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miércoles, 19 de febrero de 2014

COMUNICADO!!!!!!



Amig@s y querid@s lector@s hoy miércoles 19 de febrero corresponde subir el capitulo XI de la historia de Leonardo Tatiana. Me apena informarles que no podre hacerlo. ¿Las razones? Muchos sabrán la situación que estamos viviendo en Venezuela; no he tenido ni el animo, ni las ganas y mucho menos la inspiración para terminar el capitulo. Me tomo muy en serio el blog no quiero publicar algo que no sea digno de ustedes, es lo menos que se merecen por apoyarme y estar allí para mi...


Prometo sacar las fuerzas y si soy sinceras las ganas para terminarlo, puesto que en este momento solo pienso en mi país, en mi amada Venezuela. 


Agradezco la comprensión y espero seguir contando con su apoyo, se que hay lectores de muchas partes que tienen un corazón noble y se han solidarizado con nosotros. GRACIAS!!!


A tod@s les envío un fuerte abrazo....


Besos :)

  

miércoles, 12 de febrero de 2014

Capitulo X


                                                      
Una chica totalmente diferente…

Estoy un poco ansiosa, no sé que nos espera el día de hoy, aunque anoche me pareció buena idea, hoy no estoy muy  segura de ello. Me levanto muy temprano, preparo la bañera, me sumerjo en ella a ver si el agua tibia lava mis dudas y relaja mis nervios. Estoy con los ojos cerrados, perdida en mis pensamientos, cuando siento unas manos que tiernamente masajean mis hombros. No abro los ojos sólo suspiro en agradecimiento.

- Buenos días nena.

- Hola amor.

- Extrañe tenerte en mis brazos cuando desperté – dice Leo muy pegado a mi oído

- No podía dormir, como era muy temprano me levante, no quise despertarte – me excuso

- ¿Tu intranquilidad tiene algo que ver con los planes de hoy? – Sólo asiento – no tienes porque, como te lo mencione anoche, Kate es diferente…dale una oportunidad, si te sientes incomoda en algún momento del día, podemos excusarnos de alguna manera y volver, o simplemente decir que queremos tiempo a solas, lo entenderán.

 - Lo sé, es que…no puedo evitarlo – dudo si mencionarlo, al final lo hago – es su hermana Leo, entiendes porque me encuentro en esta disyuntiva.

 - Lo comprendo Tati, te lo repito, no quiero que nada te moleste así que mejor rehagamos los planes.

Estoy tentada a tomarle la palabra, hacer otra cosa. Pero por otro lado no puedo dejar de sentir cierta curiosidad por conocer mas a esta chica, desde que la vi por primera vez sentí un tipo de conexión. Sus ojos me brindan confianza, por otro lado debo dejar de lado mis temores y tanta incertidumbre…por lo que tomo una decisión.

- No te preocupes corazón, ven y báñate conmigo – me arrimo hacia delante para hacerle un espacio en la tina – que hoy tenemos una jornada prometedora por delante – me giro para besarlo y así comenzar este bello día de la mejor manera, en los brazos de mi esposo.

Nos vestimos entre juegos y arrumacos. Me decido por un fresco vestido coral, sujetado al cuello, de esta manera puedo usar mi traje de baño por debajo del mismo. Mi guapo marido se ve espectacular, adoro cuando luce ropa casual, se le ve relajado y sin preocupaciones en su franela blanca, pantalón caqui completando su atuendo con una gorra negra.




Salimos tomados de la mano en dirección al comedor, para tomar el desayuno con nuestros nuevos compañeros. Llegamos al salón y enseguida escuchamos nuestros nombres de boca de Kate que nos señala con la mano que nos acerquemos. 

Al llegar a la mesa donde se encuentran, rápidamente se levantan para darnos la bienvenida. James saluda a Leonardo con un apretón de mano pero mi sorpresa es que cuando Kate me da un beso y un pequeño abrazo. Creo que nota mi asombro porque sonríe y se encoge de hombros, acto seguido saluda de la misma manera a mi esposo.

Nos sentamos, comenzamos una amena charla, en primer momento sobre lo que comeremos, para luego hacer ciertos planes para el día paseando por las Islas Vírgenes. Desayunamos en un ambiente cada vez mas cómodo, entiendo lo que me dijo Leo, esta chica es súper sencilla, natural. No hay mas que ver su manera de vestir, habla mucho de su personalidad libre, espontánea. Lleva un short de jeans, una franela de rayas blancas y rojas. James por su parte va con pantalones cortos y camiseta.

    


Terminamos de comer, salimos dispuestos pasarla bien. Recorremos algunas tiendas, para luego pasar el día en la playa. En el camino Leonardo y James se detienen en una tienda deportiva. Nosotras decidimos acercarnos a un pequeño local que se encuentra a unos pocos metros para buscar unas bebidas que refresquen el calor que esta haciendo.

Al llegar al lugar vamos directamente a una mesa que se encuentra de costado, donde tenemos una hermosa vista, ya que estamos cerca del puerto, podemos ver el mar y la playa. Una chica se aproxima para tomar nuestros pedidos, como es temprano decido tomar una naranjada, con mucho hielo, a lo que Kate se suma, alegando que ya instalados en la playa podríamos beber algo un poco mas fuerte, con  fuerte se refiere algo con alcohol. La mesera se retira a buscar nuestras bebidas, dejándonos en un incomodo silencio, ninguna de las dos sabe que decir, así pasamos unos minutos hasta que ella decide romperlo.

- Me imagino que conoces a mi hermana – pregunta cautelosa

- Si – digo con un gran suspiro

- Lo lamento.

- ¿Y eso por qué? – pregunto intrigada por su disculpa

- Sé como es Kathleen y lo posesiva que puede llegara a ser cuando…- puedo ver por su gesto que esta buscando la manera mas dulce de decir sus siguientes palabras – cuando se encapricha con algo…o alguien.

 - La verdad conozco esa faceta de ella, si te soy sincera no me agrada en lo mas mínimo.

 - Puedo decirte que a mi tampoco.

Las dos reímos por el comentario, la pared de hielo que se había instalado entre las dos está empezando a derretirse. Llegan nuestros jugos y continuamos conversando. Ella me cuenta un poco de su vida desde que se fue de su casa, y porque tomo esa decisión.

Resulta que se enamoró de su esposo hace una década cuando lo conoció, dice que fue para ambos amor a primera vista, cuando apenas tenía veinte anos. A su familia no le hizo mucha gracia, pues en aquel entonces James era un simple estudiante de cocina que soñaba en convertirse en Chef, abrir restaurantes alrededor del mundo. No tenía dinero, y ya por eso no era bien visto en la sociedad en que normalmente sus padres se desenvuelven, le prohibieron que saliera con él, pero ella hizo caso omiso.
Mantuvo en secreto su relación por casi dos años, hasta que su hermana los descubrió, pese a sus ruegos y súplicas, los delató con sus padres. Al día siguiente se fue de su casa. A los meses se casó con Jamie, como cariñosamente le llama. Por eso están haciendo el crucero, celebrando su octavo aniversario.

