¿Un trío fuera de
control?…
La semana pasa volando, Leo al final logra concretar el negocio con la
agencia de Los Ángeles, lo único malo de todo esto es que debe viajar a su sede
principal próximamente. Unos días
atrás Cynthia, Kate y yo nos reunimos con la excusa de ir a comprar nuestros
respectivos atuendos para la inauguración del restaurante de James, aunque eso
hicimos, lo verdaderamente importante es ultimar algunos detalles para la
sorpresita que le tenemos preparada a Kathleen.
Admito que disfruto mucho nada más de imaginar la situación, aunque
también debo oponerme a ciertas ideas de mi alocada amiga la Srta. Miller, pues
si es por Kate y ella las cosas se nos saldrían de las manos. ¡Estas dos mujeres juntas son un peligro!
Ha llegado el día de la apertura del local del afamado Chef Owen, me
siento algo nerviosa, Leonardo no parece darse cuenta o simplemente lo deja
pasar, quizás se lo atribuye a la fiesta como tal, en la cual como es de
esperarse estará atiborrada de periodistas y paparazzi, él sabe lo mucho que
eso me desagrada.
Para la ocasión he decidido usar un sencillo pero elegante vestido largo
straples en tono gris claro, con un pequeño adorno en la parte del busto, el
cabello lo llevo recogido en un sencillo moño, zapatos de tacón peligrosamente
altos con cartera a juego, maquillaje lo mas natural posible. Me siento cómoda
con la imagen que veo en el espejo.
Mi amado esposo, se ve elegante en ese traje negro, corbata del mismo
color y camisa blanca, se ha dejado la barba de unos días, que le da un toque
sexi sin llegara ser descuidado. El
traje lo define a la perfección, sencillo pero de una manera exquisita. Hecho a
la medida, se ajusta a su tonificado cuerpo de manera excepcional. No creo que
alguna vez me canse de admirarlo.
Me pierdo en sus ojos, en la sensualidad que reviste su mirada, por su
cara puedo decir que a él le ha ocurrido lo mismo. Sin perder contacto se
acerca sigilosamente, con la pasión y el deseo brotando de cada poro de su
piel. Se detiene frente a mí sin decir una sola palabra, me toma de la cintura
acercándome a su cuerpo, sus labios apenas rozando los míos.
- Te ves hermosa nena – expone Leo en un susurro – jamás me cansaré de
admirar tu belleza, que me roba el aliento y me deja sin palabras.
- Me has leído el pensamiento – confieso después de algunos segundos – no
importa lo mucho que te vea, no puedo tener suficiente de ti…siempre quiero más.
- Igual yo Tati, igual yo.
Al bajar me extraña que no vayamos directo al estacionamiento, en su
lugar salimos por la entrada principal, me giro desconcertada viendo a Leonardo
con la interrogante plasmada en mi rostro, él únicamente me da una pícara
sonrisa en respuesta, toma mi mano depositando en ella un beso. Pero no me dice
nada, suspiro resignada y me dejo llevar.
Salimos al exterior del edificio, estoy sorprendida de ver un hermoso
auto blanco, pero no cualquier carro, un Maybach, ¿qué cómo conozco su nombre? Simple,
por la cantidad de veces que he tenido que ver las películas Transformers, en
una de ellas, la tercera si mal no recuerdo, sale uno igual de color blanco,
como el que se encuentra frente a nosotros.
El chofer hace el amago de ir a abrirme la puerta, pero mi esposo lo
detiene con un movimiento de cabeza y alzando su mano con la señal universal de
stop. Galantemente me ayuda a subirme al auto, no sin antes darme un pequeño
beso en los labios, antes de bordearlo para sentarse a mi lado.
El interior del coche es igualmente hermoso y muy elegante, los asientos
de un brillante cuero blanco, al igual que el techo, puertas, piso…todo es
hermosamente blanco. Entre los asientos hay un par de copas plateadas junto a
una fría botella de champagne. Ya después que Leo se acomoda en su asiento,
rompo el silencio.
