Un reencuentro lleno de alegrías…
Estamos un rato mas abrazados admirando el radiante sol que se alzaba
frente a nuestros ojos, hasta que mi sobreprotector marido me lleva hasta
nuestra habitación para que pueda descansar. Pues según él, he abusado
demasiado, ya que el medico mando reposo, a lo que no me opuse de ninguna
manera, de verdad necesito recobrar fuerzas para volver al hospital.
Claro que una cosa piensa el burro y otra muy distinta quien lo arrea,
mis planes son drásticamente cambiados tan pronto entramos al cuarto, ya que
después de que mi hermoso hombre de ojos verdes me dejara acostada en la cama,
observo súper extrañada como no solo se
dirige al baño, sino que abre la ducha; sé que no estamos tan limpios después
de preparar esas ricas tostadas francesas, pero
hemos estado aun peor y eso no ha impedido acurrucarnos un par de horas para
reponer energías.
Veo salir al protagonista de todos mis sueños húmedos y
secos muy bien aseado en dirección al vestidor, lo sigo con la mirada sin
emitir sonido, quizás va por un pantalón
de pijama o un boxer, lo que me parece raro es que está bien peinado,
puesto que vamos a dormir no le veo el sentido.
Ya no aguanto un minuto más esta incertidumbre, por lo que sacando fuerzas de donde no las tengo me levanto poco a poco de la cama para ir a su encuentro. Cual es mi mayor sorpresa, Leonardo esta vestido con un jeans, camisa manga larga y justo esta buscando una chaqueta, esa de cuero que tanto me gusta, le queda como un guante. Con estas vistas hasta olvide porque me levante de la cama...ahh si saber qué piensa hacer mi marido.
-¿Se puede saber qué haces?- pregunto señalándolo
- ¿Qué haces levantada nena?
- No me has respondido- inquiero
-Tú tampoco-contesta de manera melosa acercándose a mí
- Leo- lo reprendo
- ¿Si, nena? - responde mientras comienza a besarme
el cuello
- Se lo que estás tratando de hacer Sr. D'Lucca y te
advierto que no va a funcionar - expreso y aunque trato de sonar segura mi voz
me traiciona
- ¿Y qué se supone estoy haciendo, Tati? ¿Acaso un hombre
enamorado no puede hacerle un cariño a su esposa? – intenta cambiarme el tema y
evadir mi cuestionamiento. Pero no va a
ser tan sencillo
- ¿Para dónde vas así vestido? - logro articular
- Al hospital a ver como amaneció el nonno
-Pues espérame que voy contigo- anuncio convencida
-No nena, tú te quedas aquí a descansar un rato. Cualquier
novedad, te aviso enseguida- responde separándose de mí, colocándose su
chaqueta.
-Pero...
-Sin peros Tati, mas tarde puedes ir, yo mismo te mando a buscar- me da un beso en los labios y con eso se que la discusión llego a su fin.
Suspiro derrotada me doy la media vuelta, me dirijo a mi
cama si lo admito estoy agotada y unas
horas de sueño no me vendrían mal. Me acuesto boca abajo nada mas mi cabeza
toca la almohada y caigo rendida en un profundo sueño.
A lo lejos escucho una melodía muy familiar, levanto mi
cabeza para encontrarme que aunque estoy en la misma posición que cuando me acosté
unas ¿horas? atras, puedo decir que cierto hombre proyector paso por acá antes
de irse, pues casi ni me veo entre tanta cobija que tengo encima. Me río par
mis adentros, así es Leo, siempre pendiente de mí. Mi atención vuelve a la música
proveniente de mi celular, como propulsada por resortes me levanto en busca de
ese aparato ruidoso. Lo encuentro en una mesita
lejana, conectado al cargador mi esposo
siempre pensando en todo.
-Pensé que estabas muerta!- me gritan del otro lado- casi bajo a llamar al conserje para que tumbe la puerta.