- Pues felicidades entonces – le digo levantando el jugo, chocando los vasos

- ¡Gracias! Somos muy felices, no me arrepiento de nada…- expresa, aunque no se si lo hace para mi, o para ella misma.

Enseguida regresan los chicos riendo, conversando, pero sin bolsa alguna que confirme sus compras.

- Todo este rato y salen sin nada. Luego somos nosotras las mujeres las indecisas – bromeo -

- Ustedes no sólo son indecisas – Leo se acerca y me da un pequeño beso - tardan una eternidad en cualquier tienda,  al final salen con las manos vacías – levanto una ceja sarcásticamente, e indico sus manos vacías – a diferencia de nosotros que somos mas inteligentes y prácticos – manifiesta con una sonrisa socarrona

- ¿Según tú por qué son mas inteligentes? - contraataco

- Pues esposa mía, por la sencilla razón que todo lo que compramos va bien empaquetado rumbo a nuestros respectivos camarotes. Aquí estamos nosotros disfrutando, relajados y con las manos libres apara ocuparlas en otras cosas – responde coquetamente.

Me abraza puesto que me he puesto roja cual tomate, le doy un manotón. Al final todos reímos. James llama a la chica para que los atienda. Piden dos cervezas. A ellos les vale que sea temprano para beber licor.

Terminamos las bebidas y nos encaminamos a la playa, ya es poco más de mediodía. Así que iremos directo a un restaurante que le recomendaron al Sr. Owen. Resulta que James se convirtió en un famoso Chef que cuenta con hasta el momento cinco restaurantes en diferentes ciudades. Dentro de un mes aproximadamente abrirá la tercera sucursal en la ciudad de Miami. Por lo que estarán allí una temporada, puedo observar que Katherine no esta muy a gusto con la idea, supongo que su familia viva en el mismo código postal no le causa mucha emoción.

Puedo decir que la entiendo, y más cuando nos cuenta que desde que se fue no ha vuelto a tener contacto con ninguno de ellos, su abuela paterna trató de convencerla de regresar, para resolver las cosas conversando como adultos. A las semanas falleció, ella hizo lo que le había pedido; pero no sirvió de nada, la despreciaron por preferir a un “estudiante pobretón” como lo catalogo Kathleen antes que a su familia. Nadie quiso escucharla, así que después de despedirse de abuela, se largó sin mirar atrás.

¡Vaya! La verdad cuando supe quien era Kate nunca habría imaginado lo que tuvo que pasar de mano de su propia familia, ellos que debieron estar a su lado y apoyarla, sólo lo hicieron más difícil. No se podía esperar menos de su hermana, la verdad que esa mujer es arrogante a mas no poder, no se toca el corazón ni porque sea su propia sangre. Lo que te espera Tati…

Llegamos al mencionado lugar, es hermoso. Cuenta con unas mesas con vista al mar, todo es muy colorido, con toques marinos. James se acerca a la barra, conversa con uno de los jóvenes, el cual hace un movimiento con su cabeza, se dirige al fondo del local. En no menos de cinco minutos sale un hombre vestido de blanco completamente, con un pequeño gorro y secándose las manos con un paño, camina directamente en nuestra dirección. Saluda a James con un fuerte apretón de mano. Es el dueño y chef del local, se llama Peter Sullivan. Se presenta con todos, nos da la bienvenida, nos lleva a un reservado. Apenas estamos sentados se acerca el mismo chico del bar con una bandeja llena de bebidas.

- ¡Brindemos por el comienzo de una bonita amistad! – propone James levantando su vaso -

- ¡Salud! – respondemos al unísono.

- Tienen que venir a la inauguración del restaurante, al llegar al barco busco los detalles para dárselos. ¡No pueden faltar! – dice Katherine

- Nos encantaría, danos la fecha del evento, si no tenemos otro compromiso asistiremos – responde Leo, y se que lo hace para no comprometernos sin antes conversarlo en privado. Estas aprendiendo Sr. D’Lucca.

- No se preocupen, allí estaremos, así tengamos que cambiar nuestros planes - le guiño un ojo a mi esposo - ¡Cuenten con nosotros!

- ¡Perfecto! – expresa nuestro nuevo amigo el Sr. Owen.

Continuamos conversando, decidiendo que vamos a almorzar. El camarero se acerca a tomar nuestras ordenes, rápidamente se acerca el Sr. Peter ofreciendo encargarse de la selección, quiere deleitarnos con algo especial. James nos ve como preguntando si estamos de acuerdo. Kate dice si sin dudarlo, Leonardo me pregunta, dudo por un momento pero al final acepto. Que tan malo puede ser. Los dos chef se dirigen a la cocina, pues como buenos apasionados de la comida, quieren intercambiar opiniones. Kate se disculpa para ir al sanitario, ofrezco acompañarla, pero se niega.

- No te preocupes Tatiana, ya vuelvo. Además no puedes dejar solo a tu esposito – se va guiñándome un ojo en complicidad e indicándome un grupo de mujeres que están mirando en nuestra dirección. ¡Esta chica en definitiva me cae muy bien!

- Parece estarla pasando muy bien Sra. D’Lucca -

- A tu lado siempre estoy a gusto y me divierto – respondo con sinceridad

- Me alegra escuchar eso, pero sabes a lo que me refiero nena.

- Usted tenía razón Sr. D’Lucca, Kate es una persona divertida. Y James es encantador, se ve que se aman. Es una lástima que tuvieran que pasar por todo eso con la familia de ella – me quejo

- Estoy de acuerdo contigo amor, pero todo eso valió la pena. Míralos son felices a pesar de todos – toma mi mano para depositar un pequeño beso – y si les preguntas, de seguro no les importará pasar todo eso por estar juntos.

- Eso no puedes afirmarlo Leo, no lo sabes, se ve que no es fácil para ella volver a Miami, se nota en su mirada cuando mencionan la ciudad.

- Se porque lo digo princesa – afirma muy seguro de sus palabras

Me lo quedo mirando, con una expresión que dice habla de una vez y cuéntame lo que sabes Leonardo. Él se ríe y niega con la cabeza. Pero dejo mi mirada fija en su rostro, a ver si de esa manera me cuenta. Soy curiosa ¿qué puedo decir?

- Tu ganas nena – me da un beso en los labios – mientras hicimos las compras James me contó lo difícil que fueron las cosas en un principio. Pero que desde que conoció a Katherine se enamoró de ella, cuando todo explotó con su familia no lo pensó dos veces para casarse. Trabajó como loco, para demostrarle a ella, no a la familia, que no se arrepentiría de haberlo elegido y aceptado. Le costó llegar a donde esta ahora, pero valió la pena cada sacrificio.

 - Me alegro que así haya sido, a pesar del tiempo que llevan juntos y todo lo que han pasado se nota el amor que se tienen – asevero – pero va a ser difícil volver al lugar donde está su familia, quienes le dieron la espalda.

- Si nena, James me comento que lo hablaron. Incluso él le ofreció quedarse en Italia, donde han estado viviendo los últimos meses. Que podían viajar constantemente para verse. Pero ella no aceptó su propuesta, dijo que ya ha huido lo suficiente.

- Es muy valiente – expreso.