- ¿Y todo esto a qué se debe? – indago mientras señalo con mi mano el
lujoso carro que nos esta llevando a la inauguración.
- Me pareció buena idea – contesta evasivamente Leonardo
- ¿Por qué será que no te creo nada? Tú nunca haces nada sin un propósito,
algo te traes entre manos Sr. D’Lucca, a mi no puedes engañar.
- ¡Exactamente! esa es una de las razones, quizás la mas importante de
todas – dice de manera seductora con un brillo especial en su mirada – no
pongas esa cara nena…
- Necesito que me ilumines, estoy un poco perdida aquí Leo…
Me callo de repente porque empiezo a entender cual es uno de sus
motivos, si no está manejando sus manos estarían libres para… ¡Claro! Siento que me ruborizo hasta más no poder. ¡Este
hombre es incorregible!
- Por tu sonrosada cara creo que
ya lo has captado, pero también quise darte un momento diferente – dice mi
pervertido marido mientras llena las copas con la burbujeante bebida - tengo algunas sorpresas para ti hoy, la noche
apenas comienza. Brindemos por ello.
No me esperaba nada de esto, el auto, el champagne…pero de nuevo, así es
el hombre con quien me casé y de quién estoy completamente enamorada. Es
detallista, romántico, galante, pero sobre todo sabe muy bien mover sus cartas
para hacerme caer rendida a sus pies, tampoco
es que necesite de mucho trabajo para eso.
A medida que nos acercamos al lugar, puedo ver la aglomeración de autos,
me alivia al ver que no somos los únicos que tienen uno con chofer, hasta
algunas limusinas puedo divisar. Esta es una apertura por todo lo alto. Al
llegar a la puerta un elegante hombre nos abre las puertas para ayudarnos a
descender y entrar por la alfombra roja al local. A lo largo de ella hay al menos una docena de
fotógrafos disparando sus flashes como si de una entrega de premios se tratara
y delante de ellos estuvieran los más afamados artistas.
Una amable anfitriona revisa nuestras invitaciones y nos da algunas
indicaciones para que posemos para las fotos y luego nos explica como llegar
hasta nuestra mesa. Al mal tiempo buena cara, como en otras oportunidades
sonrío ante unos ya conocidos periodistas de la farándula, que de inmediato nos
reconocen, saludan y piden de manera atenta tomarnos algunas fotos.
Al terminar con los paparazzi seguimos nuestro camino. En la parte alta
de la entrada del restaurante en una hermosa caligrafía en tonos rojos y
naranjas se encuentra el nombre del lugar Flamboyant Saveur. Al ingresar me sorprende la maravillosa decoración. Una pared revestida
con piedras blancas, un precioso mueble de cuero rojo y una mesa baja nos da la
bienvenida. Al fondo se puede observar las mesas con sus respectivas sillas del
mismo color carmín, el cual predomina en el ambiente, dándole un toque elegante
y pasional. Diferentes lámparas modernas descienden del techo otorgándole la
iluminación perfecta.
Unos meseros se acercan con bandejas llenas de copas con champagne para
agasajar a los invitados, mientras esperamos ansiosos la llegada de nuestro
amigo y anfitrión, el gran chef Owen y su esposa. Estamos conversando con unos
conocidos, al menos hay algunas caras familiares, haciendo que estos eventos de
los cuales aun no me acostumbro se hagan más amenos.
Como si alguien me llamara volteo a la entrada del local, para ver con
una sonrisa en mis labios la llegada de mi amiga. Cynthia se ve preciosa con su
vestido largo, de encaje negro con un fondo de color piel, zapatos y cartera a
juego. Su elegancia y belleza natural no
necesita de mucho más. Levanto la mano haciéndole señas para que se acerque.
- ¡Hola guapos! – saluda mi hermana del alma alegremente dándonos besos
y abrazos.
