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miércoles, 18 de junio de 2014

CAPITULO XVI


¿Un trío fuera de control?…

La semana pasa volando, Leo al final logra concretar el negocio con la agencia de Los Ángeles, lo único malo de todo esto es que debe viajar a su sede principal próximamente. Unos días atrás Cynthia, Kate y yo nos reunimos con la excusa de ir a comprar nuestros respectivos atuendos para la inauguración del restaurante de James, aunque eso hicimos, lo verdaderamente importante es ultimar algunos detalles para la sorpresita que le tenemos preparada a Kathleen.

Admito que disfruto mucho nada más de imaginar la situación, aunque también debo oponerme a ciertas ideas de mi alocada amiga la Srta. Miller, pues si es por Kate y ella las cosas se nos saldrían de las manos. ¡Estas dos mujeres juntas son un peligro!

Ha llegado el día de la apertura del local del afamado Chef Owen, me siento algo nerviosa, Leonardo no parece darse cuenta o simplemente lo deja pasar, quizás se lo atribuye a la fiesta como tal, en la cual como es de esperarse estará atiborrada de periodistas y paparazzi, él sabe lo mucho que eso me desagrada.

Para la ocasión he decidido usar un sencillo pero elegante vestido largo straples en tono gris claro, con un pequeño adorno en la parte del busto, el cabello lo llevo recogido en un sencillo moño, zapatos de tacón peligrosamente altos con cartera a juego, maquillaje lo mas natural posible. Me siento cómoda con la imagen que veo en el espejo.




Mi amado esposo, se ve elegante en ese traje negro, corbata del mismo color y camisa blanca, se ha dejado la barba de unos días, que le da un toque sexi sin llegara  ser descuidado. El traje lo define a la perfección, sencillo pero de una manera exquisita. Hecho a la medida, se ajusta a su tonificado cuerpo de manera excepcional. No creo que alguna vez me canse de admirarlo.



Me pierdo en sus ojos, en la sensualidad que reviste su mirada, por su cara puedo decir que a él le ha ocurrido lo mismo. Sin perder contacto se acerca sigilosamente, con la pasión y el deseo brotando de cada poro de su piel. Se detiene frente a mí sin decir una sola palabra, me toma de la cintura acercándome a su cuerpo, sus labios apenas rozando los míos.

- Te ves hermosa nena – expone Leo en un susurro – jamás me cansaré de admirar tu belleza, que me roba el aliento y me deja sin palabras.

- Me has leído el pensamiento – confieso después de algunos segundos – no importa lo mucho que te vea, no puedo tener suficiente de ti…siempre quiero más.

- Igual yo Tati, igual yo.


Al bajar me extraña que no vayamos directo al estacionamiento, en su lugar salimos por la entrada principal, me giro desconcertada viendo a Leonardo con la interrogante plasmada en mi rostro, él únicamente me da una pícara sonrisa en respuesta, toma mi mano depositando en ella un beso. Pero no me dice nada, suspiro resignada y me dejo llevar.

Salimos al exterior del edificio, estoy sorprendida de ver un hermoso auto blanco, pero no cualquier carro, un Maybach, ¿qué cómo conozco su nombre? Simple, por la cantidad de veces que he tenido que ver las películas Transformers, en una de ellas, la tercera si mal no recuerdo, sale uno igual de color blanco, como el que se encuentra frente a nosotros.



El chofer hace el amago de ir a abrirme la puerta, pero mi esposo lo detiene con un movimiento de cabeza y alzando su mano con la señal universal de stop. Galantemente me ayuda a subirme al auto, no sin antes darme un pequeño beso en los labios, antes de bordearlo para sentarse a mi lado.



El interior del coche es igualmente hermoso y muy elegante, los asientos de un brillante cuero blanco, al igual que el techo, puertas, piso…todo es hermosamente blanco. Entre los asientos hay un par de copas plateadas junto a una fría botella de champagne. Ya después que Leo se acomoda en su asiento, rompo el silencio.