Me quedo pensando por un momento que lo que Kathleen me ha hecho no se compara en lo mas mínimo con lo que le hizo padecer a su hermana, al fin y al cabo sólo soy una mujer que se interpuso entre ella y el hombre que quiere…mejor dicho el hombre que desea, porque si de algo estoy segura, es que eso no es amor. Por lo que de ahora en adelante no pienso darle el gusto a esa mujer, lucharé con uñas y dientes por defender lo nuestro de ella y de quien pretenda separarnos. Sonrío ante esta afirmación mientras bebo un sorbo de mi bebida.

- ¿Qué estas tramando Tati? – Pregunta mi amado esposo con su singular gesto de preocupación – estas sumida en tus pensamientos, con la sonrisa que tiene el gato que se comió al ratón. Me empiezas a asustar

- Jaja, sólo estoy disfrutando la jornada – me defiendo – y de ésta rica bebida – levanto mi vaso y bebo otro poco.

Nuestros acompañantes regresan a la mesa, por lo que nuestra conversación termina, al menos por ahora, porque Leo me mira y niega con la cabeza. Me acerco a él para darle un pequeño beso. Me toma del brazo para que no me separe

- Esto no ha terminado nena – susurra en mi oído para luego morderme el lóbulo, lo que enseguida me hace estremecer.

Almorzamos en un ambiente lleno de risas, anécdotas de nuestra adolescencia, planes a futuro y algunas otras cosas. Al terminar hubo una pequeña discusión entre James y Leonardo sobre quien pagaría la comida. Kate y yo solamente nos reíamos porque conociéndolos de aquí no saldríamos en un buen rato. Lo mejor de todo fue ver acercarse al Sr. Sullivan para informarnos que todo lo que consumimos corre por cuenta de la casa. La carcajada que soltamos tanto Katherine como yo al verle la cara a nuestros respectivos esposos debe haberse escuchado hasta el barco. No podíamos parar de reír. Peter nos miraba sin entender que pasaba así que decidí sacarlo de su duda.

- Estos dos – expongo mientras señalo a unos muy serios Sres. D’Lucca y Owen – estaban en plena discusión de quien debía pagar y porque, hasta que llegaste y la concluiste de la mejor manera – explico para seguir riendo

- De haberlo sabido, hubiera tardado un poco mas en venir – dice Peter uniéndose a nuestra risa, bajo la seria mirada de Leonardo Y James.

Salimos del local, vamos directo a uno de los lugares que ofrecen servicio a orilla de la playa. Leo habla con uno de los encargados para solicitarles que nos acomoden cuatro sillas reclinables con sombrillas. Además que como parte del paquete del crucero, nos traen unas hermosas toallas súper suaves, así como las primeras bebidas gratis.

Decido usar mi cámara para tomar algunas fotos como recuerdo, casi no lo he hecho, sólo unas que nos tomaron en la cena de bienvenida, otras que saqué en la habitación. El paisaje es sumamente hermoso, así que empiezo por allí, me levanto con aparato en mano dispuesta a plasmar la naturaleza que tenemos alrededor, cuando siento que unas manos conocidas se aferran a mi cintura.



- ¿A dónde crees que vas? – pregunta Leonardo con esa voz ronquita que hace que me derrita en segundos.

Incapaz de responderle pues las palabras no encuentran su camino a mi boca únicamente atino a levantar la cámara agitándola delante de nosotros como respuesta. Siento su respiración en mi cuello, cierro los ojos para disfrutar las sensaciones del momento. Lentamente mi querido esposo, con una de sus manos me quita el artefacto de las manos, mientras que con la otra me mantiene pegada a su cuerpo.

- En estos momentos en lo único en lo que pienso es irnos de regreso al barco – me sorprendo al escuchar mis palabras pues no tenia intenciones de decirlas en voz alta

- Y yo, muero por hacerte el amor de mil maneras diferentes. Desde que te pusiste este diminuto traje de baño temprano, sólo pienso en arrancártelo, hacerte mía – dice y me gira para estar de frente.

No lo pienso dos veces, lo beso. En realidad lo devoro, mis labios recorren los suyos como si estuvieran desesperados, mi lengua los acaricia mientras que la suya sale al encuentro, para recorrer mi boca con frenesí. Me sujeto de su cuello para acercarlo aun más a mí. Me aferra a su lado, puedo sentir como su deseo va creciendo debajo de su cintura. Pronto me doy cuenta del lugar donde estamos, por lo que separo ligeramente mis labios de los suyos, pero sin alejar nuestros cuerpos jadeantes. Nuestras miradas se encuentran, ambas llenas de deseo, pasión, lujuria.

- Te amo tanto nena, tanto – dice Leo aun con la respiración entrecortada.

- Yo también te amo nene

Así nos quedamos unos minutos…o segundos ¡la verdad no lo sé! A su lado pierdo la noción del tiempo y del espacio. Todo lo demás desaparece, sólo estamos nosotros y este sentimiento que cada día crece más.

- Quiero tomarte unas – pide Leonardo levantando la cámara que ahora esta en sus manos.

- Solamente si luego dejas que yo te tome unas a ti – le propongo.




Suspira, afirma con la cabeza. Así que nos soltamos para poder hacer las fotografías. Sacamos unas del paisaje, la playa, la gente, los locales al fondo, de nuestros amigos que no dudaron en posar. Les hicimos unas abrazados, sonriendo, con caras tristes, sacando la lengua, ella en su regazo, y en cualquier postura que se les ocurre, son un  par de locos, tal para cual. Por supuesto mi esposo me tomo cualquier cantidad a mi, de pie, sentada, de espalda, acostada…aunque debo admitir que también aprovecho y lo capturo de muchas maneras.




- Bien ahora ustedes dos, yo me ocupo de hacerles unas juntos – dice Kate mientras quita el aparato de mis manos y se dispone a fotografiarnos.

Le solicitamos al encargado de atendernos nos tome algunas a los cuatro. Por increíble que parezca, también pido me tomen una donde sólo salimos Kate y yo.

Regresamos al barco, súper cansados. No paramos en todo el día. Tiendas, bebidas, playa. La verdad la pasamos genial, por lo que hicimos planes para el día siguiente. Esta noche dudo nos veamos, por lo que quedamos en desayunar juntos de nuevo antes de salir. Pero esta vez en al suite de los esposos Owen. Nos despedimos, ya de camino a nuestro camarote en el ascensor, me apoyo en el pecho de mi esposo. Él no tarda en llevarme en brazos hasta depositarme nuestra cama. Se acerca al vestidor para tomar una de mis pijamas. Cuando regresa se detiene abruptamente mientras que su mirada se torna lujuriosa al verme completamente desnuda, sentada en el borde de la cama.

- Estoy cansada, pero no lo suficiente como para que no termines lo que iniciaste en la playa – dijo mientras camino en su dirección – además hay unas cosas que me prometiste y que debes cumplir.

Sin decir mas, suelta lo que lleva en la mano, camina en mi encuentro mientras se va quitando la ropa. Me toma de la cintura, haciendo que enrosque mis piernas a su alrededor. Cuando nos acercamos a la cama, me lanza juguetonamente en ella. Se posa sobre mí, llevando mis manos encima de cabeza, sujetándome con una mano. Con la otra roza sutilmente mi cuerpo. Sus labios recorren el camino de piel que sus mimos encendieron.

