Vaya trío que se formó…
Las cosas van mejorando, ya el abuelo tiene un par de semanas en casa,
todo parece indicar que su estadía en el hospital no dejó secuela alguna que
lamentar, únicamente el mal humor del
nonno quien se ha visto obligado sí o sí a guardar reposo. No es como si
tuviera alguna otra opción de todas formas, él esta rabiando como muchachito
chiquito, pero de nada valen sus protestas, es lo que toca y punto.
En el apartamento estamos haciendo unas mínimas remodelaciones, cambiando
algunos muebles, todo a ritmo acelerado pues ya en cuestión de cinco o seis
días, se va a llevar a cabo la cena de bienvenida al capitán Meyers y a los
esposos Owen a quienes también extendimos la invitación. Cynthia esta deseosa
de finalmente conocer a Kate, aunque le he repetido infinidad de veces que es
una buena chica, ella aún tiene sus dudas.
Las cosas entre Leo y yo van de mil maravillas, gracias al cielo no nos
hemos topado nuevamente con la insufrible de Kathleen. Las relaciones con mi suegra
están igual, a penas si intercambiamos alguna que otra palabra de cordialidad,
pero al menos sus comentarios sarcásticos y ácidos no han aparecido en el
ambiente, y eso ya es ganancia. Entre
Leo y su madre… es difícil de explicar, aun no logran limar todas las asperezas
cada quien se mantiene firme en su postura y no quieren dar su brazo a torcer.
Cuando mi suegro hablo conmigo, me pidió estuviera tranquila, que ellos
encontraran la manera de solventarlo, además me comunico que apoyaba a
Leonardo, pero me pidió encarecidamente no lo mencionara delante de su esposa
pues no quería echarle mas leña al fuego. Lo
entiendo esa mujer Emily Stone es de cuidado. Aun no logro comprender como
dos personas tan diferentes se la llevan bien, definitivamente polos opuesto de
atraen.
Después de un largo día de trabajo llego al apartamento súper cansada,
sin ánimos de nada, únicamente acurrucarme en mi lugar favorito al lado de mi
esposo. Apenas estoy abriendo la puerta del frente cuando mi celular comienza a
sonar con la melodía A partir de hoy indicándome
que es el hombre de mi vida quien llama. Me apresuro a pasar para poder
atenderlo.
* Hola amor * saludo cariñosamente
* Hola nena ¿Qué tal tu día, ya estás en casa? *
* Justo estoy entrando…agotada, añorando una cama y unos brazos que
adoro ¿Y tú ya vienes en camino? *
Se hace un silencio, por un momento creo que se ha cortado la
comunicación pero, aunque es apenas audible escucho a mi esposo suspirar.
* ¿Leo, estás allí? * pregunto
confundida
* Estoy aquí, ya en cinco estoy llegando*
* ¿Qué sucede amor?* duda por un segundo pero igual responde
* Tengo una cena de negocios, nada formal pero de verdad quería me
acompañaras. Estos últimos días apenas si nos hemos visto…!demonios! deberíamos
estar de luna de miel, viajando, disfrutando…* su tono demuestra su total
frustración
* Leo…* intento calmarlo, pero me interrumpe
* Estoy llegando nena, ya nos vemos*
* Aquí te espero…y Leo*
* ¿Si?*
* Te amo*
* Yo más* dice antes de colgar
Me adelanto a la habitación para dejar mi cartera, me quito los zapatos
para dejarlos en algún lugar en el camino, ya luego los guardaré en su puesto.
Suspiro un par de veces, estoy agotada sí, pero nada que una ducha rápida no
pueda solucionar. A paso veloz me voy al baño, ya dentro abro el agua y la
gradúo a la temperatura adecuada, mientras me voy desvistiendo apresuradamente.
Pocos minutos después estoy frente al espejo secándome y repasando mentalmente
mi ropa, seleccionando rápidamente lo que me pondré para la cena.
Recuerdo las sabias palabras de mi madre, así que me decido por un
vestido corto negro, siempre te hacen quedar bien, pues solo necesitas algo de
accesorios, que en este caso opto por unas pulseras y zarcillos a juego. Me
maquillo sencillo, unos taconazos cerrados y listo. Estoy terminando de peinar
mi cabello que llevo suelto cuando oigo ruido fuera y escucho a Leo hablar
conmigo mientras entra a nuestra habitación.
