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miércoles, 5 de febrero de 2014

Capitulo IX


                                                      
La primera impresión…


Regresamos al barco, vamos directo a nuestro camarote. Estamos subiendo en el ascensor, me apoyo en Leo, cierro los ojos momentáneamente, no estoy segura si me dormí unos segundos o es el movimiento del ascensor, las bebidas o que se yo, pero siento que el piso se me mueve y si no es porque mi esposo me tiene agarrada por la cintura, en estos momentos estaría tirada en el suelo.

- ¿Nena, estás bien? – pregunta Leo con preocupación

- Eso creo – respondo aun confundida, pasándome las manos por la cara – la verdad no sé qué me pasó

- Ven aquí nena…

Leonardo me toma en brazos el resto del trayecto en el elevador, la verdad estoy tan cansada que no me opongo, ni cuando en otro piso se suben otras personas. La verdad no me importa, únicamente quiero llegar a nuestra habitación, así que me acomodo el pecho de mi marido y me impregno de su olor.

Llegamos a nuestro cuarto, Leo me deposita son sutileza en la grandiosa cama, se acerca al vestidor, toma una de mis pijamas, se acerca a mi y con cariño comienza a desvestirme. En su acto no hay nada erótico, sólo es un tierno hombre ayudando a su cansada esposa. Con cuidado me quita el vestido, seguido por el minúsculo traje de baño. Al quedar completamente desnuda, noto que sus ojos me hacen un escaneo completo, me mira con lujuria y ternura a la vez, suspira me da un beso en la cabeza mientras continua con su trabajo. Toma la hermosa bata rosada, la pasa por mi cabeza y brazos, al bajarla mi cuerpo, la seda se pega a mi piel haciéndome estremecer.

Leo se aleja en dirección al baño, mi mirada lo sigue a cada paso que da, sin perderme detalle alguno de lo hace. Luego de unos minutos regresa a mi lado con unos botes en sus manos. Con sumo cuidado toma unas toallitas y me quita el poco maquillaje que llevo, acto seguido me unta una de las  humectantes que normalmente me coloco antes de dormir. Mi esposo es tan tierno y protector que no puedo evitar maravillarme, está tan concentrado en su labor que no se da cuenta que lo estoy observando. Delicadamente me quita las joyas, las coloca en la mesita de noche, se acerca a mi cabello y como si fuera una pequeña niña lo peina con delicadeza, cuando esta satisfecho con su trabajo, me da un beso en la frente.

- Ahora si estas lista, a dormir nena.

No digo nada, ni me muevo. Le devuelvo la mirada con amor, devoción, gratitud y deseo, a pesar de lo cansada que estoy, quiero dormir si, pero antes…

- Te amo – le confieso

- Lo sé nena, yo también

- Lo sé – me burlo- ¿Leo?

- Dime amor…

- ¿Puedo pedirte algo? – Me mira extrañado pero asiente en respuesta – Hazme el amor – digo a la vez que me quito el batín…




Despierto en mi lugar favorito, los brazos de mi amado esposo. Ambos estamos desnudos, mi cabeza en su pecho, sus manos rodeando mi cintura. Llevo una de mis manos a mi boca recordando la noche anterior. Tal como se lo pedí, me hizo el amor, lentamente, disfrutando cada beso, cada caricia, demostrándome con su cuerpo lo mucho que me ama. Cada vez con él ha sido maravillosa, pero anoche sentí algo mas, no fueron sólo dos cuerpos unidos por el placer, sino dos almas encontrándose, fundiéndose en una sola. Aun estoy sumida en mis pensamientos, con los ojos cerrados, rememorando cada segundo vivido, cuando me susurran con esa voz ronca que tanto amo.

- Buenos días princesa, ¿puedo saber en qué o quién piensas?

- En ti Leo, siempre en ti – respondo sinceramente mientras me giro para quedar de frente y poder mirarle esos hermosos ojos que me hechizan

- Te amo tanto nena, ¡no puedes imaginarte cuanto! – me dice y mi corazón palpita de felicidad – no se si te merezco o no – intento hablar pero me lo impide posando sus dedos en mis labios- te juro que estoy haciendo mi mayor esfuerzo, pero…

Se queda callado, los dos estamos en silencio mirándonos a los ojos, acerca su frente a la mía, cierra los ojos y lo escucho suspirar.

- ¿Pero? – Lo aliento para que continúe

- Pero no se si será suficiente – dice después de unos segundos – se que mi pasado tarde o temprano vendrá a pedirme cuentas, que aún sin proponérmelo le he hecho daño a muchas mujeres, y eso no se olvida ni se perdona así de fácil; se que tú no lo haces.