- ¿Estas afuera? - vocifero emocionada, corriendo a
abrirle a mi hermana del alma
Bajo las escaleras de dos en dos aun con el teléfono
pegado a mi oído. Tomo las llaves que están justo sobre la rinconera del portal
y abro.
-Amiiii- gritamos las dos al unísono
Así como al mismo tiempo hacemos una mueca de dolor y
alejamos el teléfono de nuestros perturbados oídos que han sufrido por nuestro escandaloso
saludo. Nos damos un caluroso abrazo y como dos niñas entramos en el apartamento con nuestros brazos entrelazados.
-No tienes idea de cuento te extrañe- le confieso mientras nos dirigimos a la cocina, necesito urgentemente mi dosis de cafeína
-Por lo visto mi súper cuñadito sabe como mantenerte ocupada- dice muerta de risa señalando el desastre que hay sobre los mesones y el piso.
Yo inmediatamente me sonrojo, no recordaba eso sino la hubiera llevado directo a la habitación. OK, eso sonó más como algo que diría Leo
- Estábamos muy cansados para recoger todo esto - me excuso mientras comienzo a arreglar cada cosa en su lugar.
- Si y la gama de colores que van del rosa pálido
pasando por carmesí para terminar en rojo pasión- esto último lo dice
moviendo de manera sugerente sus cejas- que han pasado por tu rostro es de la agitación
de verme
- No es lo que piensas flaca, solo hicimos una cena tardía
o desayuno adelantado, como prefieras llamarlo
-Una comida completa y balanceada - expresa y allí las dos
soltamos una sonora carcajada
-Es una lástima que tuvieran que dejar la luna miel en
stand by, pero es obvio que debían volver de inmediato.
- Así es, la familia esta primero, además sabes que el nonno es súper importante par mi, ni que decir para Leo.
- Si, hasta yo lo adoro, ese hombre es especial - afirma
Cynthia -te acompaño a verlo mas tarde, después que hayamos comido algo.
Entre risas, cuentos y alegría dejamos ordenada nuevamente
mi hermosa cocina, blanca brillante y reluciente como si aquí nada
hubiera pasado. Aunque si pasó
recuerdo.
Con nuestras grandes tazas de café nos vamos al
cuarto, de esa manera podemos seguir charlando mientras me baño y me visto. Nos
sentamos en cómodo mueble de la habitación para estar mas a gusto.
Cuando caigo en cuenta que no se como mi amiga se ha enterado de nuestro
retorno, aunque tengo mi sospecha quiero tener la certeza.
- ¿Cómo supiste que habíamos regresado?
- Leito me llamo temprano, me explico lo del Sr. Angelo y
porque estaban tan pronto en Miami. También me contó el susto que les
hiciste pasar ayer cuando te desmayaste en sus brazos.
- Que raro... ¿qué mas te contó ese chismoso? - digo
volteando los ojos.
- Entiéndelo Tatiana Valentina, se preocupa porque te ama…todos
te amamos, deja de levantar muros a tu alrededor - expresa tomando mi mano
cariñosamente- déjalo llegar a ti.
Las dos nos quedamos en silencio, ella dándome tiempo para
analizar lo que acaba de decirme...yo pensando que tiene toda la razón, amo a
Leonardo mas que a mi vida, estoy segura de lo que él siente por mi. Como dice
mi abuela Aurora, la carga entre dos siempre es menor, todo es más llevadero
cuando tienes a tu lado alguien.
-¿También te dijo que pensó que yo estaba embarazada?
-decido romper el silencio
-¿En serio? - Chyntia me mira con los ojos muy abiertos
- Y lo que es peor…lloré como un tonta cuando nos dieron
los resultados de los exámenes que me mandó a hacer mientras aun estaba
inconsciente, que obviamente salieron negativos - le confieso todo, entre
nosotras nunca ha habido secretos, claro ella siempre ha sido mas
explicita y pintoresca por así decirlo
-¿Cómo así? No sabía que querías darme sobrinos tan
rápido.
