bien el español, alemán y francés. Siempre tuvo muy buena resistencia física, su inteligencia y capacidad para  analizar cada situación jugaron un papel primordial en su meteórico ascenso.

Recién había sido promovido cuándo tuvo que participar en la “Operación Libertad Duradera” en el territorio afgano. El 7 de Octubre del año 2001 se registraron los primeros ataques aéreos en la capital Kabul (Afganistán) varias unidades de la CIA, Fuerzas de Operaciones Especiales del Ejército y otras unidades del Mando de Operaciones Especiales unieron fuerzas para entrar en Afganistán e iniciar las operaciones de combate. El objetivo de la invasión era encontrar a Osama bin Laden y otros dirigentes de AL Qaeda, y derrocar el Emirato Islámico de Afganistán. Todo esto en respuesta a los atentados sobre el suelo norteamericano del 11 de Septiembre de ese mismo año, donde murieron al menos 2992 personas y unas 24 desaparecidas.(1)

Fueron años difíciles para toda la familia, pues aunque entendían el patriotismo de su hijo, del cual, aún y con todo lo que ha sucedido, están súper orgullosos, como padres siempre los cimbraba el temor de perderlo a causa de la guerra que allá de estaba desarrollando. Todo estaba bien hasta agosto del 2006 cuando unos oficiales se presentaron en la puerta de la familia Miller con la triste noticia de la muerte y desaparición de Robert Jr. Miller. Todavía todos lloramos su pérdida.

-Ey —chasquea mi amiga los dedos frente a mi rostro—, creo que te quedaste dormida con los ojos abiertos – reclama Cynthia trayéndome al presente.
- No, sólo estaba pensando, y recordando – mi amiga me da un beso en la mejilla y se dirige hacia el animado grupo de chicas con llegó.

Después de bailar un buen rato y unos tragos más, decidimos dar por terminada nuestra cita. Leo les ofrece el palco VIP pues las chicas aseguran que la noche es joven, aunque prácticamente está por amanecer, y el club no tardará en cerrar, así que por lo visto deberán continuar su fiesta en otro lado. 

La tensión que se había instalado en el ambiente desde la inesperada visita en el restaurante ha desaparecido por completo, ahora solo estamos deseosos de llegar a nuestro hogar y de esa manera continuar con nuestra pequeña fiesta privada.

Me giro extrañada cuando me doy cuenta que no vamos en dirección hacia nuestro apartamento, sino que mas bien nos dirigimos a la playa. Al llegar Leonardo estaciona el auto, se acerca a mi puerta y me invita a que lo acompañe, lo que gustosamente hago sin siquiera preguntar. Decido quitarme los tacones, y caminar descalza por la arena, mi esposo imita mi gesto, se quita sus zapatos y los calcetines. Caminamos tomados de la mano, por una hermosa playa desierta, el horizonte se colma de los vivaces colores naranjas que nos muestran un hermoso amanecer. Leo se coloca a mi espalda, rodeándome con sus brazos.