- Ey Miller, estás hermosa – dice Leo a la vez que toma una copa de la
bandeja del mesero que en ese momento pasa por nuestro lado para entregársela a
la recién llegada -
- Gracias D’Lucca, pero no eres mi tipo, además sabes que no me gustan
los hombres casados – bromea en respuesta.
- Nada pierdo con intentarlo – finaliza mi esposo otorgándole un guiño
- OK, si quieren los dejo solos – finjo estar molesta – ya de igual
forma ni me están prestando atención – amago con irme, pero los fuertes brazos
de mi amor me toman por la cintura apretándome a él.
- ¿A dónde crees que vas, nena? – pregunta Leonardo en mi oído, haciendo
con ese simple acto que me estremezca, además que sentir en mi espalda su firme
pecho no es que sea de mucha ayuda.
- Dándoles algo de privacidad – digo como señalando lo obvio
Los tres estallamos en risas, para cualquiera que nos ve y nos escucha sería
una situación rara e incómoda, pero hay tanta camaradería y complicidad entre
nosotros, la confianza es lo que nos sobra. Conozco a Cynthia y confío
plenamente en ella, se que jamás haría algún movimiento hacia Leo. Además como
se ha cansado de repetirlo, no es su tipo. Por otro lado Leonardo le tiene un
cariño inmenso a mi amiga, la ha acogido bajo sus brazos como la hermana menor
que nunca tuvo y siempre quiso. Es incapaz de verla con otros ojos, confío en
el con los ojos cerrados, por mas bromas que le haga tratando de coquetearle, sólo
es un juego.
Escuchamos alboroto en la entrada, nos informan que están llegando los
esposos Owen. Nos acercamos para asi poder darles la bienvenida a nuestros
amigos. Apenas se bajan de la limusina, los flashes de las cámaras
prácticamente se vuelven locos, todos quieren una buena foto de ellos. Kate
luce impactante con un vestido asimétrico por debajo de la rodilla, de
arabescos color plata y un fondo beige claro. Zapatos a juego, una coqueta
cartera de pedrería, pero lo que mas me llamó la atención desde un principio es
la impresionante gargantilla con forma de serpiente plateada que lleva
enrollada en su cuello. Su esposo James se ve elegante con su tuxedo negro y
camisa blanca.
Se acercan y saludan pacientemente a varios de los invitados que se
encuentran ya en el lugar. Al cabo de una hora más o menos logran llegar hasta
donde estamos. Después de brindar y felicitarlos por la inauguración, el chef
Owen personalmente nos da un pequeño Tour por el local. Es mas grande de lo que
en un principio creí, cuenta con varios ambientes.
Todos están decorados de manera elegante y sencilla, en uno las sillas
blancas contrastan con las mesas de madera oscura, al igual que algunas de sus
paredes con sus tonos tierra; en otro de ellos las sillas son de color rojo,
las mesas con elegantes y delicados manteles blancos. Hay una barra bar con
algunas mesas, pero donde solo puedes tener algún aperitivo que acompañe tu
bebida, en este ambiente predomina el color dorado, a juego con el marrón.
Cuenta con un área VIP alejada del resto del local, una solitaria mesa en el
centro junto con sus sillas te da la privacidad necesaria para algún momento
especial. La cocina es sencillamente espectacular, como es de esperarse es muy
amplia con decoración en acero inoxidable, en donde varias personas ya están en
su labor preparando algunos platillos que de seguro no tardaremos en degustar.
Regresamos a la fiesta, pues como es de esperarse todos quieren
felicitar y compartir con el anfitrión. Kate se queda un rato con nosotros
mientras James debe inspeccionar unos detalles en la cocina. Leonardo esta
conversando con algún cliente con el que coincidió aquí. Por lo que
aprovechamos el momento para hablar sobre nuestro pequeño de esta noche, ella
aún no ha llegado, así que me pregunto si realmente vendrá.
- Ya todo está listo, el mesero sólo esta esperando que se le indique –
dice Cynthia sacándome de mis pensamientos – ¿cuadraste todo en la cocina, Kate?