- ¿Y todo esto a qué se debe? – indago mientras señalo con mi mano el lujoso carro que nos esta llevando a la inauguración.
 
- Me pareció buena idea – contesta evasivamente Leonardo

- ¿Por qué será que no te creo nada? Tú nunca haces nada sin un propósito, algo te traes entre manos Sr. D’Lucca, a mi no puedes engañar.

- ¡Exactamente! esa es una de las razones, quizás la mas importante de todas – dice de manera seductora con un brillo especial en su mirada – no pongas esa cara nena…

- Necesito que me ilumines, estoy un poco perdida aquí Leo…

Me callo de repente porque empiezo a entender cual es uno de sus motivos, si no está manejando sus manos estarían libres para… ¡Claro!  Siento que me ruborizo hasta más no poder. ¡Este hombre es incorregible!

 - Por tu sonrosada cara creo que ya lo has captado, pero también quise darte un momento diferente – dice mi pervertido marido mientras llena las copas con la burbujeante bebida -  tengo algunas sorpresas para ti hoy, la noche apenas comienza. Brindemos por ello.

No me esperaba nada de esto, el auto, el champagne…pero de nuevo, así es el hombre con quien me casé y de quién estoy completamente enamorada. Es detallista, romántico, galante, pero sobre todo sabe muy bien mover sus cartas para hacerme caer rendida a sus pies, tampoco es que necesite de mucho trabajo para eso. 

A medida que nos acercamos al lugar, puedo ver la aglomeración de autos, me alivia al ver que no somos los únicos que tienen uno con chofer, hasta algunas limusinas puedo divisar. Esta es una apertura por todo lo alto. Al llegar a la puerta un elegante hombre nos abre las puertas para ayudarnos a descender y entrar por la alfombra roja al local.  A lo largo de ella hay al menos una docena de fotógrafos disparando sus flashes como si de una entrega de premios se tratara y delante de ellos estuvieran los más afamados artistas.

Una amable anfitriona revisa nuestras invitaciones y nos da algunas indicaciones para que posemos para las fotos y luego nos explica como llegar hasta nuestra mesa. Al mal tiempo buena cara, como en otras oportunidades sonrío ante unos ya conocidos periodistas de la farándula, que de inmediato nos reconocen, saludan y piden de manera atenta tomarnos algunas fotos.

Al terminar con los paparazzi seguimos nuestro camino. En la parte alta de la entrada del restaurante en una hermosa caligrafía en tonos rojos y naranjas se encuentra el nombre del lugar Flamboyant Saveur. Al ingresar me sorprende la maravillosa decoración. Una pared revestida con piedras blancas, un precioso mueble de cuero rojo y una mesa baja nos da la bienvenida. Al fondo se puede observar las mesas con sus respectivas sillas del mismo color carmín, el cual predomina en el ambiente, dándole un toque elegante y pasional. Diferentes lámparas modernas descienden del techo otorgándole la iluminación perfecta.



Unos meseros se acercan con bandejas llenas de copas con champagne para agasajar a los invitados, mientras esperamos ansiosos la llegada de nuestro amigo y anfitrión, el gran chef Owen y su esposa. Estamos conversando con unos conocidos, al menos hay algunas caras familiares, haciendo que estos eventos de los cuales aun no me acostumbro se hagan más amenos.

Como si alguien me llamara volteo a la entrada del local, para ver con una sonrisa en mis labios la llegada de mi amiga. Cynthia se ve preciosa con su vestido largo, de encaje negro con un fondo de color piel, zapatos y cartera a juego. Su elegancia  y belleza natural no necesita de mucho más. Levanto la mano haciéndole señas para que se acerque.



- ¡Hola guapos! – saluda mi hermana del alma alegremente dándonos besos y abrazos.

- Ey Miller, estás hermosa – dice Leo a la vez que toma una copa de la bandeja del mesero que en ese momento pasa por nuestro lado para entregársela a la recién llegada -  

- Gracias D’Lucca, pero no eres mi tipo, además sabes que no me gustan los hombres casados – bromea en respuesta.