- Yo tampoco- me encojo de hombros- aunque es pronto, no
puedo negarte que me encantaría tener un chipilín a quien cuidar y darle
mi amor - respondo emocionada, a ese bebe podría darle todo aquello que
nunca tuve y que siempre soñé, un papá y una mamá para verme crecer...una
familia
-Pues no se diga mas- expone una muy contenta y decidida
Cynthia dando un salto- a ponerse a practicar. Pero primero a vestirse que ya
la que casi se desmaya soy yo pero del hambre, porque con la sequía que hay de hombres
buenos...
Me levanto sonriendo, allí donde ven a esta hermosa chica rubia, no ha sido muy afortunada cuando hablamos de amor. Ha salido en serio con tres chicos, con uno no llegaron a mucho, pues según palabras textuales de mi alocada amiga "faltaba chispa entre nosotros, no quiero saltarle encima, solo sentarme a su lado, y para eso te tengo a ti" eso es totalmente cierto, aunque se gustaban, existía cariño entre ellos fue más una relación amigos, pero nada mas trascendente.
Con el otro chico si hicieron buenas migas, tanto en la
cama como fuera de ella, a pesar de no ser su primera vez, ”lo hizo” antes de
cumplir los dieciocho y a pesar de que no fue algo traumático, siempre me dice
que debió haber esperado, en fin ya no
hay nada que hacer.
Con este segundo chico, el noviazgo duró casi los dos años, hasta que él tuvo que mudarse a Phoenix por trabajo, estaba recién graduado en Ingeniería Electrónica, pues nada la distancia hizo que se enfriara todo, por lo que decidieron cortar por lo sano, hasta el sol de hoy mantienen contacto, pasaron la página y únicamente son amigos.
Del que creo que no se ha recuperado del todo, aunque no
lo amaba de eso estoy segura, fue una relación muy difícil...el muy canalla la
engaño desde un principio, estuvo con ella por una estúpida apuesta. A veces odio a los hombres.
Ya secándome después de una ducha caliente, doy gracias a
Dios porque me tocó uno de los buenos. Decido mandarle un mensaje.
*Hola amor ¿cómo estás? Aquí bien, vistiéndome
para salir con Cynthia a comer algo. Gracias por avisarle. Eres el mejor!*
*Ya estaba por llamarte nena ¿cómo te
sientes? No quiero ser el mejor solo el único*
*Y lo eres, lo sabes ;) ¿que noticias tienes del nonno?*
*Todo igual bebé ¿Mando al chofer por ustedes, o están bien por su cuenta?*
* Tranquilo Leo estaremos bien
¿necesitas algo?*
*A ti. Pero anda comparte un rato con
la catira, seguro están como
cotorras, dándole al pico jajaja*
*Como si no lo supieras. Comemos y
salimos para allá ¿almorzaste?*
*Si, con papá. Te manda saludos. Y yo
muchos besos nena, te amo*
*Igual. Te amo. Nos vemos al rato ;)*
*Bye baby*
* Jaja bye
bye*
Ya en el auto seguimos con nuestra conversación, decir que
Cynthia esta impresionada por lo que le conté de la hermana de Kathleen es
poco.
-Ya decía yo que esa mujer es una perra con todas sus
letras - expresa sumamente enojada mi amiga
-Ni que lo digas ¿puedes creer que le hizo eso a su
hermana? qué dejará para el resto de los mortales - expreso, no estoy preocupada
pero si sé que debo estar con los ojos bien abiertos cuando se trata de ella,
pues dudo mucho se quede tranquila
-Más le vale que retroceda, no creo quiera conocerme
enojada -amenaza y conociendo a mi amiga puedo garantizar que no son sólo
palabras vacías.
- Ya verás que distinta es Kate, de seguro te va a caer
muy bien, son muy parecidas – decido cambiar de tema, no quiero que nuestro
buen humor cambie.