- Tati, solo pase a darte un beso de buenas noches pero debo irme si
no…- se queda callado al verme
- ¿Todavía está en pie la invitación de la cena? – pregunto
- Dijiste estabas cansada – dice a la vez que camina lentamente hacia mi
- Y lo estoy, de hecho me encantaría estar acostada allí – apunto hacia
nuestra espléndida cama – pero no más de lo que quiero estar a tu lado, el
lugar es lo de menos si es contigo – confieso encogiéndome de hombros
- Nena – susurra Leo ya pegado a mi boca, me aprieta a su cuerpo
mientras me regala un beso, de esos maravillosos que te dejan sin aliento y te
hacen flaquear las piernas …el cual respondo con el mismo ímpetu – también me
muero por quedarme pegado a tu cuerpo, demostrarte lo mucho que te amo con mis
labios, mis caricias…
- La noche apenas empieza Sr. D’Lucca – lo incito – mientras mas rápido
terminemos con el dichoso compromiso, mas rápido podremos volver para que me
muestres todo lo que me prometiste unos segundos atrás.
Salimos directo al local que se encuentra ubicado en Biscayne Boulevard,
el restaurante Zuma se especializa en comida japonesa contemporánea,
actualmente es la sensación en Miami pues la fama que precede al chef es
grande. Cuenta con un ambiente informal y divertido, donde si no tienes
reservación puedes llegar a esperar mas de dos horas para encontrar una mesa
disponible, pero conociendo a mi esposo, ya eso está resuelto desde hace rato.
Aunque no soy amante de la comida japonesa como tal, hemos ido varias veces y
adoro el salmón teriyaki que allí preparan.
Al entrar al restaurante nos atiende una amable anfitriona, quien nos
guía a nuestra mesa luego de decirle sobre la reservación. No tenemos que
esperar mucho cuando llegan nuestros invitados, me complace saber que soy la
única mujer, pues de los tres hombres que llegan, dos van acompañados por un
par de chicas, para hacer un total de siete comensales.
La conversación fluye de manera natural, los caballeros son dueños y
fundadores de una importante agencia de modelaje. Tienen sede en Los Ángeles,
pero han decidido expandirse, comenzando por Miami, por lo que están estudiando
que el grupo contable D’Lucca trabaje en sus números. Cuentan que han tenido
algunos problemas con ello en la oficina principal, por lo que también se
maneja la opción de que se incluya en el contrato. Las chicas por supuesto son
dos modelos hermosas pero igualmente simpáticas, una de ellas se caso hace un
año, la otra nos comenta entre risas que están en la etapa de citas.
Después de comer, degustar unos cócteles y una pequeña discusión por el
tema de la cuenta, la cual no hubo forma de impedir que la pagara Leonardo, nos
invitan a tomar unos tragos en un local que esta sólo a unas dos manzanas de distancia,
amablemente declinamos, pero prometemos que en otra ocasión nos unimos a ellos.
Pautan una reunión mañana en la tarde para finalizar las cláusulas del
contrato.
- Gracias por acompañarme Tati – dice
Leo mientras vamos camino a casa
- Pasamos un rato agradable, tampoco es un sacrificio -
Es pasada la medianoche cuando llegamos al estacionamiento del edificio.
Leo estaciona el carro, apaga el motor pero no hace algún movimiento para salir
del auto. Me quito el cinturón de seguridad para girarme y preguntarle que
ocurre cuando de manera inesperada coloca sus manos en mis mejillas, acercando
nuestros rostros hasta que puedo rozar mi nariz en la suya. Sin dejar de
mirarme con esos hermosos ojos, como si con ellos quisiera decirme todo lo que
lleva en su interior, bien expresa el dicho que los ojos son los espejos del
alma.
Sin esperar un segundo más Leonardo acerca nuestros labios para
fundirnos en un beso pasional, que va subiendo de temperatura, frenesí y
necesidad. Sin darme cuenta estoy sentada a horcajadas sobre mi esposo. Sus
manos viajan de mi cuello hasta mi espalda baja haciéndome estremecer y gemir
en su boca de puro deseo.
Esto de llevar
vestido es una ventaja que sabiamente usa Leonardo a su favor, sus manos
recorren el interior de mis muslos, haciendo arder cada parte por donde sus
dedos han tocado. Escucho el sonido de un auto y la realidad me golpea rápidamente.