- Nada pierdo con intentarlo – finaliza mi esposo otorgándole un guiño

- OK, si quieren los dejo solos – finjo estar molesta – ya de igual forma ni me están prestando atención – amago con irme, pero los fuertes brazos de mi amor me toman por la cintura apretándome a él.

- ¿A dónde crees que vas, nena? – pregunta Leonardo en mi oído, haciendo con ese simple acto que me estremezca, además que sentir en mi espalda su firme pecho no es que sea de mucha ayuda.

- Dándoles algo de privacidad – digo como señalando lo obvio

Los tres estallamos en risas, para cualquiera que nos ve y nos escucha sería una situación rara e incómoda, pero hay tanta camaradería y complicidad entre nosotros, la confianza es lo que nos sobra. Conozco a Cynthia y confío plenamente en ella, se que jamás haría algún movimiento hacia Leo. Además como se ha cansado de repetirlo, no es su tipo. Por otro lado Leonardo le tiene un cariño inmenso a mi amiga, la ha acogido bajo sus brazos como la hermana menor que nunca tuvo y siempre quiso. Es incapaz de verla con otros ojos, confío en el con los ojos cerrados, por mas bromas que le haga tratando de coquetearle, sólo es un juego.

Escuchamos alboroto en la entrada, nos informan que están llegando los esposos Owen. Nos acercamos para asi poder darles la bienvenida a nuestros amigos. Apenas se bajan de la limusina, los flashes de las cámaras prácticamente se vuelven locos, todos quieren una buena foto de ellos. Kate luce impactante con un vestido asimétrico por debajo de la rodilla, de arabescos color plata y un fondo beige claro. Zapatos a juego, una coqueta cartera de pedrería, pero lo que mas me llamó la atención desde un principio es la impresionante gargantilla con forma de serpiente plateada que lleva enrollada en su cuello. Su esposo James se ve elegante con su tuxedo negro y camisa blanca.



Se acercan y saludan pacientemente a varios de los invitados que se encuentran ya en el lugar. Al cabo de una hora más o menos logran llegar hasta donde estamos. Después de brindar y felicitarlos por la inauguración, el chef Owen personalmente nos da un pequeño Tour por el local. Es mas grande de lo que en un principio creí, cuenta con varios ambientes.



Todos están decorados de manera elegante y sencilla, en uno las sillas blancas contrastan con las mesas de madera oscura, al igual que algunas de sus paredes con sus tonos tierra; en otro de ellos las sillas son de color rojo, las mesas con elegantes y delicados manteles blancos. Hay una barra bar con algunas mesas, pero donde solo puedes tener algún aperitivo que acompañe tu bebida, en este ambiente predomina el color dorado, a juego con el marrón. Cuenta con un área VIP alejada del resto del local, una solitaria mesa en el centro junto con sus sillas te da la privacidad necesaria para algún momento especial. La cocina es sencillamente espectacular, como es de esperarse es muy amplia con decoración en acero inoxidable, en donde varias personas ya están en su labor preparando algunos platillos que de seguro no tardaremos en degustar.




Regresamos a la fiesta, pues como es de esperarse todos quieren felicitar y compartir con el anfitrión. Kate se queda un rato con nosotros mientras James debe inspeccionar unos detalles en la cocina. Leonardo esta conversando con algún cliente con el que coincidió aquí. Por lo que aprovechamos el momento para hablar sobre nuestro pequeño de esta noche, ella aún no ha llegado, así que me pregunto si realmente vendrá.

- Ya todo está listo, el mesero sólo esta esperando que se le indique – dice Cynthia sacándome de mis pensamientos – ¿cuadraste todo en la cocina, Kate?

- También están esperando que les avise – es su respuesta – únicamente falta mi querida hermana – no paso por alto la ironía en su voz pero aún así, hay algo que no me cuadra.