Esa noche voy al cielo y de regreso. De la única manera posible, en lo brazos y bajo las expertas caricias que mi amado Sr. D’Lucca profesa por todo mi cuerpo, hasta fundirnos en uno solo.

El sexto día del crucero lo pasamos en St. Johns. Desayunamos en el camarote de nuestros amigos, pasamos un rato agradable, para disfrutar el resto de la jornada haciendo distintas actividades, queremos aprovechar al máximo. Disfrutamos de la magnifica historia colonial de Antigua. Un recorrido histórico y paisajístico en el que la Isla nos brinda la oportunidad de ser testigos de la arquitectura colonial interesante, unas vistas impresionantes y vibrante elegancia de estilo caribeño.

Luego tomamos el autobús desde el muelle hasta Fort James Beach, donde nos dan una pequeña charla y nos asignan caballos para dar un paseo a lo largo de las hermosas playas, a pesar de las constantes quejas de Leonardo y James, que se opusieron a más no poder, no por el excursión como tal, sino del viaje en bus.

Finalizamos el día haciendo un poco de Kayak, esta vez a pesar de las protestas de Kate y mías, nos da algo de temor. Al final terminamos cediendo. El viaje de treinta minutos en un coche con vistas panorámicas desde el puerto, hasta el lugar donde nos espera una lancha para llevarnos a una laguna escondida. Allí nos dan las instrucciones, para emprender el sendero en kayak a través de de un callejón de manglares entre pequeñas islas, siempre con nuestros guías presentes. Volvemos a abordar una lancha unos veinte minutos hasta la Isla Gran Pájaro. Donde una senda nos conduce hasta la cima para ver aves nativas y un asombroso paisaje de playa. Al descender exploramos un poco, para luego refrescarnos en las aguas poco profundas y cristalinas.

Nos acercamos a un arrecife de coral, donde bajo el cuidado de los expertos hacemos un poco de snorkeling. Para regresar a una hermosa casa residencial, donde los anfitriones nos invitan a relajarnos en uno hermosos jardines disfrutando unos ricos bocadillos y distintos ponches.

Cansados hasta no poder mover ni un solo músculo, retornamos al barco, pues debemos reponer algo de energía para asistir a la cena con nuestro anfitrión el Cap. Meyers. A penas ponemos un pie dentro del camarote, voy corriendo para lanzarme en la cama, dejando detrás a  Leo riendo por mi actitud infantil.

- Estoy demasiado agotada, me duele hasta respirar – me quejo

- La verdad yo también estoy molido – siento como se hunde la cama bajo su peso, me retira el cabello de la cara para poder verme – ¿Estás disfrutando la luna de miel nena?

No necesito abrir los ojos para darme cuenta de la preocupación que refleja Leo en su pregunta, por lo que reúno las últimas gotas de fuerza que me quedan para voltearme y levantarme apoyándome en mis codos.

- No podría estar más contenta aunque me lo propusiera – contesto sinceramente – durante el día me consientes en todo, conocemos hermosos lugares, nos involucramos en actividades que jamás creí seria capaz, conocemos gente maravillosa – me levanto para sentarme a horcajadas sobre él – y por las noches me complaces hasta hacerme la mujer mas feliz del universo, siento que estoy en el paraíso.

Me acerco a sus labios para darle un beso suave, demostrándole que no debe preocuparse por nada. Me corresponde de la misma manera, pausado, sin segundas intensiones, únicamente para sentirnos. Aun encima de el se arrastra hasta que estamos acostados, él en la cama y yo sobre su pecho, así sin mas nos quedamos dormidos.

Me despierto, estiro mi mano buscando su calor, pero no esta a mi lado. Sin moverme si quiera, con la voz ronca por el sueño lo llamo

- Leonardo Arturo ¿En dónde estas? – Grito – ¡ven aquí por favor!

Escucho antes de verlo como viene corriendo hasta llegar a mi lado.

- ¿Tatiana estás bien? – Pregunta alarmado - ¿nena qué pasa? – repite cuando no encuentra respuesta de mi parte.

- Nada – digo – desperté, no estabas a mi lado, no tengo la fuerza suficiente para levantarme, así que me pregunté que rápido vendrías si te llamaba – escucho como suspira frustrado, abro lentamente un ojo para observar que no esta muy contento con mi manera de hacerlo venir a mi – además te extraño, quiero que estés aquí a mi lado – expongo velozmente.

En un fluido movimiento Leo está sobre mí, cada parte de su cuerpo toca el mío, me siento abrazada por él.

- Eres una manipuladora nena, te voy a hacer pagar el susto que me has dado, casi me mato corriendo hasta acá para descubrir que mi querida esposa sólo esta jugando conmigo.

Debo admitir que pague gustosa mi deuda, tanto en la cama como en la ducha. Estoy ansiosa por adquirir una nuevamente, si es así como tengo que saldar.

Después del acalorado baño, nos vestimos para bajar al comedor. Donde nos esperan para cenar. Vamos en el ascensor rememorando las aventuras de nuestra jornada de hoy, tomados de la mano. Soy inmensamente feliz.

Cenamos rodeados de personas muy gratas, a las que nuestro anfitrión nos presenta, refiriéndose a nosotros como personas muy importantes para él, gesto que acrecemos de corazón, en los poco días le he tomado mucho cariño a Nic. Se parece mucho al abuelo D’Lucca, entiendo porque son tan amigos. Danzamos un poco al ritmo de una hermosa balada, cuando siento que me tocan el hombro. Son Kate y James. Continuamos abrazados hasta que colocan música mas movida y hacemos cambio de parejas. Estamos entretenidos bailando, cantando, riendo. Ni cuenta nos damos que ya es pasada la media noche. Y si queremos levantarnos mañana, lo mejor es que vayamos a descansar. Quedamos nuevamente de acuerdo para vernos al día siguiente y desayunar esta vez en nuestro cuarto.

Llegamos al camarote, nos cambiamos de ropa, me quito el maquillaje, nos lavamos los dientes. Tan pronto nos acostamos caemos rendidos en un relajante sueño. Dormimos de un tiro toda la noche, creo que ni siquiera cambio de posición. Al ver el reloj salto alarmada de la cama, faltan quince para las siete, que es la hora que quedamos para desayunar.

Mi esposo se sienta en la cama a observar muerto de risa como corro hacia el baño.

- Date prisa Leo, ya van a llegar – le grito metiéndome en la ducha
- Nena relájate, en menos de cinco minutos estoy listo, no tengo porque correr cual maratonista.

Claro, él simplemente tiene que vestirse y ya, no necesita mucho esfuerzo para verse espectacular. Así es con la mayoría de los hombres, en cambio nosotras, aunque no sea una gran pinta siempre tendemos a tardarnos, bien sea seleccionando que ponernos, luego con que accesorios, zapatos, carteras…un sin fin de cosas. Que complicado es ser mujer.