- Leo – susurro débilmente, pero al parecer no lo suficientemente fuerte
para me que me escuche, pues continúa con su labor, haciéndome olvidar de
momentos porque si quiera pensaba en detenerlo ahh si estamos en el carro, parados en el estacionamiento de nuestro
edificio, por lo que llamo nuevamente – Leo…debemos parar
Esta vez estoy segura haber pronunciado claramente y lo suficientemente
fuerte como para que me escuche, pero hace caso omiso de mi llamado. Lo que me
da a entender que si me escuchó la primera vez, sólo que decidió ignorar mi
voz. Su mano acaricia mi punto mas sensible, sobre mi sopa interior y cualquier
rastro de coherencia en mis pensamientos se va al traste. Mis gemidos llenan el
silencio en el interior del vehiculo, acompañado por nuestras respiraciones
agitadas y los gruñidos de deleite que emite Leo.
- Déjate llevar nena, los vidrios son lo suficientemente oscuros para
impedir que alguien nos vea – expresa Leo entre besos - al menos que grites
demasiado fuerte nadie sabría que estamos aquí, en mis brazos estás segura, siempre lo estarás.
Eso es todo lo que necesito para encerrarme en la burbuja lujuriosa que
mi esposo nos está brindando, mientras sus labios y lengua reclaman mi boca,
chupando, mordiendo, saboreando cada rincón de la misma. Sus manos no se
detienen mientras una roza y juega con mis doloridos pechos, la otra acaricia
ese lugar sensible entre mis piernas, llevándome cada vez más alto, introduce
un dedo en mí haciéndome tensar cada vez mas, sabiendo que la liberación se
encuentra cerca, y que una vez que llegue será apoteósica.
Minutos después descanso sobre su torso, mientras nuestras respiraciones
vuelven a su ritmo normal. Leo no deja de acariciar mi espalda con movimientos
lentos y calmados. Me separo de su pecho para poder mirarlo a la cara, cuando
siento su potente erección debajo de mí. Sintiéndome audaz, rápidamente deslizo
una de mis manos entre nuestros cuerpos, y así poder tocarlo.
- Tengo algo entre manos que necesita mi atención – expreso coqueta
mientras acaricio lentamente toda su longitud.
Leo gime entusiasmado por mi acción, cierra los ojos y descansa su
cabeza en el asiento. Continuo con mis movimientos, solo que esta vez soy mas
atrevida y meto la mano directamente en sus pantalones para así poder sentirlo
sin ropa de por medio. Esto parece sorprenderlo pues inmediatamente levanta su
cabeza, para fijar sus hermosos ojos en mí. Me acerco para dejar un sendero de
besos desde la comisura de sus labios hasta su cuello pasando por su mandíbula,
la cual mordisqueo a mi antojo. Parece disfrutar cada una de mis atenciones,
pues sus caderas se mueven al compás del ritmo marcado por mí. Automáticamente
sus manos viajan a las mías, presionándome más contra él.
- Por más que este disfrutando de todo lo que me estás haciendo, y Dios
sabe que es así – dice Leo con su voz mucho mas ronca, cargada de deseo – mejor
subimos a casa, tengo una promesa por cumplir, y aquí estamos un poco limitados
de espacio para lo que tengo en mente.
Me da un beso en la frente y así nos quedamos unos segundo más, saco mi
mano, la cual inmediatamente lleva a sus labios para posar un tierno beso en la
palma de la misma. Regreso a mi asiento, aplaco un poco mi cabello, que parece
como recién follado quizás por eso es lo
que le sucedió. Me giro para ver como mi esposo acomoda a su amigo dentro de sus pantalones
nuevamente. Sale del auto, se dirige a mi puerta para ayudarme a salir. Aliso
mi vestido y nos encaminamos hacia al ascensor.
Apenas entramos en la habitación Leonardo no me da chance alguno de si
quiera protestar cuando ya sus manos están por todo mi cuerpo, y su boca demandando
la mía. Me levanta de manera que mis piernas están envueltas en sus caderas.
Con paso firme se dirige a nuestra cama, pero a escasos pasos de ella, bajo mis
pies posándolos en el suelo. Por la cara de mi marido puedo afirmar que esta
sumamente confundido.