Mis dos compañeras ríen en complicidad, pero con algo de maldad en sus ojos. Lo que hace sentirme más nerviosa de lo que ya estoy, pues si bien Kathleen no es para nada una mansa corderita, tampoco estuve de acuerdo con ciertas ideas que tenían en mente estas dos, pero ahora viéndolas así, temo lo que puedan haber inventado.

- ¿Quién de ustedes dos me va a explicar que carrizo hicieron? – las veo de manera acusatoria esperando una respuesta

Luego de unos minutos ninguna de las dos emite sonido alguno, lo que confirma mis sospechas, algo mas hicieron a parte de lo que anteriormente habíamos cuadrado.

- ¿Se piensan quedar calladas y no decirme nada? – trato de no levantar mucho la voz, pero de verdad estoy enojada, justo cuando Cynthia va a abrir la boca para responder llegan James y Leo a interrumpirla.

Respiro profundo, intentando calmarme, porque los nervios y yo no somos buenos juntos, menos si Leonardo esta cerca, no sabré disimularlo, y la verdad lo menos que quiero es que se entere de todo este asunto. Demasiado tarde.

- ¿Nena, te sientes bien? – cuestiona mi esposo algo preocupado.

- Si claro, amor ¿por qué lo dices? – en mi mente estoy ahorcando a éstas dos por ponerme en aprietos

Me estudia por unos minutos, toma un sorbo de su trago, que ahora es whisky. No deja de escrutarme con esos ojso maravillosos, como si quisiera leerme el ama, lo que me pone aún más nerviosa. En silencio, niega con su cabeza, pero se gira y continua conversando con James, respiro aliviada. Pero volteo a ver a Cynthia con los ojos entrecerrados, para demostrarle lo furiosa que estoy, ella solo me gesticula un lo siento mientras se encoje de hombros. Pero que ni piense que esto se va a quedar así.

Después de saborear y probar algunos aperitivos que nos han estado trayendo los camareros. Nos indican que ya es momento de sentarnos para la cena. Pero antes que podamos movernos un hombre acompañado de una hermosa chica se acerca a nosotros. James al verlo lo abraza con lo que parece mucho cariño.


- Pensé que no vendrían – les dice el chef mientras besa en las mejillas a la joven.

- Ya sabes como es papá cuando se refiere a ti James, a ultimo momento logro escapar de su reunión, nos montamos en un avión, apenas si tuvimos chance de ir al hotel cambiarnos y aquí estamos – dice la muchacha abrazando a Kate   

- No podíamos faltar – dice el elegante hombre recién llegado.

- Disculpen – dice mirándonos – les presento a Thomas O’Connor y su hermosa hija Megan, ellos son Leonardo D’Lucca, su esposa Tatiana y  una amiga en comun Cynthia Miller – explica mientras nos señala a medida que nos ha mencionado.

                                                                 Thomas O'Connor

- Es un placer -Leo inmediatamente estira su mano, al igual que lo hacemos nosotras.

Hay dos cosas que no puedo dejar pasar por alto, la primera es como cambio la cara del Sr. O’Connor cuando mencionaron el apellido D’Lucca, fue como si le sacaron el aire al golpearlo en el estomago, inmediatamente se compuso, pero se que algo apareció en su mirada rabia, dolor ¿temor? Aunque fue tan rápido que ahora me pregunto si lo imagine…lo segundo es que la cara de Megan me es conocida, como si la hubiera visto en otro lugar, algo en ella me es familiar. Así que no me contengo y le pregunto.

                                          Megan O'Connor

- Disculpa Megan, pero tu cara se me hace conocida ¿Nos conocemos de algún lugar?

- No – dice velozmente, pero lo que me sorprende al igual que a todos, no es solamente que quien responde es Thomas cuando fue a su hija a quien le hable, sino el tono y la manera como lo dijo – No lo creo, mi hija se fue de Miami cuando tenía unos tres años y apenas hoy, con veinte, es que ha vuelto.