- Amor no te juzgo. No tengo nada porque disculparte. Eso forma parte de tu pasado. Eso fue antes de nuestra historia.

- Que siempre estará presente entre nosotros. De una u otra manera – explica preocupado

- No si se lo impedimos, hay que dejar todo eso atrás, vivir el presente, si queremos tener un futuro – no se si se lo digo a él o a mi misma.

Nuevamente estamos en silencio, cada quien sumido en sus pensamientos, dudas y miedos. Cuando lo conocí sabía en que me estaba metiendo, me enamore de él a pesar de su fama de mujeriego, aunque debo ser sincera, realmente no me ha dado motivos para desconfiar, siempre han sido mis propias inseguridades y…ahora lo entiendo todo. Soy yo la que siempre le recuerda sus andanzas, claro que encontrarme algunas de sus amigas de cama de vez en cuando no es que ayude mucho no. Pero ahora más que nunca sé que debo cambiar, dejar atrás mis temores.

- Hace unos días me fije un propósito – rompo el silencio- me prometí a mi misma que debía cambiar, dejar de lado mis dudas, se que me amas de la misma manera que yo lo hago, así que si quiero que lo nuestro funcione, debo dejar de temer que me vas a dejar por la primera mujer que te pase por delante, sino nunca tendremos oportunidad de ser felices.

- Nena, te amo con todo mi corazón, sé que lo sabes – tiernamente me toma la cara entre sus manos – entiendo que sientas desconfianza, pero a ti y solo a ti es a quien quiero a mi lado. Es contigo con quien deseo hacer el amor, en un futuro formar una familia y envejecer juntos. Sólo tú le das sentido a mi vida. Quiero que antes de dudar, o simplemente cuando sientas miedo lo hables conmigo antes que tu cabecita comience a ver fantasmas donde no los hay. Juntos lo resolveremos. ¿Lo prometes?

- Prometido - afirmo

Permanecemos un rato abrazados, besándonos, riendo y disfrutando el poder estar juntos. Nos levantamos para darnos una ducha y alistarnos para el paseo que planificamos. Hoy anclaremos en las Islas Vírgenes, a pesar que no estaba segura si podría levantarme después del día de ayer. La verdad dormir en los brazos de Leo me vigoriza, después de nuestra charla, sólo quiero disfrutar cada segundo de estos veintiún días junto a mi esposo, bien sea dentro o fuera del barco, en la habitación o donde quiera, siempre que estemos juntos.

El día transcurre demasiado rápido. Leo decide que nos lo tomemos un poco mas relajado que ayer porque sino,  terminaré tan exhausta como anoche. Además hoy hay una cena tipo coctel a la que nuevamente hemos sido invitados por el Capitán Meyers. Paseamos un poco, y el resto del día lo pasamos en la playa, tomando un poco de sol, bajo el constante cuidado de mi gruñón, al que no le gusto mucho mi traje de baño, pues según él es demasiado revelador.

- Pues eso debiste pensarlo antes, yo no hice mis maletas – le recuerdo – el bikini es hermoso y es nuevo, así que no lo he escogido yo

- Si Tati, eso no lo discuto, lo que no sabia en el momento que me lo mostraron, es que no te taparía casi nada.

- No seas exagerado Leo – río ante su cara de consternación – además aquí hay mujeres con cosas mas chiquititas que ésta.

- Por mi las demás pueden ir desnudas,  ¡me importa un pepino!

Me río por su comentario, pero al levantar la cara veo que esta apretando la mandíbula, realmente se ha molestado. Dispuesta a que se le pase el absurdo enfado, me levanto de mi tumbona, me siento en su regazo para darle un beso de esos que hacen que pierdas la respiración y desees tener cerca una cama. Él me lo devuelve con el mismo ímpetu. Jadeantes me separo sólo unos milímetros de su boca para poder hablarle

- ¿Crees que ahora si tengan claro que soy propiedad privada? ¿Que únicamente tengo ojos para ti?… ¿que soy y seré siempre tuya?

Leonardo asiente, me da un casto beso, con un gesto de la cabeza me señala mi silla.

- Puedes seguir tomando el sol nena

- No recuerdo haberte pedido permiso, no creo que necesite hacerlo ¿o si? – pretendo sonar molesta

- De igual manera te lo estoy dando – dice a la vez que me da una pequeña nalgada.

Me acuesto sin dejar de mirarlo tratando de contener mi risa por su gesto, hasta que noto como se acomoda su entrepierna y suelto una sonora carcajada. Leo me mira mas serio todavía, pero yo solo puedo seguir riendo, él finalmente se une a mi risa.