-¿Parecidas, en qué
sentido? – pregunta como siempre curiosa la Srta. Miller
-Primero que
nada, es muy inquieta, risueña, vive la
vida al máximo, eso si no se deja de nadie – al describir a Kate parece que también
estoy señalando cada rasgo y características que hacen de Cynthia la persona
especial que es – no le importa lo que piensen los demás mientras ella sea
feliz…es muy segura de si misma.
- Ya me cae bien,
a pesar de ser hermana de esa. Ya quiero conocerla, ¿dices que vendrán para
abrir un nuevo restaurante?
-Sip, como te mencioné,
ahora James es un chef reconocido…
Llegamos a un
pequeño lugar donde hacen unas riquísimas
ensaladas, en un ambiente ameno. Siempre venimos a comer aquí, nos hicimos
amigas de los dueños y camareros, bueno hasta de los cocineros. La mayoría son
latinos, asi que nos sentimos como en nuestra tierra. Entramos y sin esperar
nos dirigimos a nuestra mesa habitual que afortunadamente esta disponible.
Antes de ponernos cómodas llega Marta con nuestras bebidas, unas deliciosas
limonadas frapeé y nos explica que ya están en camino nuestras Cesar’s,
refiriéndose a nuestras ensaladas.
Luego de comer hasta un rico helado de postre, salimos del
local para dirigirnos al hospital. En el camino Cynthia no deja de contarme con
detalles cada día desde nuestra boda, conoció a un chico, salieron un par de
días pero no sabe si quiere volverlo a ver. Me explica que en un mes debe viajar
a California pues su padre tiene negocios allá por lo que quiere que lo
acompañe por al menos dos semanas. Pero que luego esta pensando hacer una
maestría y me pregunta si me apunto.
Prometiéndole hablarlo luego con Leo, pues ahora debemos decidir esas
cosas entre los dos, nos bajamos del auto después de estacionarnos.
Vamos directo al área de cuidados intensivos, cuando a lo
lejos veo a mi suegra quien esta hablando con esa zorra, como era de esperarse,
la impresión por descubrir en nuestra boda que se revolcaba con su hijo, en su
propia casa ya pasó, y siguen tan amigas como siempre. Cynthia al notarlas se
detiene abruptamente y me toma del brazo.
-Esas dos – sisea entre dientes muy enojada
-Déjalo estar flaca, estamos aquí por el Sr. Angelo – le suplico
con la mirada.
- Está bien – suspira y puedo ver que usa todo su
autocontrol para no decirles algo en este instante - pero si alguna empieza a
escupir su veneno, no pensarás que me voy a quedar de brazos cruzados
-Sólo no quiero problemas por favor, has de cuenta que no
existen
A regañadientes logro que una enfurecida Srta. Miller
ingrese al ascensor conmigo, nos detenemos en el cuarto piso, a lo lejos veo a
Leonardo conversando con mi suegro y unos médicos. Nos acercamos muy despacio,
para darles chance que terminen su pequeña reunión en privado. Leo como está de
frente a nuestra dirección, al verme sus hermosos ojos se iluminan, y aunque no
veo los míos puedo apostar que brillan de igual manera. Sonrío ante el pensamiento, entonces mi amado
esposo me guiña un ojo, y casi deben venir a recogerme con palita, pues siento
como mi cuerpo se derrite como un trozo de hielo en el desierto.
Antes de acercarnos a donde se encuentran los Sres.
D’Lucca los vemos despedirse de los doctores con un fuerte apretón de mano. No
me canso de admirar el cuerpo de mi marido, pues sé de primera mano como se
tensan cada unos de sus músculos que se esconden bajo su ropa, además que esa
actitud de señor de negocios, tan seguro e imponente me pone a mil.
Saludo a Arturo con un fuerte abrazo, mientras Cynthia
hace lo mismo con Leo. Luego intercambiamos, mi suegro se lleva a mi amiga por
los hombros en dirección a la sala de espera. Y mi querido hombre me da un beso
en los labios, me abraza fuertemente e igual nos encaminamos al salón.