- Papá no me fui – dice rodando los ojos - como lo acabas de explicar apenas tenia tres años, tú te fuiste, así que me llevaste contigo – no hay reproche en sus palabras, mas bien es como si jugara con su padre.

- Papa, papata…es lo mismo dicho de otra manera – el tono en su voz se suaviza con solo mirar a su hija, a quien se nota adora.

Ya olvidado el incomodo asunto, continuamos hablando, resulta que el Sr. O’Connor es un grandioso abogado que reside en New York, donde abrió uno de los mejores bufetes del país. Megan por su parte, no siguió los pasos de su padre, actualmente está estudiando arquitectura, lo cual mezcla con su otra pasión que es el modelaje, en el cual de seguro tendrá un excelente futuro, es muy hermosa, pero esos ojos no dejo de pensar que ya los he visto.

Degustamos una rica cena, que en realidad ha sido más comida de lo que en realidad puedo comer, un plato superando la exquisitez del otro, la fama que tiene el chef Owen la tiene muy bien merecida. Estamos sentados esperando nos traigan el postre, cuando veo entrar a Kathleen por la puerta del local con una amplia sonrisa, creyéndose reina del mundo, lleva un vestido de encaje negro corto, su cabello en ondas suelto. Lo admito es una mujer bonita, todas las miradas que atrae así lo confirman. Un chico con bandeja se acerca a ella inmediatamente ofreciéndole una bebida, lo que me extraña de la situación es que no es champagne como lo hicieron anteriormente, sino algún colorido coctel.



Volteo justo en el instante en que Kate y Cynthia intercambian nuevamente esa mirada de complicidad corroborando así, lo que suponía mas temprano, éste par algo hizo. No tengo la oportunidad de decir algo pues alguien del personal de seguridad se acerca, mis nervios aumentan considerablemente, miro nuevamente hacia mis amigas, las tres sabemos lo que está por ocurrir. El hombre le susurra algo a James a quien de inmediato le cambia la cara, se tensa y veo como aprieta la mandíbula, con su mirada escanea el lugar hasta que sus ojos se posan en su cuñada. Se levanta de ipso facto, la rabia emana de su cuerpo y es cuando realmente me doy cuenta que hemos metido la pata.

Un Dios mío se escapa de mis labios, llevo mis manos que ahora están temblando a mi boca intentando acallar las palabras que acabo de pronunciar, rogándole a todos los Santos que lo haya dicho lo suficientemente bajo para que nadie me escuchara. Pero por su puesto la suerte no puede estar siempre de mi lado, y claro que mi amado esposo, que siempre esta pendiente de todo me escuchó.

- ¿Ahora si me vas a explicar qué es lo que esta pasando Tatiana? Has estado nerviosa desde temprano, esas extrañas miradas entre ustedes tres, no creas que no me he dado cuenta, lo he dejado pasar, pero ya no más nena, habla – su voz es pausada pero autoritaria.

Me siento como una adolescente pillada por su profesor  copiándose en un examen, no logro disimular el pánico que se ha instalado en mi cuerpo, Cynthia parece notarlo, hace un intento por salvarme o al menos darme algo de tiempo, pidiéndome que la acompañe a los sanitarios, pero Leonardo de tonto no tiene nada.

- Discúlpanos Miller, pero Tatiana y yo estamos en medio de algo – le dice de manera cariñosa, aunque su voz es tajante y no da chance a réplica.
 
Mis ojos se van directamente a James que ya se acerca a donde esta Kathleen hablando tranquilamente sin saber lo que se le avecina. Me remuevo inquieta para afrontar a mi enfurecido esposo.

- ¡Que demonios! – Por la expresión y el comentario del Sr. D’Lucca, tengo la certeza que ha seguido mi mirada - ¿Tú…ustedes sabían de esto? – cuestiona señalándonos

Pero ni siquiera nos da chance de responderle cuando se levanta, no camina ni un metro en dirección a James y Kathleen cuando regresa a la mesa

- Pero claro que las tres están metidas hasta al fondo en todo este asunto, parecen tres chiquillas jugando a ser grandes, sin mediar las consecuencias de sus actos.