Salgo de la regadera, tomo una toalla, camino directo al vestidor para escoger mi atuendo. Mientras Leo está aseándose, veo que ya ha sacado su ropa, la misma esta sobre la cama. En tiempo record estamos listos, o mejor dicho estoy lista puntualmente a las siete, pues mi sobrado esposo esta tranquilo tomando un café y mirando las noticias en la TV. Escuchamos que tocan la puerta, Leo me hace señas que el se encarga.

Me sorprendo al llegar al salón, pues no son las personas a quienes estamos esperando, y por la cara que tienen puedo decir que no traen buenas noticias…




Gracias a mi manito correctora….Susana Mohel

viernes, 7 de febrero de 2014

Premio Dardos


Premio Dardos

Muchas  gracias Marissa Cazpri que a través del blog (http://marissacazpri.blogspot.com.es)  por concederle a la historia de Leonardo y Tatiana este reconocimiento. Es un honor y me hace mucha ilusión.




¿Qué es el Premio Dardos?

El origen del premio es aún desconocido, sin embargo se han rastreado las primeras menciones en Portugal y Brasil. El premio es otorgado en reconocimiento a valores personales, culturales, éticos y literarios que son transmitidos de una forma creativa y original mediante la escritura. La insignia fue creada con el afán de promover la hermandad entre bloggers, mostrar cariño y gratitud por añadir valor a nuestra querida blogsfera.

Normas del Premio Dardos

1.   Incluir foto del premio.
2.   Mencionar y linkear al blog que te otorga el premio.
3.   Entregar el galardón  a 15 blogs, reconocedores del reconocimiento.



Por su talento, dedicación y amor por lo que escriben, mi reconocimiento es para los siguientes blogs, para que continúen enamorándonos con sus historias:


























miércoles, 5 de febrero de 2014

Capitulo IX


                                                      
La primera impresión…


Regresamos al barco, vamos directo a nuestro camarote. Estamos subiendo en el ascensor, me apoyo en Leo, cierro los ojos momentáneamente, no estoy segura si me dormí unos segundos o es el movimiento del ascensor, las bebidas o que se yo, pero siento que el piso se me mueve y si no es porque mi esposo me tiene agarrada por la cintura, en estos momentos estaría tirada en el suelo.

- ¿Nena, estás bien? – pregunta Leo con preocupación

- Eso creo – respondo aun confundida, pasándome las manos por la cara – la verdad no sé qué me pasó

- Ven aquí nena…

Leonardo me toma en brazos el resto del trayecto en el elevador, la verdad estoy tan cansada que no me opongo, ni cuando en otro piso se suben otras personas. La verdad no me importa, únicamente quiero llegar a nuestra habitación, así que me acomodo el pecho de mi marido y me impregno de su olor.

Llegamos a nuestro cuarto, Leo me deposita son sutileza en la grandiosa cama, se acerca al vestidor, toma una de mis pijamas, se acerca a mi y con cariño comienza a desvestirme. En su acto no hay nada erótico, sólo es un tierno hombre ayudando a su cansada esposa. Con cuidado me quita el vestido, seguido por el minúsculo traje de baño. Al quedar completamente desnuda, noto que sus ojos me hacen un escaneo completo, me mira con lujuria y ternura a la vez, suspira me da un beso en la cabeza mientras continua con su trabajo. Toma la hermosa bata rosada, la pasa por mi cabeza y brazos, al bajarla mi cuerpo, la seda se pega a mi piel haciéndome estremecer.

Leo se aleja en dirección al baño, mi mirada lo sigue a cada paso que da, sin perderme detalle alguno de lo hace. Luego de unos minutos regresa a mi lado con unos botes en sus manos. Con sumo cuidado toma unas toallitas y me quita el poco maquillaje que llevo, acto seguido me unta una de las  humectantes que normalmente me coloco antes de dormir. Mi esposo es tan tierno y protector que no puedo evitar maravillarme, está tan concentrado en su labor que no se da cuenta que lo estoy observando. Delicadamente me quita las joyas, las coloca en la mesita de noche, se acerca a mi cabello y como si fuera una pequeña niña lo peina con delicadeza, cuando esta satisfecho con su trabajo, me da un beso en la frente.

- Ahora si estas lista, a dormir nena.

No digo nada, ni me muevo. Le devuelvo la mirada con amor, devoción, gratitud y deseo, a pesar de lo cansada que estoy, quiero dormir si, pero antes…

- Te amo – le confieso

- Lo sé nena, yo también

- Lo sé – me burlo- ¿Leo?

- Dime amor…

- ¿Puedo pedirte algo? – Me mira extrañado pero asiente en respuesta – Hazme el amor – digo a la vez que me quito el batín…




Despierto en mi lugar favorito, los brazos de mi amado esposo. Ambos estamos desnudos, mi cabeza en su pecho, sus manos rodeando mi cintura. Llevo una de mis manos a mi boca recordando la noche anterior. Tal como se lo pedí, me hizo el amor, lentamente, disfrutando cada beso, cada caricia, demostrándome con su cuerpo lo mucho que me ama. Cada vez con él ha sido maravillosa, pero anoche sentí algo mas, no fueron sólo dos cuerpos unidos por el placer, sino dos almas encontrándose, fundiéndose en una sola. Aun estoy sumida en mis pensamientos, con los ojos cerrados, rememorando cada segundo vivido, cuando me susurran con esa voz ronca que tanto amo.

- Buenos días princesa, ¿puedo saber en qué o quién piensas?

- En ti Leo, siempre en ti – respondo sinceramente mientras me giro para quedar de frente y poder mirarle esos hermosos ojos que me hechizan

- Te amo tanto nena, ¡no puedes imaginarte cuanto! – me dice y mi corazón palpita de felicidad – no se si te merezco o no – intento hablar pero me lo impide posando sus dedos en mis labios- te juro que estoy haciendo mi mayor esfuerzo, pero…

Se queda callado, los dos estamos en silencio mirándonos a los ojos, acerca su frente a la mía, cierra los ojos y lo escucho suspirar.

- ¿Pero? – Lo aliento para que continúe

- Pero no se si será suficiente – dice después de unos segundos – se que mi pasado tarde o temprano vendrá a pedirme cuentas, que aún sin proponérmelo le he hecho daño a muchas mujeres, y eso no se olvida ni se perdona así de fácil; se que tú no lo haces.

- Amor no te juzgo. No tengo nada porque disculparte. Eso forma parte de tu pasado. Eso fue antes de nuestra historia.

- Que siempre estará presente entre nosotros. De una u otra manera – explica preocupado

- No si se lo impedimos, hay que dejar todo eso atrás, vivir el presente, si queremos tener un futuro – no se si se lo digo a él o a mi misma.

Nuevamente estamos en silencio, cada quien sumido en sus pensamientos, dudas y miedos. Cuando lo conocí sabía en que me estaba metiendo, me enamore de él a pesar de su fama de mujeriego, aunque debo ser sincera, realmente no me ha dado motivos para desconfiar, siempre han sido mis propias inseguridades y…ahora lo entiendo todo. Soy yo la que siempre le recuerda sus andanzas, claro que encontrarme algunas de sus amigas de cama de vez en cuando no es que ayude mucho no. Pero ahora más que nunca sé que debo cambiar, dejar atrás mis temores.