- Esta es la paz que siento cuado estoy a tu lado, Tati – susurra en mi oído – quiero que nunca dudes del amor que siento por ti, pues va mas allá de aquel sol que esta ascendiendo en el horizonte.
- Te amo de igual forma y medida, jamás podría dudar se este sentimiento que hay entre nosotros. Me haces inmensamente feliz, aunque de ratos me provoque lanzarte un zapato, o lo que sea que tenga a mano, quiero que tampoco pongas en duda que eres y siempre serás el amor de mi vida.  
Y sin lugar a dudas esa afirmación es cierta, sale desde lo más profundo de mi corazón.
~~~
El domingo pasamos la mayor parte del día durmiendo y descansando. El nonno Angelo nos visita con la excusa de alimentarnos, nos ha traído prácticamente el menú completo de nuestro restaurante chino favorito, aunque a él no le agrada mucho ese tipo de comida, hace lo que sea por complacernos. Después de rogarle de mil y un maneras posibles que nos acompañe a comer, acepta con al condición de irse apenas terminemos, quiere darnos nuestro “espacio”. Abuelito alcahueta, por eso lo amo tanto.

Recibo una llamada desde mi adorada Venezuela, mi abuela me cuenta prácticamente lo ha hecho desde la última vez que hablamos, lo cual gracias al cielo fue hace cinco días, sino de seguro estaría al teléfono mínimo hasta el martes de la semana siguiente.  Me da una noticia tan maravillosa que olvido por un momento, que nuestra vecina de toda la vida,  tuvo que sacrificar casi todas las gallinas de su patio pues estaban enfermas con no sé cual enfermedad, y que ahora hay plumas por doquier, esos son los detalles que no me importaría pederme en las conversaciones con mi abue.

Resulta que Valeria quién estaba esperando respuesta para hacer una pasantía aquí en Miami, no quiso darnos ningún detalle. A pesar que Leonardo le ofreció podía hablar con algunos amigos, ella quería lograrlo sola. Y pues lo consiguió. En un mes aproximadamente estará viajando para instalarse, pues el curso comienza en sesenta días.  Brinco y grito de la emoción, a pesar que somos muy distintas amo a Val con todo mi corazón y me alegra mucho tenerla cerca.  Cuelgo con mi abuela para llamarla directamente, no le va a gustar mucho que a Aurora se la haya escapado la información, estoy segura que quería avisarme ella misma. Le marco inmediatamente.

- Ya veo que la abuela no puedo cerrar el pico – es su saludo
- Valeria, no te expreses así de ella, en realidad simplemente se le escapó – intento defender a mi abue, aunque la verdad estaba muerta por decírmelo, pero que puedo hacer esa viejita es mi debilidad.
- Sí, sí, sí, y resulta que por tener mas de seis meses de abstinencia te convierte en virgen nuevamente ¡puros cuentos! – Dice entre risas – pues ya estas enterada hermanita, ya pronto me tendrán por allá, estoy tan feliz
- Estoy orgullosa de ti Val, lo conseguiste por tus propios meritos. Recuerda que el apartamento…
- Ya les dije que no pienso quedarme con ustedes, por Dios están recién casados y deben estar haciéndolo como conejos.
- VALERIA- le riño
- ¿Qué? – Finge estar sorprendida por mi grito–. Al menos es lo que yo haría, en fin. Ya encontré un lugar, voy a compartirlo con una compañera del curso, aunque no la conozco personalmente, hemos hablado y chateado unas cuantas veces, parece buena chica.  Viene de Italia, así que quizás logre aprender un poco de italiano.

Pasamos unos treinta minutos mas haciendo planes para cuando venga, hablando de todo y de nada. La pongo al día con lo ocurrido en la inauguración del restaurante del chef Owen y mi malvada hermana no para de reír. Dice que no puede esperar y conocer a Kate, y darle algunas ideas para vengarse de su hermana. Leo va a poner el grito al cielo. Nos despedimos prometiendo hablar la próxima semana.

Decidimos acostarnos temprano pues esta semana hay bastante trabajo, mientras estoy dejando la cafetera preparada para el día siguiente, le cuento a Leonardo las nuevas noticias. Se alegra mucho por Val y decide enviarle un mensaje de whats app para felicitarla, y por supuesto reclamarle el hecho que prefiera vivir con una desconocida que con nosotros. Le explico que no pierda el tiempo, no hay manera que la haga cambiar de idea a una tozuda como lo es Valeria. Mi sorpresa es mayor cuando Leo me dice que ha hecho un trato con mi hermana, y al menos un o dos fines de semana al mes vendrá a quedarse con nosotros.  Definitivo, este hombre le vendería shampoo hasta a un calvo.

El lunes pasa volando, en la oficina la tensión solo aumenta, al igual que los rumores de venta de la compañía. Muchos están nerviosos porque temen perder sus empleos. Pero nadie aclara, no niegan ni confirman nada, por lo que las especulaciones crecen con el pasar de las horas.