Dicho esto se va, dejándonos como un trío de niñas reprendidas por sus padres. Avergonzadas hasta la médula pues todo este regaño se hizo delante del Sr. O’Connor y su hija. No me atrevo ni siquiera a levantar la mirada, pero después de un instante mi curiosidad puede mas, quiero saber que va a pasar. Además que unas mujeres aquí presentes me deben una explicación.

- Kate y Cynthia me acompañan por favor…

- Sra. D’Lucca no se moleste, mi papá y yo les daremos algo de privacidad – me interrumpe Megan poniéndose de pie

                                     Megan O'Connor

- Gracias, pero por favor llámame Tatiana, eso de Sra. es muy formal, además tampoco soy tan vieja – le respondo con una sonrisa tratando de aligerar el ambiente – y disculpen todo esto…

- No te preocupes Tatiana – expresa el Sr. O’Connor – pero les voy a dar un pequeño consejo, colóquense su ropa de niñas grandes porque lo que les viene es candela – lo medita unos segundos y al final dice - no se si deba contarlo pero James pidió, no mas bien exigió a todo su personal que de ninguna manera permitieran la entrada a nadie de la familia Reynolds, quería evitarte un mal rato Kate, ese hombre te ama.

- Thomas, yo – la pobre Sra. Owen intenta decir algo pero no hay palabras.

Después de quedarnos solas, las tres estamos en silencio por unos cuantos minutos. Hasta que recuerdo que si vamos a hacerle frente a esto debo saber que mas hicieron estas dos. El plan principal se basaba en mandarle una invitación a Kathleen, una original, que se mando a hacer con la misma gente, solo que con algunos cambios, como la hora de la misma; de esa manera cuando llegara ya todos estuvieran presentes, o al menos la mayoría. Y sería más vergonzoso para ella, pues cuando se acercara el personal de seguridad al ver que no esta en la lista asumirían que falsifico la invitación y la echarían del lugar.  

Es una tontería, pero para el carácter tan altivo de Kathleen seria un fuerte golpe a su estúpido orgullo. Pero claro ellas no podían solo dejarlo así. Lo peor de todo es que me apena pensar que Kate se haya dejado llevar por Cynthia, porque de seguro sea lo que fuera que planearon, mi alocada amiga es la autora intelectual.

- Por favor me podrían explicar que más tramaron ustedes dos – exijo

- Algo que dejara a esa zorra indispuesta por algunas horas, así que mas le vale que se largue pronto – dice Cynthia sonriendo como si nada estuviera pasando, no le digo nada, únicamente la miro haciendo una seña con la mano para que continúe hablando – digamos que la bebida que le ofrecieron estaba algo cargada

- Cynthia no estoy para tus juegos explícame ¿qué hiciste?

- Yo fui la de la idea, Tatiana. Conozco a mi hermana y como se cree el ombligo del mundo, sabía que no rechazaría un coctel, con tantos ojos puestos en ella – explica Kate – así que mande a preparar un coctel especial con un poco de laxante

Las miro boquiabiertas, pero no puedo dejar de reír, ellas se suman y las carcajadas atraen más de una mirada a nuestra mesa. Pero la verdad no me importa, ya todo esta hecho, ahora solo queda aguantar el chaparrón como quien dice. Ni cuenta me doy que Megan esta de nuevo en nuestra mesa.

                                  * * *

Mientras al otro lado del restaurante…

- Sr. Sánchez, buenas noches. ¿Puedes explicarme que está sucediendo? – pregunta James a uno de los hombres de seguridad

- Buenas noches Sr. Owen estoy tratando de hacerle entender a la Srta. aquí presente que debe retirarse, pues es una fiesta privada y no está en la lista de invitados.

La cara de Kathleen es de de completa confusión al ver a James, de seguro es a quien menos espera encontrarse no solo aquí en el restaurante, sino en Miami. Pero le toma apenas unos segundos volver a su actitud arrogante.