- Hace unos días me fije un propósito – rompo el silencio- me prometí a mi misma que debía cambiar, dejar de lado mis dudas, se que me amas de la misma manera que yo lo hago, así que si quiero que lo nuestro funcione, debo dejar de temer que me vas a dejar por la primera mujer que te pase por delante, sino nunca tendremos oportunidad de ser felices.

- Nena, te amo con todo mi corazón, sé que lo sabes – tiernamente me toma la cara entre sus manos – entiendo que sientas desconfianza, pero a ti y solo a ti es a quien quiero a mi lado. Es contigo con quien deseo hacer el amor, en un futuro formar una familia y envejecer juntos. Sólo tú le das sentido a mi vida. Quiero que antes de dudar, o simplemente cuando sientas miedo lo hables conmigo antes que tu cabecita comience a ver fantasmas donde no los hay. Juntos lo resolveremos. ¿Lo prometes?

- Prometido - afirmo

Permanecemos un rato abrazados, besándonos, riendo y disfrutando el poder estar juntos. Nos levantamos para darnos una ducha y alistarnos para el paseo que planificamos. Hoy anclaremos en las Islas Vírgenes, a pesar que no estaba segura si podría levantarme después del día de ayer. La verdad dormir en los brazos de Leo me vigoriza, después de nuestra charla, sólo quiero disfrutar cada segundo de estos veintiún días junto a mi esposo, bien sea dentro o fuera del barco, en la habitación o donde quiera, siempre que estemos juntos.

El día transcurre demasiado rápido. Leo decide que nos lo tomemos un poco mas relajado que ayer porque sino,  terminaré tan exhausta como anoche. Además hoy hay una cena tipo coctel a la que nuevamente hemos sido invitados por el Capitán Meyers. Paseamos un poco, y el resto del día lo pasamos en la playa, tomando un poco de sol, bajo el constante cuidado de mi gruñón, al que no le gusto mucho mi traje de baño, pues según él es demasiado revelador.

- Pues eso debiste pensarlo antes, yo no hice mis maletas – le recuerdo – el bikini es hermoso y es nuevo, así que no lo he escogido yo

- Si Tati, eso no lo discuto, lo que no sabia en el momento que me lo mostraron, es que no te taparía casi nada.

- No seas exagerado Leo – río ante su cara de consternación – además aquí hay mujeres con cosas mas chiquititas que ésta.

- Por mi las demás pueden ir desnudas,  ¡me importa un pepino!

Me río por su comentario, pero al levantar la cara veo que esta apretando la mandíbula, realmente se ha molestado. Dispuesta a que se le pase el absurdo enfado, me levanto de mi tumbona, me siento en su regazo para darle un beso de esos que hacen que pierdas la respiración y desees tener cerca una cama. Él me lo devuelve con el mismo ímpetu. Jadeantes me separo sólo unos milímetros de su boca para poder hablarle

- ¿Crees que ahora si tengan claro que soy propiedad privada? ¿Que únicamente tengo ojos para ti?… ¿que soy y seré siempre tuya?

Leonardo asiente, me da un casto beso, con un gesto de la cabeza me señala mi silla.

- Puedes seguir tomando el sol nena

- No recuerdo haberte pedido permiso, no creo que necesite hacerlo ¿o si? – pretendo sonar molesta

- De igual manera te lo estoy dando – dice a la vez que me da una pequeña nalgada.

Me acuesto sin dejar de mirarlo tratando de contener mi risa por su gesto, hasta que noto como se acomoda su entrepierna y suelto una sonora carcajada. Leo me mira mas serio todavía, pero yo solo puedo seguir riendo, él finalmente se une a mi risa.

- Eres imposible nena.

- Con razón me bajaste tan rápido de tus piernas, ya decía yo – cierro los ojos para seguir disfrutando del sol

- Si te dejo un segundo mas, ya estaríamos de camino al barco, llevas todo el día mostrándome tu hermoso cuerpo bronceado, en ese trocito de tela que tú llamas traje de baño. Me he aguantado, vienes y me das ese beso, nena que no soy de hierro- dice muy bajito cerca de mi oído, es más un susurro

Abro los ojos, allí lo tengo tan cerca que nuestras narices se rozan, puedo sentir su aliento en mi cara y cierta sensación muy conocida se aloja en mi cuerpo. Sus ojos irradian deseo. Me levanto lentamente ante la atenta mirada de mi esposo. En silencio me coloco el vestido, meto las cosas en nuestro bolso, le tomo la mano y me dirijo al barco. Nos espera una cama.

Apenas atravesamos la puerta del camarote ya tenemos las manos de uno encima del otro, quitándonos todo aquello que se interponga entre nosotros. Me besa con posesión, lleva mis manos a su cuello, me levanta, hace que  enrosque mis piernas en su cintura. Sin preámbulos entra en mí con un certero movimiento, gimo en su boca ante la intromisión. Continúa caminando hasta que nos acerca a la pared para encontrar apoyo. Me hace suya de una manera feroz, pero sin hacerme daño, es diferente a nuestras anteriores veces, pero igualmente gratificante, es sexo ardiente y lujurioso, pero lleno de amor. Disfruto cada estocada, cada caricia…y entre jadeos alcanzamos el clímax. Aun dentro de mí, se sienta en una de los sillones que tenemos cerca. Me besa tiernamente.

- Discúlpame nena, no me pude contener, ¿Estas bien? – puedo notar la preocupación en su voz

- Ha sido asombroso – le explico con una sonrisa de satisfacción plasmada en mi cara - es algo nuevo, pero lo he disfrutado.

- ¿De verdad estas bien Tati?

- Si amor, de verdad. ¿Por qué estas tan inquieto?

Se levanta con cuidado, me toma de la cintura para poder caminar conmigo a cuestas. Se dirige al baño. Me posa en el tope del lavamanos. Toma una toalla, en silencio me limpia y hace los mismo con el. Ni un momento me mira a la cara, pero estoy segura que su cara es el reflejo de la preocupación. De nuevo me toma en brazos, me sienta en la cama, me da un beso en la frente y se regresa al baño.

Permanezco pasmada en mi sitio, sin saber que decir o hacer, no entiendo el cambio de humor. Oigo que abre la regadera, me quedo esperando venga por mi para ducharnos, pasan los minutos y nada. Escucho como cierra el agua, por lo que asumo que ya se bañó. Como para afirmar mis sospechas, la puerta se abre sale Leo con una toalla enrollada en su cintura, unas gotas caen de su cabello mojado. Me ve, niega con la cabeza pero no me dice nada, se va directo al vestidor.

Después de unos minutos, sale ya vestido con un pantalón y camisa blanca, pero su semblante no ha cambiado, así como no lo he hecho yo de lugar, he estado aquí por al menos unos veinte minutos.



- ¿Tati por qué no te arreglas? Ya en un rato tenemos que bajar – pregunta sin siquiera mirarme.

No se que hacer. ¿Me arreglo o le pregunto qué le pasa? Ya me duele la cabeza de tanto pensar y darle vuelta a su actitud. Así que opto por la segunda opción. Me levanto tomo una bata y me la coloco, me dirijo al salón donde se encuentra mi enojado esposo. Me detengo a respirar un poco y de esa manera infundirme algo de valor.