- ¿Alguna nueva noticia de la condición del nonno? – me
intereso de inmediato
- Los médicos piensan que en cualquier momento puede
despertar, al menos no hay nada que se lo impida, de acuerdo a los estudios.
Solo queda esperar, tengo la esperanza que se está tomando su tiempo, sabes que
no le gusta que otros le marque el ritmo – expresa Leo con la voz cansada, se
que esta tratando de sonar mas fuerte y seguro de lo que verdaderamente se
siente.
- Eso suena definitivamente como el Angelo que conocemos –
trato de animarlo - ¿pudiste verlo hoy?
- Si, apenas llegue entré y converse seriamente con él.
- Si lo regañaste va a estar de muy mal humor cuando
despierte, sabes que no le gusta, entonces tendré que consentirlo más de la
cuenta para que se le pase – intento bromear
- ¿Te gustaría verlo? – me pregunta Leonardo
- ¡Claro! – Contesto emocionada- pero no se si se podrá.
- Seguro que si, pediremos permiso o entras igual; eres
familia - afirma
- ¿Entrar a dónde? – pregunta mi suegro desde el sillón.
- Tati quiere ver al abuelo, voy a hacer que la autoricen –
explica Leo a su padre – es su nieta, así que no debe ser problema
- Por supuesto que no habrá inconveniente – dice Arturo
levantándose – yo mismo iré a hablar con las enfermeras, entras porque entras,
de seguro papá se pondrá muy feliz de escucharte princesa, ese viejo te adora
mas que a nosotros dos – indica señalando a los dos D’Lucca presentes - y eso
es mucho que decir
Todos nos reímos ante el último enunciado de mi suegro mientras
el sale a buscar o más bien exigir mi autorización para poder ver al nonno, lo
dicho los tres son iguales, no pueden negar que ese carácter autoritario los
define como D’Lucca, y es algo que no ha menguado a través de las generaciones,
por el contrario creo que va en aumento. Uff
lo que te espera con tus hijos Tatiana.
A los cinco minutos regresa mi suegro con una enfermera
quien me va a acompañar a colocarme lo necesario para entrar a la habitación
donde está el Sr. Angelo. Me despido de Leo con un casto beso, y él con una
palmada en mi trasero. Salgo de la sala de espera muerta de la vergüenza y
escuchando la reprimenda que le da mi suegro por su comportamiento. La chica
que va a mi lado no puede disimular su risa.
- Disculpe Sra. – expresa apenada
- No te preocupes, mi marido es…- dudo unos segundos
buscando el mejor adjetivo para describirlo – simplemente él – indico
encogiéndome de hombros, ya estoy acostumbrada pero eso no impide que me de
penita
- Supe por el Sr. D’Lucca que están recién casados –
comenta la amable mujer
- ¿Cual de los Sres. D’Lucca? –bromeo
- Jajaja tiene
usted razón, su suegro, el Sr. Arturo. También comento que debieron suspender
su luna de miel, lo lamento – se disculpa como si ella lo hubiera causado
- Hay personas que bien lo valen, por ese hombre que
esta internado allá adentro, haríamos eso y mas – claro que es verdad, el
nonno es parte fundamental de nuestras vidas.
- Ya verá que se va a recuperar – me explica mientras me
indica por donde debo entrar – hable con él, dígale que lo necesitan y lo mucho
que lo quieren, estoy segura que la escuchará
Me recojo el cabello para ponerme el gorrito azul de esos
que usan los médicos en quirófano, así como también una mascarilla, había pensado que nada más necesitaría una bata. Me lavo bien las manos hasta los codos,
antes de pasar me unto un poco de gel bactericida y entro.
Al verlo así entiendo totalmente la preocupación de Leo,
aunque el Sr. Angelo parece que duerme tranquilamente, es desconcertante verlo
unido a tantos equipos, el suero que lo alimenta y ese vendaje rodeando su
cabeza, instintivamente alzo mi mano hasta los puntos que debieron coser en la
mía, me imagino lo frustrado que estaba Leonardo al verme postrada ayer en una
cama, en condiciones similares. Sacudiendo esos pensamientos de mi mente, me aproximo
a donde esta el nonno.