- Eres imposible nena.

- Con razón me bajaste tan rápido de tus piernas, ya decía yo – cierro los ojos para seguir disfrutando del sol

- Si te dejo un segundo mas, ya estaríamos de camino al barco, llevas todo el día mostrándome tu hermoso cuerpo bronceado, en ese trocito de tela que tú llamas traje de baño. Me he aguantado, vienes y me das ese beso, nena que no soy de hierro- dice muy bajito cerca de mi oído, es más un susurro

Abro los ojos, allí lo tengo tan cerca que nuestras narices se rozan, puedo sentir su aliento en mi cara y cierta sensación muy conocida se aloja en mi cuerpo. Sus ojos irradian deseo. Me levanto lentamente ante la atenta mirada de mi esposo. En silencio me coloco el vestido, meto las cosas en nuestro bolso, le tomo la mano y me dirijo al barco. Nos espera una cama.

Apenas atravesamos la puerta del camarote ya tenemos las manos de uno encima del otro, quitándonos todo aquello que se interponga entre nosotros. Me besa con posesión, lleva mis manos a su cuello, me levanta, hace que  enrosque mis piernas en su cintura. Sin preámbulos entra en mí con un certero movimiento, gimo en su boca ante la intromisión. Continúa caminando hasta que nos acerca a la pared para encontrar apoyo. Me hace suya de una manera feroz, pero sin hacerme daño, es diferente a nuestras anteriores veces, pero igualmente gratificante, es sexo ardiente y lujurioso, pero lleno de amor. Disfruto cada estocada, cada caricia…y entre jadeos alcanzamos el clímax. Aun dentro de mí, se sienta en una de los sillones que tenemos cerca. Me besa tiernamente.

- Discúlpame nena, no me pude contener, ¿Estas bien? – puedo notar la preocupación en su voz

- Ha sido asombroso – le explico con una sonrisa de satisfacción plasmada en mi cara - es algo nuevo, pero lo he disfrutado.

- ¿De verdad estas bien Tati?

- Si amor, de verdad. ¿Por qué estas tan inquieto?

Se levanta con cuidado, me toma de la cintura para poder caminar conmigo a cuestas. Se dirige al baño. Me posa en el tope del lavamanos. Toma una toalla, en silencio me limpia y hace los mismo con el. Ni un momento me mira a la cara, pero estoy segura que su cara es el reflejo de la preocupación. De nuevo me toma en brazos, me sienta en la cama, me da un beso en la frente y se regresa al baño.

Permanezco pasmada en mi sitio, sin saber que decir o hacer, no entiendo el cambio de humor. Oigo que abre la regadera, me quedo esperando venga por mi para ducharnos, pasan los minutos y nada. Escucho como cierra el agua, por lo que asumo que ya se bañó. Como para afirmar mis sospechas, la puerta se abre sale Leo con una toalla enrollada en su cintura, unas gotas caen de su cabello mojado. Me ve, niega con la cabeza pero no me dice nada, se va directo al vestidor.

Después de unos minutos, sale ya vestido con un pantalón y camisa blanca, pero su semblante no ha cambiado, así como no lo he hecho yo de lugar, he estado aquí por al menos unos veinte minutos.



- ¿Tati por qué no te arreglas? Ya en un rato tenemos que bajar – pregunta sin siquiera mirarme.

No se que hacer. ¿Me arreglo o le pregunto qué le pasa? Ya me duele la cabeza de tanto pensar y darle vuelta a su actitud. Así que opto por la segunda opción. Me levanto tomo una bata y me la coloco, me dirijo al salón donde se encuentra mi enojado esposo. Me detengo a respirar un poco y de esa manera infundirme algo de valor.

- ¿Amor por favor podrías decirme qué te ocurre? – pregunto con cautela

- Nada Tatiana - responde sin siquiera voltear a mirarme

- ¿Y entonces a qué se debe tu cambio repentino de humor? – uso el mismo tono sereno de antes, dejo pasar su cortante manera de llamarme por mi nombre, cosa que normalmente no hace.

- No pasa nada – dice, se levanta y sale del salón. Sé que no quiere que me acerque a él.

- Hace tan solo unas horas dijiste cuanto me amas, haces que te prometa hablar contigo primero antes de hacer o pensar cualquier cosa, pues eso estoy haciendo. Ahora  eres tú el que no quiere hablar, antes que me digas que no pasa nada piensa que te conozco demasiado como para saber que cuando te enojas aprietas tanto la mandíbula que a veces me da miedo que se te vaya a romper, esquivas mi mirada pues temes que vea en tus ojos lo que tu alma refleja, no me hablas mas que con monosílabos o pequeñas frases, pues tu voz se torna mas ronca de lo habitual. No soy nena, amor o Tati….sólo Tatiana, a secas.