- ¿Amor por favor podrías decirme qué te ocurre? – pregunto con cautela

- Nada Tatiana - responde sin siquiera voltear a mirarme

- ¿Y entonces a qué se debe tu cambio repentino de humor? – uso el mismo tono sereno de antes, dejo pasar su cortante manera de llamarme por mi nombre, cosa que normalmente no hace.

- No pasa nada – dice, se levanta y sale del salón. Sé que no quiere que me acerque a él.

- Hace tan solo unas horas dijiste cuanto me amas, haces que te prometa hablar contigo primero antes de hacer o pensar cualquier cosa, pues eso estoy haciendo. Ahora  eres tú el que no quiere hablar, antes que me digas que no pasa nada piensa que te conozco demasiado como para saber que cuando te enojas aprietas tanto la mandíbula que a veces me da miedo que se te vaya a romper, esquivas mi mirada pues temes que vea en tus ojos lo que tu alma refleja, no me hablas mas que con monosílabos o pequeñas frases, pues tu voz se torna mas ronca de lo habitual. No soy nena, amor o Tati….sólo Tatiana, a secas.

Estoy parada esperando que me diga algo o que tan sólo me mire, pero no lo hace, su mutismo es hermético. Suspiro frustrada, pero sobre todo dolida, me pide confíe en él, pero cuando es su turno, se cierra en bandas.

Aunque no tengo ningunas ganas de bajar a cenar, ya le dimos la palabra al Capitán, después de negarnos las veces anteriores no podemos quedarle mal. Por lo que me dirijo al baño, me ducho rápidamente. Me acerco al vestidor, busco algo que sirva para esta noche, porque sospecho será una larga velada. Opto por un vestido corto negro, sencillo cómodo y chic, además combina con mi actual estado de ánimo. Quizás debí buscar algo más colorido, a ver si me siento mejor…ya ni modo, no pienso cambiarme. Me acerco al espejo, velozmente me maquillo, dejo suelto mis cabellos y voy a la terraza donde se encuentra Leo.



- Cuando gustes podemos irnos – me giro para esperarlo dentro, pero siento su mano que suavemente me detiene

- Nena – su voz es apenas un murmuro, actuó mal y lo sabe.

- ¿Ahora si soy nena? Hace rato cuando trate de hablar contigo era simplemente Tatiana – increpo sin mirarlo, intento soltarme de su agarre pero sólo consigo que ahora me tome con las dos extremidades.

- Por favor Tati…

Ese tono de suplica, si a eso le sumas lo fría y temblorosas que están sus manos, hace que sin dudarlo voltee a mirarlo

- Se nos hace tarde, sabes que nos están esperando, no estoy molesta, solo confundida – suspiro – y algo dolida, me pides confianza, pero tú…

No puedo terminar de hablar pues sus labios se posan sobre los míos, sus manos viajan directamente a mi rostro, el cual sujeta con adoración, nos quedamos observándonos unos segundos hasta que me abraza fuertemente.

- Perdóname amor, por favor perdóname – me ruega – nunca debí dejarme llevar por el momento, tú mereces mas que eso…prometí tratarte como lo que eres, una reina mi reina.

- Y así lo has hecho desde el primer día que nos vimos Leo, siempre me haces sentir especial

- No nena, no todo el tiempo, hace rato no lo hice – refuta

Así que de esto se trata. Por eso esta de mal humor y se aleja de mi. No lo entiendo. Es verdad que nunca habíamos tenido ese tipo de sexo, pero de allí a ponerse de esa manera.

- ¿Leo, lo dices por lo que ocurrió temprano?

- Debí…

- Respóndeme por favor – ahora soy yo quien no lo dejo terminar

- Si Tati -

- Te voy a pedir por favor me expliques, porque te juro por mas que lo intento, no entiendo porque te pones así.

Pasan unos minutos, puedo ver que se debate internamente en si decírmelo o no, lo que hace que verdaderamente me preocupe, nunca había visto a Leo tan perturbado.

- Cuando entramos a la habitación, estaba ciego del deseo, te tome enseguida, sin preocuparme en como te sentías, o si te hacia daño por mi brusquedad, únicamente…yo sólo…pensé en mi, en satisfacerme…

- OK, esto no es lo que imagine dirías. Pero contrario a lo que crees, si pensaste en mí, pues a pesar que fue sorpresivo, fogoso, también fuiste delicado – me acerco para acortar la distancia que puso de por medio- tus besos fueron tiernos al igual que tus caricias. A lo mejor no te diste cuenta al momento, pero así fue. Luego te hiciste cargo de mí, como siempre - afirmo

En vista que no me dice nada, continuo a ver si de verdad me cree.

- Además, los dos lo disfrutamos, no soy de cristal Leo, no vas a romperme por tener un poco se sexo de alto voltaje – concluyo guiñándole un ojo, que lo hace sonreír, pero aun hay tristeza en su mirada

- Así me comportaba antes, cuando te conocí, cuando me enamore de ti, jure que más nunca seria egoísta en el sexo, que siempre habría caricias…

- Ey, mírame amor. No te atormentes, ¿por qué no me crees cuando te digo que lo disfrute? me gusto y de verdad espero que no sea la última vez que suceda. Siempre que de por medio haya amor, no me importa si es lento, rápido, audaz o como quieras. Siempre contigo.

- ¡Te amo nena!

- Y yo a ti. Pero mejor nos movemos, bajemos a cenar antes que el oficial mande por nosotros.

Bajamos y dejamos de lado este momento desagradable, y cuando digo desagradable me refiero a la manera de actuar de Leo después de, no durante.

Compartimos una rica cena, con una grata compañía, brindamos, bailamos, reímos. Parece que el tenso momento de unas horas atrás quedo engavetado, espero que para siempre.

Me levanto para dirigirme al tocador. Estoy  lavándome las manos, retocándome el labial cuando de una de las cabinas sale la misteriosa mujer de la playa. A través del espejo veo como me sonríe. Me quedo pasmada, no se porque me afecta de esta manera, pero siento que mis piernas no me sostienen así que busco apoyo con mis manos para no perder el equilibrio. Ella parece notarlo, se acerca a mí.


- ¿Te encuentras bien? – me pregunta con preocupación.

- Si – logro responder.

- ¿Segura? Estas muy pálida ¿quieres que llame a alguien?

- Segura, pero gracias igualmente – como dice mi abuela, la educación y las buenas costumbres por delante

Trato de recomponerme, me echo un poco de agua fría en la cara a ver si ayuda a calmarme, mi corazón se ha disparado y siento que en cualquier momento saldrá por mi boca. Sumida estoy en mis pensamientos hasta que su voz me trae de nuevo al presente.

- Que te mejores y que tenga buenas noches – se despide

- Buenas noches - que extraño momento.

Luego de unos minutos mas, en los que me quedo como ida frente al espejo, regreso a la mesa, antes que a Leo en un ataque de desesperación le de por entrar a buscarme por tardar tanto.