- También están esperando que les avise – es su respuesta – únicamente
falta mi querida hermana – no paso por alto la ironía en su voz pero aún así,
hay algo que no me cuadra.
Mis dos compañeras ríen en complicidad, pero con algo de maldad en sus
ojos. Lo que hace sentirme más nerviosa de lo que ya estoy, pues si bien
Kathleen no es para nada una mansa corderita, tampoco estuve de acuerdo con ciertas
ideas que tenían en mente estas dos, pero ahora viéndolas así, temo lo que
puedan haber inventado.
- ¿Quién de ustedes dos me va a explicar que carrizo hicieron? – las veo
de manera acusatoria esperando una respuesta
Luego de unos minutos ninguna de las dos emite sonido alguno, lo que
confirma mis sospechas, algo mas hicieron a parte de lo que anteriormente
habíamos cuadrado.
- ¿Se piensan quedar calladas y no decirme nada? – trato de no levantar
mucho la voz, pero de verdad estoy enojada, justo cuando Cynthia va a abrir la
boca para responder llegan James y Leo a interrumpirla.
Respiro profundo, intentando calmarme, porque los nervios y yo no somos
buenos juntos, menos si Leonardo esta cerca, no sabré disimularlo, y la verdad
lo menos que quiero es que se entere de todo este asunto. Demasiado tarde.
- ¿Nena, te sientes bien? – cuestiona mi esposo algo preocupado.
- Si claro, amor ¿por qué lo dices? – en mi mente estoy ahorcando a
éstas dos por ponerme en aprietos
Me estudia por unos minutos, toma un sorbo de su trago, que ahora es
whisky. No deja de escrutarme con esos ojso maravillosos, como si quisiera
leerme el ama, lo que me pone aún más nerviosa. En silencio, niega con su
cabeza, pero se gira y continua conversando con James, respiro aliviada. Pero
volteo a ver a Cynthia con los ojos entrecerrados, para demostrarle lo furiosa
que estoy, ella solo me gesticula un lo
siento mientras se encoje de hombros. Pero que ni piense que esto se va a quedar
así.
Después de saborear y probar algunos aperitivos que nos han estado
trayendo los camareros. Nos indican que ya es momento de sentarnos para la
cena. Pero antes que podamos movernos un hombre acompañado de una hermosa chica
se acerca a nosotros. James al verlo lo abraza con lo que parece mucho cariño.
- Pensé que no vendrían – les dice el chef mientras besa en las mejillas
a la joven.
- Ya sabes como es papá cuando se refiere a ti James, a ultimo momento
logro escapar de su reunión, nos montamos en un avión, apenas si tuvimos chance
de ir al hotel cambiarnos y aquí estamos – dice la muchacha abrazando a Kate
- No podíamos faltar – dice el elegante hombre recién llegado.
- Disculpen – dice mirándonos – les presento a Thomas O’Connor y su
hermosa hija Megan, ellos son Leonardo D’Lucca, su esposa Tatiana y una amiga en comun Cynthia
Miller – explica mientras nos señala a medida que nos ha mencionado.
Thomas O'Connor
- Es un placer -Leo inmediatamente estira su mano, al igual que lo
hacemos nosotras.
Hay dos cosas que no puedo dejar pasar por alto, la primera es como
cambio la cara del Sr. O’Connor cuando mencionaron el apellido D’Lucca, fue
como si le sacaron el aire al golpearlo en el estomago, inmediatamente se
compuso, pero se que algo apareció en su mirada rabia, dolor ¿temor? Aunque fue
tan rápido que ahora me pregunto si lo imagine…lo segundo es que la cara de
Megan me es conocida, como si la hubiera visto en otro lugar, algo en
ella me es familiar. Así que no me contengo y le pregunto.
Megan O'Connor
- Disculpa Megan, pero tu cara se me hace conocida ¿Nos conocemos de
algún lugar?