 En la tarde nos llaman para auditar a un complejo inmobiliario, por lo que llego súper tarde al apartamento y muerta del cansancio. Saludo a Leo que esta en su oficina terminando unos pendientes. Como se hacia tarde cené con mis compañeros del trabajo, le pregunto por su comida, me explica que él se preparó un sándwich. Me disculpo y prometo hacer lo posible de no volver a faltar a la comida, menos cuando en todo el día no hemos logrado vernos. Me pide no me preocupe.

Subo y voy directo a darme un baño, muero por mi cama. Estoy saliendo del vestidor cuando veo a Leo que esta esperándome, se ha quitado la camisa, solo lleva el pantalón de la pijama dejando su perfecto torso al descubierto, a verlo todo el cansancio del día se desvanece como por arte de magia.

Sin darme cuenta me encuentro desnuda debajo del sexy cuerpo de mi esposo, su boca esta sobre la mía, devorándome, recorriendo mi cuerpo con su lengua, como una deliciosa tortura, haciéndome olvidar las preocupaciones y el mundo exterior. Dejando sólo este amor y la necesidad de estar juntos. Hacemos el amor, pausado, aprovechando cada caricia, reafirmando con nuestro cuerpo lo que nuestros corazones sienten.



El martes se va igual de rápido entre trabajo y estrés por aún no tener noticias de lo que en realidad está ocurriendo con la compañía. Hoy si logro salir temprano, además que debo hacerlo, pues nos vamos a reunir a cenar con los padres de Cynthia. Así que debo apresurarme si quiero llegar a tiempo, quiero pasar por el apartamento para poder cambiarme.

Estoy casi lista cuando escucho a Leo entrar a la habitación. Me da un beso y pasa rápidamente a asearse y cambiarse, en menos de veinte minutos estamos saliendo por la puerta rumbo al  hotel donde se hospedan los Miller, que no es más que The Ritz-Carlton en Key Biscayne.



Llegamos y subimos directo al PH que normalmente habitan cuando vienen de visita, por supuesto mi amiga esta en brazos de su padre quien la mima como si fuera una niña de cinco años, es la consentida del Sr. Miller, y cómo no. Después de saludar con un abrazo a la Sra. Miller, me acerco al hombre que aun esta con su hijita en brazos.



- A ver Cynthia, suelta a este maravilloso hombre – digo mientras la empujo a un lado – que es mi turno de apapachos.
- Tú tienes tu hombre allí de pie para que te consienta, no te robes al mío – finge estar molesta aunque la sonrisa en su cara la delata.
- Deja los celos y ven acá flaca, deja que tu viejo le de algo de cariño a Tati – dice Leo tomándola del brazo – mientras yo te doy algo del mío, que hay bastante para las dos.
- Vaya esa es una oferta que hay que pensar, pues te explico D’Lucca – dice una muy seria Cynthia – no soy una chica fácil de convencer. Por muy necesitada que pueda estar – dice muy bajito por lo que su padre no logra escucharla.

Luego de la pequeña disputa por el cariño del patriarca Miller, donde ambas salimos beneficiadas, pasamos directo al comedor. Donde disfrutamos una rica cena en familia, así es como Robert y Carolina nos hacen sentir en todo momento. Como es de esperarse los hombres comienzan hablar de negocios, economía y política, a lo que Cynthia y yo ponemos los ojos en blanco, si no miré mal, creo que hasta la Sra. Miller lo hace. Como la verdad lo que menos queremos es pasar el tiempo entre aburridos temas, al menos de momento, decidimos irnos al salón y así conversar más a gusto. Las mujeres Miller se emocionan mucho cuando les doy la noticia de la pronta mudanza de mi hermana, por su puesto mi parrandera amiga dice que debemos prepararle una súper fiesta de bienvenida. Conociendo a Val, estoy seguro le encantará. Ya planearemos algo para recibir por todo lo alto a la pequeña de la casa en la soleada Miami.

La noche termina sin siquiera darnos cuenta, es que cuando se esta pasándola tan bien el tiempo vuela. Nos despedimos de la familia Miller, pues como sus padres solo estarán dos días más, mi amiga decide quedarse a dormir con ellos. Entres besos, abrazos y promesas de un próximo encuentro nos dirigimos a nuestro apartamento.

El viernes llega, y con ello la tarde de chicas que tenemos planeada, con la excusa de la bienvenida a Megan. A las seis de la tarde estoy entrando puntualmente a Clevelander, lugar donde decimos iniciar la fiesta, palabras de Kate. Al entrar veo a la rubia O’Conner haciéndome señas. Después de saludarnos, conversamos de todo de cosas sin mucha importancia, la ciudad, clima, bebidas, ropa, y en todo ese rato no puedo dejar de pensar lo mismo que el día que la conocí, esos ojos me son tan familiares, ahora que le detallo mas puede notar algunos gestos que estoy segura he visto en alguien mas. Pero no puedo pensar mas en eso pues llegan Cynthia y Kate para completar el mágico cuarteto de hoy.