Aun si pronunciar palabra alguna, comienzo a desvestirlo, comenzando por
aflojar el nudo de su corbata, dejándola abierta para continuar con los botones
de la camisa, uno tras otro hasta que su torso queda desnudo frente a mi,
apenas rozando su piel deslizo la tela por sus brazos hasta que caen al suelo,
Leo expulsa lentamente el aire contenido, dejándose hacer sin apartar los ojos
de los míos. Lo dejo allí de pie, me acerco a donde ese encuentra el iPod en su
base, rápidamente muevo mis dedos sobre la pantalla, hasta que encuentro la
canción que busco, le doy play para regresar donde mi amado esposo me espera,
justo en el mismo sitio donde lo deje.
Nuevamente me paro delante de el, puedo ver la expectativa en su rostro,
sus ojos cargados de deseo pero asimismo el desconcierto en ellos, si bien
hemos disfrutado de muchas experiencias sexuales fabulosas, siempre ha sido él
quien toma la iniciativa y el mando. Esta vez le he quitado la batuta, aunque
estoy nerviosa también hay algo que me impulsa a continuar. Sin pensarlo mas,
no sea cosa que pierda el impulso, lo beso con pasión, mis manos viajan a su
cuello, mientras que las suyas se posan en mis caderas, ejerciendo una fuerte
presión, que sin ser dolorosa ciertamente se hace sentir.
Me separo jadeando en busca de aire, continúo repartiendo besos por su
mandíbula, cuello, hasta llegar a su pecho, lo oigo suspirar pesadamente, lamo
sus oscuros pezones, alternando entre uno y otro, chapándolos suavemente,
recordando como él hace lo mismo con los míos, e inmediatamente ansío tener su
boca sobre mí, paso mi lengua através de su torso, por lo que su agarre en mi
se afianza, levanto mi mirada a su rostro, observo maravillada como mi hombre
tiene la cara echada hacia atrás con los ojos cerrados, pero como si sintiera
su mirada fija esos hermosos ojos que me cautivan en mi, le doy un beso justo
en el ombligo, entendiendo mis intenciones lentamente me suelta. Continúo
bajando hasta llegar al borde su pantalón. Me arrodillo delante de él, llevo
mis dedos a la hebilla de la correa, cuando siento sus manos sobre las mías.
- Nena – dice en un susurro, intentando detenerme lo que es imposible.
Haciendo caso omiso a su pedido silencioso, retiro cariñosamente sus
manos, para continuar desabrochando su cinturón, desabotono el pantalón,
bajándolo solo un poco, haciendo lo mismo con sus boxers, lo beso en el vientre
lo más bajo posible sin tocar su prominente erección.
- Tati no es …no tienes… - su voz entrecortada, y la imposibilidad de elaborar
una coherente oración son todo el impulso que necesito para proseguir y llevar
a cabo mi plan.
Sin pensarlo dos veces, ni darle chance de que me lo impida, tomo su
miembro erecto para introducirlo en mi boca. Con mis manos en su base comienzo
mis movimientos, chupando toda su longitud, saboreándolo, descubriendo nuevas
sensaciones así como que a pesar de la dureza, que ya conocía a la perfección,
es suavemente calido y sedoso. Dejándome llevar por el deseo de brindarle el
mayor placer al hombre parado delante de mi, prosigo, con mi lengua lo recorro
una y otra vez, él mueve sus caderas con movimientos precisos, sus manos en mi
cabeza me guían, sus jadeos ahogados me alientan, paso mi lengua por su punta y
lo escucho gemir fuertemente
- Tati, nena detente…- sin mayor esfuerzo me levanta, haciendo que
nuevamente enrede mis piernas en sus caderas sujetándome por las nalgas – te
amo preciosa, mas que a mi vida.
Sin darme chance a decirle un yo
también asalta mi boca, gustosamente le devuelvo el beso, apretándome mas a
su cuerpo, necesitando sentir su contacto. Ni cuenta me doy en que momento me
quita el vestido, ni cuando termina de despojarse de su ropa, lo próximo que sé
es que estamos desnudos y su cuerpo sobre el mío. Comienza a besarme, para
descender por mi cuerpo, de la misma manera que minutos tras lo hice yo con el
suyo.
Hacemos el amor de la manera mas especial posible, con cada caricia
resiento amada, adora, venerada. Estamos desnudos uno frente al otro,
intentando recobrar el aliento después de que juntos alcanzáramos la liberación,
aún con el corazón latiendo acelerado susurro las palabras que momentos atrás
no pude.