- No – dice velozmente, pero lo que me sorprende al igual que a todos,
no es solamente que quien responde es Thomas cuando fue a su hija a quien le
hable, sino el tono y la manera como lo dijo – No lo creo, mi hija se fue de
Miami cuando tenía unos tres años y apenas hoy, con veinte, es que ha vuelto.
- Papá no me fui – dice rodando los ojos - como lo acabas de explicar
apenas tenia tres años, tú te fuiste, así que me llevaste contigo – no hay
reproche en sus palabras, mas bien es como si jugara con su padre.
- Papa, papata…es lo mismo dicho de otra manera – el tono en su voz se
suaviza con solo mirar a su hija, a quien se nota adora.
Ya olvidado el incomodo asunto, continuamos hablando, resulta que el Sr.
O’Connor es un grandioso abogado que reside en New York, donde abrió uno de los
mejores bufetes del país. Megan por su parte, no siguió los pasos de su padre,
actualmente está estudiando arquitectura, lo cual mezcla con su otra pasión que
es el modelaje, en el cual de seguro tendrá un excelente futuro, es muy
hermosa, pero esos ojos no dejo de pensar que ya los he visto.
Degustamos una rica cena, que en realidad ha sido más comida de lo que
en realidad puedo comer, un plato superando la exquisitez del otro, la fama que
tiene el chef Owen la tiene muy bien merecida. Estamos sentados esperando nos
traigan el postre, cuando veo entrar a Kathleen por la puerta del local con una
amplia sonrisa, creyéndose reina del mundo, lleva un vestido de encaje negro
corto, su cabello en ondas suelto. Lo admito es una mujer bonita, todas las
miradas que atrae así lo confirman. Un chico con bandeja se acerca a ella
inmediatamente ofreciéndole una bebida, lo que me extraña de la situación es
que no es champagne como lo hicieron anteriormente, sino algún colorido coctel.
Volteo justo en el instante en que Kate y Cynthia intercambian
nuevamente esa mirada de complicidad corroborando así, lo que suponía mas
temprano, éste par algo hizo. No tengo la oportunidad de decir algo pues alguien
del personal de seguridad se acerca, mis nervios aumentan considerablemente, miro
nuevamente hacia mis amigas, las tres sabemos lo que está por ocurrir. El hombre
le susurra algo a James a quien de inmediato le cambia la cara, se tensa y veo
como aprieta la mandíbula, con su mirada escanea el lugar hasta que sus ojos se
posan en su cuñada. Se levanta de ipso facto, la rabia emana de su cuerpo y es
cuando realmente me doy cuenta que hemos metido la pata.
Un Dios mío se escapa de mis
labios, llevo mis manos que ahora están temblando a mi boca intentando acallar
las palabras que acabo de pronunciar, rogándole a todos los Santos que lo haya
dicho lo suficientemente bajo para que nadie me escuchara. Pero por su puesto la
suerte no puede estar siempre de mi lado, y claro que mi amado esposo, que siempre
esta pendiente de todo me escuchó.
- ¿Ahora si me vas a explicar qué es lo que esta pasando Tatiana? Has
estado nerviosa desde temprano, esas extrañas miradas entre ustedes tres, no
creas que no me he dado cuenta, lo he dejado pasar, pero ya no más nena, habla
– su voz es pausada pero autoritaria.
Me siento como una adolescente pillada por su profesor copiándose en un examen, no logro disimular
el pánico que se ha instalado en mi cuerpo, Cynthia parece notarlo, hace un
intento por salvarme o al menos darme algo de tiempo, pidiéndome que la
acompañe a los sanitarios, pero Leonardo de tonto no tiene nada.
- Discúlpanos Miller, pero Tatiana y yo estamos en medio de algo – le
dice de manera cariñosa, aunque su voz es tajante y no da chance a réplica.
Mis ojos se van directamente a James que ya se acerca a donde esta
Kathleen hablando tranquilamente sin saber lo que se le avecina. Me remuevo
inquieta para afrontar a mi enfurecido esposo.