- Vaya, vaya, pero mira a quien tenemos aquí, nada mas y nada menos que a Jamie – saluda usando su tono mas sarcástico - Pero cuéntame de ti ¿eres el jefe de camareros o algo así? – se burla con desfachatez



- Srta. por favor le voy a pedir que abandone las instalaciones, no quiero escándalos, pero tampoco le permito que le falte el respeto al…

- No te preocupes por eso Ricardo, estoy acostumbrado a estas cosas y nada de lo que ella diga me afecta – lo interrumpe el chef restándole importancia

- ¿Quién demonios se creen ustedes dos par de don nadie, acaso tienen idea de quien soy, lo importante que es mi familia y mi apellido? tú si que lo sabes – dice con aire de suficiencia señalando a James – pero para refrescarte la memoria soy Kathleen Reynolds y exijo hablar con un gerente, o mejor aún con el dueño o chef del lugar.

- Sr. Owen de verdad lo lamento, no sabía que ella…que ustedes…– el pobre Ricardo no encontraba las palabras se hallaba demasiado contrariado al escuchar el apellido de la joven pues entendió que existe alguna relación con la esposa de su jefe, pero lo que verdaderamente lo confunde es que según la carpeta con fotos de las únicas personas que tenían completamente prohibido ingresar al local, la cual se les había entregado a todo el personal de seguridad, estuviera la foto de ella. Pero nunca podría cuestionar sus decisiones, menos delante de una extraña, al menos para él, pues era obvio que el chef y la Srta. petulante no eran desconocidos entre si.

- Así que quieres hablar con el chef ¿se puede saber que le dirías si lo tuvieras enfrente? – pregunta el Sr. Owen disimulando la sonrisa que pelaba por asomarse, si ella supiera se decía una y otra vez

- Hablo con el dueño del circo no con los payasos – expresa Kathleen mofándose nuevamente.

Ni termina de decir la última palabra cuando su cara se contrae demostrando así que esta sintiendo algún tipo de dolor, como acto reflejo se lleva una de sus manos al estómago, respira profundo una y otra vez, pues asume que el malestar que esta sintiendo de repente se debe al mal rato que estos dos hombres le están haciendo pasar. Tan distante de la realidad.

                                        *  *  * 

Me levanto para ir a los sanitarios, esta vez de verdad, no para chismear con las chicas, así que me voy sola y las dejo en la mesa conversando. Al regresar veo como Cynthia se va directo a donde están Kathleen y James, noto que Leonardo está cerca, pero no ha intervenido, es más dudo mucho que si quiera se hayan dado cuenta que esta por allí. Todo sucede tan rápido que no da chance de impedírselo. Me extraña cuando se acerca a Leo y le dice algo al oído, él inmediatamente voltea a verme con gesto de preocupación y rápidamente camina donde estoy, mi amiga se gira y me guiña un ojo, y es cuando entiendo que lo que sea que le expresó a mi esposo lo hizo para alejarlo y ella poder actuar, confirmado quiero matarla.


Resignada observo como se acerca al lugar donde están Kathleen y James, por la cara que ha puesto esa mujer no esta muy contenta de ver a Cynthia.



Gracias por siempre estar alli para mi S.M.


A mis fieles amigas y lectoras gracias a ustedes tambien por su paciencia, darme su apoyo y comprension.
Nos vemos dentro de dos  miercoles, el 3 de Julio donde si Dios quiere regularizaremos las publicaciones una cez a la semana.
BESOS






1 comentario:

  1. HOLA MI NIÑA, ESA MUJER ME PONE LOS PELOS DE PUNTA , NO HABLO CON LOS PAYASOS , QUE TONTA ES , SE MERECE TODO LO QUE LA PASE , ESPERO QUE NO LLEGUE A TIEMPO AL SERVICIO , NE IBA A REIR UN MONTÓN ESTOY ENGANCHADA ME ENCANTA

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