- Yo también te amo Leo, eres quien le da sentido a mi vida.
- Nena….tú eres todo lo que siempre quise, no corrijo, eres eso y más,
mucho más.
Acostados frente a frente, sin poder dejar de mirarnos, Leonardo alcaza
las sabanas, para cubrir nuestros cuerpos desnudos, me acerca a él, besando mi
cabeza y acariciando mi cabello, por lo que reposo mi cabeza en su pecho,
escuchando como late su corazón al compás del mío…minutos después caigo rendida
en un tranquilo sueño.
Me despierto con una tonta sonrisa pegada en mi rostro, abro los ojos
buscando a mi esposo, quien claro ya está levantado, pues me encuentro sola en
la inmensa cama. Escucho unos sonidos provenientes del baño, por lo que asumo está
aseándose. Cierro los ojos un momento, para repasar en mi mente la noche
anterior, aunque no tengo punto de comparación, puedo asegurar que Leo es un
excelente amante, al menos a mi parecer. Siempre es tierno, delicado, dedicado,
sin dejar de ser pasional, posee una sensualidad innata, su manera de mirarme,
como si me idolatrara. Su cuerpo es espectacular, no es exageradamente formado,
pero si perfectamente definido.
Instintivamente llevo los dedos a mis labios recordando como es sentir
su…su…ni siquiera puedo nombrarlo pero
bien que lo saboreaste, tonta, fue una experiencia nueva y maravillosa que
ansiosamente anhelo repetir, cierro los ojos y muerdo mi labio con fuerzas.
- ¿Cuánto por tus pensamientos Sra. D’Lucca? – expresa Leo desde la
puerta del baño interrumpiendo mis lujuriosos pensamientos
En seguida abro los ojos, siento como mis mejillas se inundan de un
brillante color rojo, como si fuera una pequeña a la cual han atrapado haciendo
travesuras, rápidamente bajo la mirada, intentado fallidamente esconder mi
colorido rostro, pues la risa de Leonardo no se hace esperar, no en tono burlón
sino mas bien una que implica complicidad.
- No tienes que avergonzarte por recrear en tu mente nuestros encuentros
sexuales, y más si han sido tan intensos y espectaculares como el de anoche –
dice Leo tomándome la barbilla para que pueda verlo – yo siempre lo hago –
confiesa tranquilamente
Nos quedamos mirando a los ojos por lo que parece una eternidad, el
ambiente en nuestra habitación cambia de inmediato, se vuelve pesado, lleno de
una tensión sexual, como si anoche no hubiéramos estado uno en brazos del otro.
Todo pierde importancia, lo único que se logra escuchar son las respiraciones y
nuestros corazones latiendo con tanta fuerza que parece que en cualquier
momento se nos saldrán de nuestro pecho como caballos desbocados. Leo me
levanta, de manera que estoy arrodillada frente a el que aun esta de pie al
lado de la cama, uniendo nuevamente nuestros corazones y cuerpos en uno solo.
Después de una maravillosa sesión de sexo matutino, estamos desayunando
entre risas. Hacemos planes para almorzar juntos, bajamos juntos hasta nuestros
autos, ahii nos despedimos y cada uno emprende su camino hasta su lugar de
trabajo. El suyo en Consultores D’Lucca and Burke ubicado
en el Southeast Financial Center, que se encuentra en Biscayne Boulevar. Es un rascacielos
impresionante, elegante y muy lujoso, con una moderna arquitectura que cuenta
con 233 metros de altura, unos 55 pisos de oficinas, 15 de estacionamiento. D’Lucca
and Burke ocupa 5 niveles para albergar todo su equipo, aunque se están en
negociaciones para ampliar su espacio.
Por mi parte, trabajo para Asesores Contables y Asociados ubicados en la
1540 Brickell Tower, en la misma avenida. El edificio posee 165 metros de
altura, 40 pisos de oficinas. A diferencia de mi esposo, sólo contamos con un
piso donde están ubicadas las oficinas. Me encanta trabajar allí, el ambiente
es fresco, dinámico y activo, ético y responsable sin la rigidez del
formalismo. Pero lo más importante el lugar que tengo me lo he ganado a pulso,
por mi trabajo y no por mi apellido.