- ¡Que demonios! – Por la expresión y el comentario del Sr. D’Lucca,
tengo la certeza que ha seguido mi mirada - ¿Tú…ustedes sabían de esto? –
cuestiona señalándonos
Pero ni siquiera nos da chance de responderle cuando se levanta, no
camina ni un metro en dirección a James y Kathleen cuando regresa a la mesa
- Pero claro que las tres están metidas hasta al fondo en todo este
asunto, parecen tres chiquillas jugando a ser grandes, sin mediar las
consecuencias de sus actos.
Dicho esto se va, dejándonos como un trío de niñas reprendidas por sus
padres. Avergonzadas hasta la médula pues todo este regaño se hizo delante del
Sr. O’Connor y su hija. No me atrevo ni siquiera a levantar la mirada, pero
después de un instante mi curiosidad puede mas, quiero saber que va a pasar.
Además que unas mujeres aquí presentes me deben una explicación.
- Kate y Cynthia me acompañan por favor…
- Sra. D’Lucca no se moleste, mi papá y yo les daremos algo de
privacidad – me interrumpe Megan poniéndose de pie
Megan O'Connor
- Gracias, pero por favor llámame Tatiana, eso de Sra. es muy formal,
además tampoco soy tan vieja – le respondo con una sonrisa tratando de aligerar
el ambiente – y disculpen todo esto…
- No te preocupes Tatiana – expresa el Sr. O’Connor – pero les voy a dar
un pequeño consejo, colóquense su ropa de niñas grandes porque lo que les viene
es candela – lo medita unos segundos y al final dice - no se si deba contarlo
pero James pidió, no mas bien exigió a todo su personal que de ninguna manera
permitieran la entrada a nadie de la familia Reynolds, quería evitarte un mal
rato Kate, ese hombre te ama.
- Thomas, yo – la pobre Sra. Owen intenta decir algo pero no hay
palabras.
Después de quedarnos solas, las tres estamos en silencio por unos
cuantos minutos. Hasta que recuerdo que si vamos a hacerle frente a esto debo
saber que mas hicieron estas dos. El plan principal se basaba en mandarle una
invitación a Kathleen, una original, que se mando a hacer con la misma gente,
solo que con algunos cambios, como la hora de la misma; de esa manera cuando
llegara ya todos estuvieran presentes, o al menos la mayoría. Y sería más
vergonzoso para ella, pues cuando se acercara el personal de seguridad al ver
que no esta en la lista asumirían que falsifico la invitación y la echarían del
lugar.
Es una tontería, pero para el carácter tan altivo de Kathleen seria un
fuerte golpe a su estúpido orgullo. Pero claro ellas no podían solo dejarlo
así. Lo peor de todo es que me apena pensar que Kate se haya dejado llevar por
Cynthia, porque de seguro sea lo que fuera que planearon, mi alocada amiga es
la autora intelectual.
- Por favor me podrían explicar que más tramaron ustedes dos – exijo
- Algo que dejara a esa zorra indispuesta por algunas horas, así que mas
le vale que se largue pronto – dice Cynthia sonriendo como si nada estuviera
pasando, no le digo nada, únicamente la miro haciendo una seña con la mano para
que continúe hablando – digamos que la bebida que le ofrecieron estaba algo
cargada
- Cynthia no estoy para tus juegos explícame ¿qué hiciste?
- Yo fui la de la idea, Tatiana. Conozco a mi hermana y como se cree el
ombligo del mundo, sabía que no rechazaría un coctel, con tantos ojos puestos
en ella – explica Kate – así que mande a preparar un coctel especial con un
poco de laxante
Las miro boquiabiertas, pero no puedo dejar de reír, ellas se suman y
las carcajadas atraen más de una mirada a nuestra mesa. Pero la verdad no me
importa, ya todo esta hecho, ahora solo queda aguantar el chaparrón como quien
dice. Ni cuenta me doy que Megan esta de nuevo en nuestra mesa.