Le doy un beso en la frente y otro más en la mejilla.
Agarro una silla que esta al final de la habitación para acercarla a la cama y
así poder sentarme junto a él. Tomo una de sus manos entre las mías, de igual
manera se la beso.
- Hola nonno ¿cómo te sientes? Bueno creo que esa es una
pregunta tonta verdad. Vaya susto nos has dado eh, ¿qué te dije antes de irme
el día de la boda? – Espero como si de verdad me fuera a responder- te pedí que
por favor te portaras bien hasta que volviéramos – le hablo con la voz calmada,
intentando por todos los medios contener mis lágrimas – pero no, tenías que
como siempre hacer tu santa voluntad.
Tengo que detenerme y respirar unas cuantas veces para
calmarme. Mi corazón esta súper acelerado, mis manos están temblorosas y
sudando. Cierro los ojos unos minutos para serenarme.
- Los días que estuvimos en el crucero fueron geniales, no
te preocupes ya volveremos a retomarlo justo donde lo dejamos, de eso ya se
encargo tu amigo, el Capitán Nicholas Meyers. Lo conocí en el barco, es un gran
hombre, habla muy bien de ti, se quedó muy preocupado por tu salud. Lo
invitamos a cenar una vez que tocara puerto de regreso en Miami, así que más te
vale reponerte pues no puedes perderte esa comida. La podemos hacer en el
apartamento, Leo remodelo la cocina y quedo bellísima. Aunque de seguro eso ya
lo sabias, mi esposo nunca puede esconder algo de ti. Sabes que te amamos y lo
importante que eres en nuestras vidas ¿verdad? Bueno te lo recuerdo por si lo
has olvidado. No solo eres el abuelo de mi marido, también eres el mío, mi
nonno querido.
No paro de contarle cosas, de seguro lo tengo mareado, yo lo estoy solo de escucharme. Pero
quiero que entienda lo mucho que lo necesitamos aquí sano con nosotros, no
puede darse por vencido, debe luchar y reponerse.
*Mientras en la sala de espera VIP*
- Abajo nos encontramos con tu mama y la zorra de tu
amiguita- dice Cynthia tan pronto mi padre se disculpó para ir al baño
- ¿A quién te refieres flaca? – pregunto aunque por los
calificativos tengo mis sospechas, pero no se si ya se reconcilio con mama,
aunque con ella todo puede esperarse
- Ohh conmigo no te hagas el inocente Leonardo, sabes bien
que hablo de la perra de Kathleen – responde entrecerrando los ojos y
señalándome con el dedo
- No me hago nada, solo que no sabia que ella y mama se
hablaban, al menos no después de lo de la boda – le confieso, total de seguro
Tatiana le contó todo con lujos y detalles – ¿y qué paso?
- Nada por que tu esposita me impidió ponerla en su sitio
– inhala fuertemente y puedo notar la frustración en su semblante – Tati no
quiere problemas y menos aquí, que estamos para apoyar al abuelo.
- Te lo agradezco Miller, puedo ver que te estas
conteniendo para no darle su merecido – digo entre risas nada mas de imaginarme
a esta flaca pegándole a una Kathleen que no tendría ninguna oportunidad de
defenderse.
- Pero que no me provoque Leo, de verdad, porque allí si
que no respondo de mis actos, sabes que a veces mis manos tienen vida propia –
explica haciendo un puño y golpeando el aire. Si ninguna oportunidad Srta. Reynolds
- Tranquila Rocky, guarda
esa furia para otro momento, no hay necesidad de llegar a tanto, no la he visto
ni tampoco quiero hacerlo -aclaro de inmediato- seguro solo está charlando con
mamá y se va.