Salgo en dirección a mi lugar cuando nuevamente me quedo helada cual piedra de estatua de museo al ver de nuevo a esa mujer, pero ahora conversando con esposo. Sin darle a chance a que se vaya, apuro el paso hasta que me encuentro a su lado.

- Buenas noches – saludo como si nada

- Hola nena – dice Leo mientras me da un beso en la mejilla, punto para él

- ¿Hey, te encuentras mejor? - ¿es en serio? De todos los saludos ella escoge preguntarme eso, delante de Leonardo… ¡que mujercita!

- ¿Por qué lo dices? – cuestiona mi intrigado marido  mirándonos a ambas

- Es que justo antes de encontrarme contigo, me topé con ella en el baño, parece se mareó o algo así, estaba súper pálida Leo – que yo mato a esta rubia tonta, porque tiene que ser tan bocona.

- ¿Estás bien nena? – ahora su gesto es de total preocupación

- Si Leo, estoy bien. Quizás mucho sol, cansancio, me moví muy rápido…que se yo, no es nada, tranquilo.

- Mejor nos sentamos, déjame buscarte un poco de agua y algo dulce – se levanta sin dejarme protestar si quiera.

- Me cuenta Leo que están de Luna de miel, ¡Felicidades!

- Si, gracias – mi sonrisa en autentica, tan solo de pensar en él y ya estoy como una tonta, derretida hasta los huesos

- Estás muy enamorada – no es una pregunta, por lo que enseguida me pongo atenta – en realidad ambos lo están, se les nota.

- Así es, nos amamos con locura - ¿qué se trae entre manos esta mujer?

- Aquí tienes corazón – regresa Leo con un vaso de agua con hielo y galletas, me los entrega, prácticamente me obliga a comer y beber todo ante la divertida mirada de nuestra acompañante.

- ¿Nena de verdad estas bien o prefieres nos vayamos a la habitación? – mi esposo está realmente nervioso.

- Lo prometo, me siento bien – además que de aquí no pienso moverme hasta descubrir quien es esta mujer

- ¡Vaya si has cambiado Leonardo! Quien diría que te vería así, el Sr. D’Lucca totalmente enamorado- se mofa

- Pues si Kate, que puedo decirte, este es el ángel que me salvó, a quien amo mas que a mi propia vida – le dice sin dejar de mirarme, yo me pierdo en la inmensidad de sus hermosos ojos, casi olvido que mencionó su nombre…casi.

- No sabes cuanto me alegro, mereces ser feliz, siempre te lo dije…- hace una pausa como queriendo decir algo mas, lo duda por un instante, pero se calla.

- Gracias – sin soltar mi mano se acerca a ella y le da un beso en la mejilla, no se como reaccionar, ella parece sincera, y si hubiera algo entre ellos Leo no estaría tan cómodo y tranquilo conversando con las dos. ¡Estoy tan confundida!

- Te llevas a un gran hombre – ahora su discurso es para mi – espero lo hagas…que se hagan muy felices.

- Pero que descortés he sido – interrumpe Leo mi respuesta – Kate te presento a mi esposa, la Sra. Tatiana D’Lucca – puntualiza orgullosamente.

- Tatiana encantada de conocerte, muy lindo nombre – me da la mano, la cual no me queda más que aceptar

- Gracias…Kate – OK el nombre no me dice nada, aparentemente es simpática, ya se que no lo conozco de antes, pero hay algo familiar en ella.

- Katherine Rynolds, pero llámame Kate, todos mis amigos lo hacen

                                   Katherine Rynolds


Y acaba de aclarar mis dudas, esta mujer es familia de ella. Ahora que la detallo mejor entiendo porque se me hacía tan familiar, a pesar de que Kate no tiene ese aura dañina como la de…

- Bueno aunque en realidad es Katherine Owen – su enunciado me trae al aquí y ahora – que si James se entera les juro me mata, déjenme buscarlo ¿dónde demonios se habrá metido? Ya regreso y así se los presento, a lo mejor podemos cuadrar algo para mañana, si no tienen planes claro – dicho esto sale disparada escaneando el salón buscando a su esposo

- ¿Rynolds? – indago apenas quedamos solos

­- Su hermana mayor – confirma

Hago un gesto con mi cabeza entendiendo las preguntas y respuestas no formuladas. Al menos no completamente.

- ¿Por qué te sentiste mal en el baño? – dice al cabo de unos minutos

- Ya te lo dije amor, el cansancio, el sol, no lo sé.

- Tati – me reprende mientras niega con la cabeza

- ¿Qué? – intento hacerme la que no entiendo, aunque se que llevo las de perder en esto.

- Eres pésima mintiendo, lo sabes. Ahora dime ¿Fue por Kate? – OK estoy pillada, así que sólo asiento, Leo se queda sopesando mi muda contestación, puedo ver como su cabecita comienza a dar mil vueltas, hasta hacer click -Esa no fue la primera vez que la viste, en el baño me refiero – esta vez mi respuesta es un no gesticulado por mis labios - ¿Me vas a contar o debo preguntarte parte por parte?

- Ayer mientras recorríamos las playas de San Juan, te vi conversar con ella, quise preguntarte…pero pensé tu me lo comentarías, no fue así – me golpeo mentalmente, no quiero acusarlo y esto sonó justamente de esa manera

- Tienes razón debí mencionarlo, simplemente no le presté mucha atención, tenía casi ocho anos sin verla ni saber de ella.

- ¿Cómo, tanto tiempo? Pero siempre estuviste en contacto con su hermana y su familia – a este paso voy a tener unos morados mentales de tanto golpearme, lo que menos quiero es recordar ningún contacto de esa mujercita y mi esposo.

- Es algo difícil nena, Kate se fue hace años de su casa, su familia…

- Hasta que lo encontré – nos interrumpe Kate que viene de la mano de un hombre – les presento a James Owen, mi esposo.

                                 James y Kate Owen

Charlamos el resto de la noche con ellos, bebimos y por increíble que parezca, hicimos planes con ellos para el paseo del día siguiente en St Johns. Después de un rato ameno con la pareja, nos despedimos, quedando de encontrarnos temprano para desayunar antes de desembarcar, por lo que hoy tampoco dormiremos mucho, son casi las cuatro de la madrugada y bajaremos a las ocho. No ha amanecido y ya tengo sueño.

- No es tan desagradable – confieso mientras vamos en el ascensor

La risa de Leo inunda la cabina, niega con la cabeza, me abraza y me da un tierno beso en la cabeza.

- No tienes remedio nena.

- Es la verdad, no parece familia de…ella – otro golpe mental para mi por favor.

- No amor, Katherine es…Kate -  dice a modo de explicación -ya la conocerás mejor mañana, aunque pensé te opondrías o darías alguna excusa, jamás creí que fueras tú quien aceptara la invitación.

- Lo sé, simplemente fue un acto reflejo, algo espontáneo, como te dije no parece ser desagradable – sólo espero no arrepentirme de esa decisión.



“Dos cabecitas piensan mas que una, cuatro ojitos ven mas que dos  y veinte deditos son mejor que diez”
Susana Mohel gracias por ser parte de esto…


Gracias también a cada una de las personas que visitan el blog y que semana a semana siguen la historia de Leonardo y Tatiana