Estoy parada esperando que me diga algo o que tan sólo me mire, pero no lo hace, su mutismo es hermético. Suspiro frustrada, pero sobre todo dolida, me pide confíe en él, pero cuando es su turno, se cierra en bandas.

Aunque no tengo ningunas ganas de bajar a cenar, ya le dimos la palabra al Capitán, después de negarnos las veces anteriores no podemos quedarle mal. Por lo que me dirijo al baño, me ducho rápidamente. Me acerco al vestidor, busco algo que sirva para esta noche, porque sospecho será una larga velada. Opto por un vestido corto negro, sencillo cómodo y chic, además combina con mi actual estado de ánimo. Quizás debí buscar algo más colorido, a ver si me siento mejor…ya ni modo, no pienso cambiarme. Me acerco al espejo, velozmente me maquillo, dejo suelto mis cabellos y voy a la terraza donde se encuentra Leo.



- Cuando gustes podemos irnos – me giro para esperarlo dentro, pero siento su mano que suavemente me detiene

- Nena – su voz es apenas un murmuro, actuó mal y lo sabe.

- ¿Ahora si soy nena? Hace rato cuando trate de hablar contigo era simplemente Tatiana – increpo sin mirarlo, intento soltarme de su agarre pero sólo consigo que ahora me tome con las dos extremidades.

- Por favor Tati…

Ese tono de suplica, si a eso le sumas lo fría y temblorosas que están sus manos, hace que sin dudarlo voltee a mirarlo

- Se nos hace tarde, sabes que nos están esperando, no estoy molesta, solo confundida – suspiro – y algo dolida, me pides confianza, pero tú…

No puedo terminar de hablar pues sus labios se posan sobre los míos, sus manos viajan directamente a mi rostro, el cual sujeta con adoración, nos quedamos observándonos unos segundos hasta que me abraza fuertemente.

- Perdóname amor, por favor perdóname – me ruega – nunca debí dejarme llevar por el momento, tú mereces mas que eso…prometí tratarte como lo que eres, una reina mi reina.

- Y así lo has hecho desde el primer día que nos vimos Leo, siempre me haces sentir especial

- No nena, no todo el tiempo, hace rato no lo hice – refuta

Así que de esto se trata. Por eso esta de mal humor y se aleja de mi. No lo entiendo. Es verdad que nunca habíamos tenido ese tipo de sexo, pero de allí a ponerse de esa manera.

- ¿Leo, lo dices por lo que ocurrió temprano?

- Debí…

- Respóndeme por favor – ahora soy yo quien no lo dejo terminar

- Si Tati -

- Te voy a pedir por favor me expliques, porque te juro por mas que lo intento, no entiendo porque te pones así.

Pasan unos minutos, puedo ver que se debate internamente en si decírmelo o no, lo que hace que verdaderamente me preocupe, nunca había visto a Leo tan perturbado.

- Cuando entramos a la habitación, estaba ciego del deseo, te tome enseguida, sin preocuparme en como te sentías, o si te hacia daño por mi brusquedad, únicamente…yo sólo…pensé en mi, en satisfacerme…

- OK, esto no es lo que imagine dirías. Pero contrario a lo que crees, si pensaste en mí, pues a pesar que fue sorpresivo, fogoso, también fuiste delicado – me acerco para acortar la distancia que puso de por medio- tus besos fueron tiernos al igual que tus caricias. A lo mejor no te diste cuenta al momento, pero así fue. Luego te hiciste cargo de mí, como siempre - afirmo

En vista que no me dice nada, continuo a ver si de verdad me cree.

- Además, los dos lo disfrutamos, no soy de cristal Leo, no vas a romperme por tener un poco se sexo de alto voltaje – concluyo guiñándole un ojo, que lo hace sonreír, pero aun hay tristeza en su mirada

- Así me comportaba antes, cuando te conocí, cuando me enamore de ti, jure que más nunca seria egoísta en el sexo, que siempre habría caricias…

- Ey, mírame amor. No te atormentes, ¿por qué no me crees cuando te digo que lo disfrute? me gusto y de verdad espero que no sea la última vez que suceda. Siempre que de por medio haya amor, no me importa si es lento, rápido, audaz o como quieras. Siempre contigo.

- ¡Te amo nena!