Luego de unas cuatro horas, una rica cena, y mas bebidas de las que deberíamos haber ingerido, Kate propone lleguemos hasta Mango’s Tropical Café, así podemos bailar un rato y sudar algo del licor que hemos tenido. Además asegura hoy habrán algunos shows muy divertidos. Sin pensarlo mucho, cancelamos la cuenta y como nos queda cerca optamos por irnos caminando. El lugar está empezando a llenarse y hay una buena cantidad de personas esperando para poder ingresar, pero como es de esperar Cynthia “conoce a alguien” que nos dejará entrar sin hacer cola. Aunque en estos momentos se lo agradezco, pues no me apetece mucho tener que hacer una larga fila.


Vamos directo a la barra para pedir la primera ronda de cócteles, brindamos y enseguida nos dirigimos a la pista. Después de bailar unas cuantas canciones como cuatro colegialas, ya cansadas y sedientas volvemos para rellenar nuestras copas, el bartender nos atiende de inmediato ganándose risas y guiños de mi coqueta amiga Cynthia. No puedo negarlo la mayoría de ellos aquí son muy sexys. Como si me estuvieran escuchando tres de ellos se suben a la barra e inician un sensual baile, ganándose los gritos y aplausos de las féminas del publico, de seguro a la parte masculina le tocara el suyo en breve, pues las chicas que atienden aquí son famosas por sus bailes.



Estamos buscando una mesa donde podamos descansar y reponer algo de nuestras fuerzas, cuando la persona que menos esperé encontrarme de nuevo, y menos sin haber escuchado la versión de mi esposo, esta justo en frente de nosotras.

- Sabía qué volveríamos a encontrarnos, Tatiana – la voz Aaron me sorprende, este hombre me trata como si fuéramos dos amigos que llevan tiempo sin verse.
- Sr. Foster – no quiero darle pie a confianzas, así que mientras más formal sea el trato mejor. Él sonríe ante mi saludo, pero no capta mi indirecta, pues de inmediato se presenta con mis amigas, sin darme chance de decir nada más.
- Señoritas, soy Aaron Foster, podríamos decir que soy un viejo amigo de Leonardo, y hace solo unos días nos reencontramos y tuve el placer de conocer a su bella esposa – suelta su discurso sin dejar de mirarme de una manera que me hace sentir incómoda. Le da un beso a cada una de las chicas y cuando se acerca a mí, soy salvada por mi celular que ha decidido este maravilloso momento para vibrar.

Me disculpo para atender, y quien mas podía ser que mi adorado esposo, que sin saberlo me ha rescatado. Me pregunta como estamos y en dónde, luego de decirle el lugar, quiere saber si estoy bien para manejar o necesita que nos recoja para dejarnos a todas a salvo en nuestros respectivos hogares. Le pido nos de unos cuarenta y cinco minutos, y al menos puede pasar por mí.

Las chicas están sentadas en una mesa, gracias a Dios solas, por lo que inmediatamente me relajo. Les explico de la llamada, Kate esta de acuerdo en terminar la jornada, pero Megan y Cynthia deciden quedarse un poco más.

Estamos en la última ronda, en lo que a mí respecta, cuando me llega un mensaje de Leo para decirme que esta justo en la entrada del local esperándonos. Nos despedimos de nuestras amigas, pidiéndoles por favor se cuiden y no beban de más.

Tal como prometió, Leonardo se encarga de llevar a Kate, y luego vamos directo al apartamento. Ni cuenta me doy que hemos llegado, hasta que siento unos familiares brazos deslizarse por debajo de mis rodillas, no pongo resistencia alguna y dejo que mi esposo me lleve cargada. Me vuelvo a dormir. Cuando nuevamente abro los ojos ya estoy acostada en mi cama, por lo que sin pensar si en quitarme maquillaje o quitarme la ropa caigo de nuevo en los brazos de Morfeo.

Me despierto sobresaltada cuando escucho el teléfono sonar, intento levantarme pero todo me da vueltas, Leo me da un beso en la cabeza y se levanta a atender. A lo lejos escucho parte de la conversación.
- Si, soy Leonardo D’Lucca, su esposo. Ella no puede atenderla está indispuesta – hace una pausa en la que asumo escucha lo que la otra persona tiene qué decirle – Sí, por supuesto que la conozco. ¿En dónde está? - Luego de otra pausa donde escucha atentamente lo que le están diciendo, responde  - De inmediato salimos para allá.






(1)         Datos tomados de http://es.wikipedia.org/wiki/Atentados_del_11_de_septiembre_de_2001

2 comentarios:

  1. ese tipi foster me gusta meno que el natre jajajjaja espero que esa llamada no sea nada tan malo
    o que le aya pasado algo a las chicas en la noche omg ojala no sea eso me gusto mucho y claro
    quiero mas un beso

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  2. Rosita....que te puedo decir, Aaron Foster viene a dar algunos problemas, cual tornado azotando todo a su paso....pero cual es la razón para eso? que hay en el pasado que lo une a Leo ....vamos a descubrirlo
    Gracias por siempre estar allí.....no sabes lo que significa para mi...besitos

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