Como si la hubiéramos convocado abren la puerta del salón,
por ella ingresan mis padres y la susodicha. Escucho a Cynthia preguntarme entre
dientes “¿momentos como éste?” Le doy un leve apretón en la rodilla y una
mirada casi instándola a que se quede quieta. Me levanto del mueble para darle
a mi madre un beso y un abrazo. A Kathleen le hago una inclinación de cabeza.
Ella intenta acercarse para darme un beso, por lo que doy un paso hacia atrás
ignorándola, la quiero lo más lejos posible.
- ¿No puedo saludar a un viejo amigo? vaya como te han
cambiado Leo – suelta Kathleen jugando un papel de inocente que no le queda
nada bien.
- No soy el único que ha cambiado – respondo lo mas
neutral posible, sin siquiera mirarla, además puedo sentir los ojos de cierta
rubia pegados a mi nuca.
- Por Dios Leonardo, no puede ser tan grosero con Katy –
dice mi madre abrazándola- ella siempre ha sido como de la familia, ha estado
cada día acompañándome preocupada por Angelo.
- Lo que quiero es evitar problemas y malos ratos –
advierto mirándolas con gesto serio, como para darle más énfasis a mi
enunciado.
- Así que le tienes miedo – se burla Kathleen
- Se llama respeto – la corrijo
- Algo que por lo visto tú no conoces – interrumpe Cynthia
aproximándose a donde estamos - ¿Cómo esta Sra. Emily?
-Srta. Miller no la había visto, así como tampoco sabía
que le gustara meterse en conversaciones privadas – expone mi madre dándose la
vuelta para irse a sentar junto a mi padre que solo niega con la cabeza
tratando de ocultar su risa. Intento pedirle ayuda con la mirada, pero me hace
un gesto como diciendo “tú solito te metiste en eso, a ver como le haces” Gracias por tu apoyo papá
- Les pido, no les exijo que se calmen, no es ni el
momento ni el lugar - paso las manos por
mis cabellos ¡Dios esto es desesperante!
- Yo simplemente intento saludar a un amigo al que quiero
y extraño mucho – se justifica Kathleen- es ella quien como siempre me
atropella con sus insultos.
- No te hagas la santurrona, ese papel te lo creerá Emily,
a lo mejor Arturo, pero a nosotros no nos engañas, lo que quieres es volver a
revolcarte con Leonardo, pero entiéndelo de una puta vez, está casado y NO
QUIERE NADA CONTIGO - sisea la flaca Miller mientras la sujeto del brazo. Mejor
la saco de aquí antes que se saquen los ojos. Si llega Tatiana esto se pondrá
peor.
Me excuso diciendo que voy por un refrigerio café, ofrezco
traerles algo de la cafetería, pero como no, solamente me pide algo ella, la
Srta. Reynolds. “Un té para calmar los nervios” ¡Que mujer tan falsa! como no
me di cuenta antes de eso. Quizás por lo
que único que te importaba era su despampanante cuerpo.
Apenas salimos de la sala me disculpo con Cynthia por la
conducta de mi madre, la flaca hace un gesto restándole importancia. Pero hago
una nota mental para hablar luego con Emily, no puede ser tan grosera. Dios quién entiende a estas mujeres.
*De vuelta en la sala de cuidados
intensivos*
- Mi viejo querido te ruego por favor luches, aférrate a
la vida con todas tus fuerzas, aquí te necesitamos muchísimo. A lo mejor en
estos momento estas sentado con tu adorada Anna, por favor salúdala por mi,
también pídele disculpas de parte mía por ser tan egoísta y no permitir que te
reúnas con ella todavía. Pero aun no es tu hora, no me preguntes como,
sencillamente lo sé.
Me quedo unos minutos más, rezando y pidiéndole a la
Virgen que interceda, ya cuando finalmente decido salir de la habitación, mis
oídos no dan crédito de lo que escuchan.
- Anna dice que sólo te perdona si le das a este viejo un
beso y un abrazo.
S.M por muy simple y repetitivo que
suene
GRACIAS!!!