Ese es un tema que sigue siendo delicado entre Leonardo y yo, pues cada
vez que lo abordamos entramos en conflicto, él quiere que vaya a trabajar con
su firma, no entiende que no quiero ser la Sra. D’Lucca esposa de uno de los
dueños, me gusta ganarme las cosas por mí misma, no que me las den en bandeja
de plata.
* * * * * *
Estoy súper emocionada pero a la vez nerviosa, hoy es la cena con el
Capitán Meyer, así como con los esposos Owen, también vendrá Cynthia y por su
puesto el nonno que ya está totalmente recuperado, aunque aún le insistimos en
llevar las cosas con calma. No he podido hablar con él sobre la causa de su
malestar, cada vez que toco el tema lo evade de una manera brillante. Los hombres D’Lucca son tercos de
nacimiento, lo llevan en la sangre, eso seguro. Tengo todo listo en la
cocina, comida, postre, bebidas. El apartamento luce precioso, con algunas
flores aquí y allá.
Al llegar Leonardo nos dirigimos a la habitación, para alistarnos, únicamente
debo vestirme y maquillarme, pues me di un largo y relajante baño de espumas. Como
es una cena informal opto por un sencillo pantalón negro, un sweater color
mostaza. Mi esposo entra directo a ducharse, solo tenemos unos veinte minutos
antes que lleguen nuestros invitados, conociendo al Sr. Angelo D’Lucca llegará
puntual como siempre, y Nicholas Meyers de seguro lo hará también, así que no
hay tiempo para arrumacos, por mas ganas que tengamos.
Luego de vestirnos, rápidamente bajamos a la sala tomados de la mano, mi
esposo viste casual con unos jeans, camiseta blanca cuello en V y una chaqueta,
pero luciendo igualmente hermoso y sexi, no creo que me llegara a cansar alguna
vez de admirarlo. El timbre me saca de mi ensoñación, con un beso liguero y un
pequeño guiño Leo se dirige a recibir a nuestros invitados, tal como lo predije
los primeros en llegar son el nonno y Nic, después de saludarlos con un
caluroso abrazo, nos sentamos en la sala, mientras mi servicial esposo va a la
cocina en busca de algo para tomar.
Después de un pequeño brindis, iniciamos una amena conversación, entre risas escuchando las anécdotas de estos
viejos amigos, nuevamente llaman a la puerta, en esta ocasión me levanto a darle
la bienvenida a quien esté del otro lado. Me sorprendo cuando al abrir la
puerta observo a Kate y Cynthia sonriendo como si se conocieran de años, cuando
veo detrás de ellas diviso a James volteando los ojos en un gesto de
exasperación.
James y Kate Owen
- ¿Puedes creer que llegamos hace más de quince minutos pero estas dos se
instalaron en el lobby hablar cual comadres? – Dice el chef Owen señalando a
mis dos amigas – Hola linda – me saluda con un beso en la mejilla.
- Hola James - lo abrazo y
señalando hacia dentro del apartamento reindico que entre
- Ustedes son imposibles, pobre James – les digo con fingido enfado
mientras las abrazo – hagan el favor de pasar cotorras – las acuso y las tres inmediatamente soltamos una
carcajada.
Cynthia Miller
No necesito mas confirmación, se que nos las llevaremos muy bien,
seremos un gran trío.
Kate me entrega algunos regalos que nos trajo de su viaje, así como un
pen drive con fotos de todos aquellos lugares a los cuales no pudimos ir. Me
asombra cuando también le da un regalo al nonno y otro a Cynthia,
definitivamente esta chica es especial, nada que ver con su hermana.
La velada pasa entre risas, historias, chistes. Le comento a James lo
nerviosa que he estado pues no es fácil cocinar para un chef tan reconocido, admito que busqué su nombre en Internet y me
asusté aún más, ese hombre sabe lo que hace en la cocina, hasta le confieso
que estuve a punto de pedir la comida a algún restaurante cinco estrellas con premios
de cocina. Él solo me abraza y me
tranquiliza diciéndome que Kate no es muy diestra en la cocina, más sin
embargo, todo lo que se hace con amor sale bien; me explica que le gusta comer
sencillo, quizás porque siempre se encuentra entre platos exquisitos y muy
gourmet.
Pasamos al comedor a degustar el menú que preparé para la ocasión,
medallones de lomito con una salsa de fresas, acompañado con puré de papas y
vegetales. De postre un sencillo y casero pie de limón con helado de vainilla.