*
* *
Mientras al otro lado del restaurante…
- Sr. Sánchez, buenas noches. ¿Puedes explicarme que está sucediendo? –
pregunta James a uno de los hombres de seguridad
- Buenas noches Sr. Owen estoy tratando de hacerle entender a la Srta. aquí
presente que debe retirarse, pues es una fiesta privada y no está en la lista
de invitados.
La cara de Kathleen es de de completa confusión al ver a James, de
seguro es a quien menos espera encontrarse no solo aquí en el restaurante, sino
en Miami. Pero le toma apenas unos segundos volver a su actitud arrogante.
- Vaya, vaya, pero mira a
quien tenemos aquí, nada mas y nada menos que a Jamie – saluda usando su tono mas sarcástico - Pero cuéntame de ti
¿eres el jefe de camareros o algo así? – se burla con desfachatez
- Srta. por favor le voy a pedir que abandone las instalaciones, no
quiero escándalos, pero tampoco le permito que le falte el respeto al…
- No te preocupes por eso Ricardo, estoy acostumbrado a estas cosas y
nada de lo que ella diga me afecta – lo interrumpe el chef restándole importancia
- ¿Quién demonios se creen ustedes dos par de don nadie, acaso tienen
idea de quien soy, lo importante que es mi familia y mi apellido? tú si que lo
sabes – dice con aire de suficiencia señalando a James – pero para refrescarte
la memoria soy Kathleen Reynolds y exijo hablar con un gerente, o mejor aún con
el dueño o chef del lugar.
- Sr. Owen de verdad lo lamento, no sabía que ella…que ustedes…– el
pobre Ricardo no encontraba las palabras se hallaba demasiado contrariado al
escuchar el apellido de la joven pues entendió que existe alguna relación con
la esposa de su jefe, pero lo que verdaderamente lo confunde es que según la
carpeta con fotos de las únicas personas que tenían completamente prohibido
ingresar al local, la cual se les había entregado a todo el personal de seguridad,
estuviera la foto de ella. Pero nunca podría cuestionar sus decisiones, menos
delante de una extraña, al menos para él, pues era obvio que el chef y la Srta.
petulante no eran desconocidos entre si.
- Así que quieres hablar con el chef ¿se puede saber que le dirías si lo
tuvieras enfrente? – pregunta el Sr. Owen disimulando la sonrisa que pelaba por
asomarse, si ella supiera se decía
una y otra vez
- Hablo con el dueño del circo no con los payasos – expresa Kathleen mofándose
nuevamente.
Ni termina de decir la última palabra cuando su cara se contrae
demostrando así que esta sintiendo algún tipo de dolor, como acto reflejo se
lleva una de sus manos al estómago, respira profundo una y otra vez, pues asume
que el malestar que esta sintiendo de repente se debe al mal rato que estos dos
hombres le están haciendo pasar. Tan
distante de la realidad.
* *
*
Me levanto para ir a los sanitarios, esta vez de verdad, no para chismear con
las chicas, así que me voy sola y las dejo en la mesa conversando. Al regresar veo
como Cynthia se va directo a donde están Kathleen y James, noto que
Leonardo está cerca, pero no ha intervenido, es más dudo mucho que si quiera se
hayan dado cuenta que esta por allí. Todo sucede tan rápido que no da chance
de impedírselo. Me extraña cuando se acerca a Leo y le dice algo al oído, él
inmediatamente voltea a verme con gesto de preocupación y rápidamente camina donde
estoy, mi amiga se gira y me guiña un ojo, y es cuando entiendo que lo que sea
que le expresó a mi esposo lo hizo para alejarlo y ella poder actuar, confirmado quiero matarla.
Resignada observo como se acerca al lugar donde están Kathleen y James,
por la cara que ha puesto esa mujer no esta muy contenta de ver a Cynthia.
Gracias por siempre estar alli para mi S.M.
A mis fieles amigas y lectoras gracias a ustedes tambien por su paciencia, darme su apoyo y comprension.
Nos vemos dentro de dos miercoles, el 3 de Julio donde si Dios quiere regularizaremos las publicaciones una cez a la semana.
BESOS