Al final de la comida, todos me felicitan, incluso James, quien pregunta cuanto
cobro por darle lecciones a Kate, de quien enseguida recibe un golpe en el
brazo como reprimenda.
Los esposos Owen nos indican que la semana siguiente tienen la inauguración del restaurante, nos
entregan invitaciones VIP a todo los presentes, explicándonos que cuentan con
nuestra presencia para el evento. Por supuesto todos confirmamos que allí
estaremos acompañándolos.
Nos dirigimos de nuevo a la sala para continuar con la velada, le indico
a las chicas que me sigan, mientras que los cuatro hombres se quedan charlando.
Cynthia propone irnos a la cocina, así pueden ayudarme a recoger el desastre,
de nada vale mis negativas, pues ya las dos mujeres tienen platos y vasos en
las manos, resignada las sigo uniéndome a la operación limpieza. Después de
dejar la mayoría acomodado, lavaplatos lleno, logro convencerlas de sentarnos a
tomarnos un rico té de frutos rojos.
- ¿Puedo preguntarte algo Kate? – indaga Cynthia, lo cual es raro en
ella, normalmente dispara y luego averigua
- Pos supuesto – responde ella con una sincera sonrisa
- En realidad son dos cosas, primero ¿Cómo te sientes sabiendo que
nuevamente vas a encontrarte con tu familia, con tu hermana después de lo que
hizo? -
Kate suspira un par de veces, toma un poco del liquido que reposa en su
taza, como buscando la fuerza necesaria para poder hablar, por lo que decido
ayudarla, no me gusta verla así con ese dilema
- No tienes que responder si no quieres…- digo tomándole la mano.
- Tranquila – responde Kate devolviéndome el apretón – sólo que es
difícil, ¿saben? Tengo sentimientos encontrados, no puedo negar que mi familia
me ha hecho falta todos este tiempo – hace una pausa, en la que Cynthia y yo no
hacemos nada, necesita su tiempo y debemos respetar eso - pero me duele… aún
lastima la manera como me trataron, no supieron entenderme, ni siquiera nos
dieron una oportunidad. Además la distancia que nos separaba era misma de aquí
para allá, que de allá para acá. Ellos tampoco hicieron anda por contactarme en
todo este tiempo – dice encogiéndose de hombros - ¿Cuál es la segunda pregunta?
– le expresa a Cynthia
- ¿Qué opinas de invitar a tu hermana a la inauguración? – cuestiona
cautelosa
- No creo que sea buena idea flaca – intervengo de inmediato – sabemos
como es Kathleen, y no creo que sea justo hacer un espectáculo en un momento
tan significativo y con tanta gente importante alrededor.
- Justamente, porque sabemos como es ella puedo afirmar que primero
muerta que hacer el ridículo por armar un show ante la alta sociedad, si no lo
hizo en tu boda menos aquí – explica la Srta. Miller, y por la sonrisa que
esconde puedo jurar que no trama nada bueno.
Kate de inmediato voltea a verme como preguntando ¿qué sucedió el día de
tu boda?, hago un movimiento negativo con la cabeza
- Cuento largo…otro día - le
prometo.
Pasan unos minutos en que ninguna de las tres dice nada, cada quien con
sus pensamientos y sus ideas. Hasta que Kate se levanta deja la taza vacia
sobre la encimera de cocina y se gira
- Chicas creo que ya sé lo que vamos a hacer – expresa con una sonrisa,
que si no la conociera diría que es maquiavélica.
- Te apoyo – afirma Cynthia sin siquiera saber de que se trata. Pero a
quien engaño, no se necesita decir nada para saber que lo sea que Kate esté
pensando, de seguro no le va a gustar a su querida hermana.
Las dos me miran impacientes, esperando mi respuesta. Por lo que no me
queda más, también me pongo de pie.
- Está bien, cuenten conmigo, pero desde ya les digo que los chicos allá
– señalo hacia la sala – no van a estar muy contentos.
Las dos se encogen de hombros y se ríen… vaya trío el nuestro
¿Dios en qué embrollo me he metido?
S.M. Thank you
Amig@s
les tengo un pequeño anuncio, desde hoy los capítulos serán publicados cada
quince días, no me gusta quedarles mal y ya he venido fallando algunos
miércoles por lo que de momento esta es la mejor solución.
Tan
pronto solucione todo por acá volveremos todas las semanas, besos y gracias por
siempre estar allí.
Las
quiero J