- Y yo a ti. Pero mejor nos movemos, bajemos a cenar antes que el oficial mande por nosotros.

Bajamos y dejamos de lado este momento desagradable, y cuando digo desagradable me refiero a la manera de actuar de Leo después de, no durante.

Compartimos una rica cena, con una grata compañía, brindamos, bailamos, reímos. Parece que el tenso momento de unas horas atrás quedo engavetado, espero que para siempre.

Me levanto para dirigirme al tocador. Estoy  lavándome las manos, retocándome el labial cuando de una de las cabinas sale la misteriosa mujer de la playa. A través del espejo veo como me sonríe. Me quedo pasmada, no se porque me afecta de esta manera, pero siento que mis piernas no me sostienen así que busco apoyo con mis manos para no perder el equilibrio. Ella parece notarlo, se acerca a mí.


- ¿Te encuentras bien? – me pregunta con preocupación.

- Si – logro responder.

- ¿Segura? Estas muy pálida ¿quieres que llame a alguien?

- Segura, pero gracias igualmente – como dice mi abuela, la educación y las buenas costumbres por delante

Trato de recomponerme, me echo un poco de agua fría en la cara a ver si ayuda a calmarme, mi corazón se ha disparado y siento que en cualquier momento saldrá por mi boca. Sumida estoy en mis pensamientos hasta que su voz me trae de nuevo al presente.

- Que te mejores y que tenga buenas noches – se despide

- Buenas noches - que extraño momento.

Luego de unos minutos mas, en los que me quedo como ida frente al espejo, regreso a la mesa, antes que a Leo en un ataque de desesperación le de por entrar a buscarme por tardar tanto.

Salgo en dirección a mi lugar cuando nuevamente me quedo helada cual piedra de estatua de museo al ver de nuevo a esa mujer, pero ahora conversando con esposo. Sin darle a chance a que se vaya, apuro el paso hasta que me encuentro a su lado.

- Buenas noches – saludo como si nada

- Hola nena – dice Leo mientras me da un beso en la mejilla, punto para él

- ¿Hey, te encuentras mejor? - ¿es en serio? De todos los saludos ella escoge preguntarme eso, delante de Leonardo… ¡que mujercita!

- ¿Por qué lo dices? – cuestiona mi intrigado marido  mirándonos a ambas

- Es que justo antes de encontrarme contigo, me topé con ella en el baño, parece se mareó o algo así, estaba súper pálida Leo – que yo mato a esta rubia tonta, porque tiene que ser tan bocona.

- ¿Estás bien nena? – ahora su gesto es de total preocupación

- Si Leo, estoy bien. Quizás mucho sol, cansancio, me moví muy rápido…que se yo, no es nada, tranquilo.

- Mejor nos sentamos, déjame buscarte un poco de agua y algo dulce – se levanta sin dejarme protestar si quiera.

- Me cuenta Leo que están de Luna de miel, ¡Felicidades!

- Si, gracias – mi sonrisa en autentica, tan solo de pensar en él y ya estoy como una tonta, derretida hasta los huesos

- Estás muy enamorada – no es una pregunta, por lo que enseguida me pongo atenta – en realidad ambos lo están, se les nota.

- Así es, nos amamos con locura - ¿qué se trae entre manos esta mujer?

- Aquí tienes corazón – regresa Leo con un vaso de agua con hielo y galletas, me los entrega, prácticamente me obliga a comer y beber todo ante la divertida mirada de nuestra acompañante.

- ¿Nena de verdad estas bien o prefieres nos vayamos a la habitación? – mi esposo está realmente nervioso.

- Lo prometo, me siento bien – además que de aquí no pienso moverme hasta descubrir quien es esta mujer

- ¡Vaya si has cambiado Leonardo! Quien diría que te vería así, el Sr. D’Lucca totalmente enamorado- se mofa

- Pues si Kate, que puedo decirte, este es el ángel que me salvó, a quien amo mas que a mi propia vida – le dice sin dejar de mirarme, yo me pierdo en la inmensidad de sus hermosos ojos, casi olvido que mencionó su nombre…casi.

- No sabes cuanto me alegro, mereces ser feliz, siempre te lo dije…- hace una pausa como queriendo decir algo mas, lo duda por un instante, pero se calla.

- Gracias – sin soltar mi mano se acerca a ella y le da un beso en la mejilla, no se como reaccionar, ella parece sincera, y si hubiera algo entre ellos Leo no estaría tan cómodo y tranquilo conversando con las dos. ¡Estoy tan confundida!

- Te llevas a un gran hombre – ahora su discurso es para mi – espero lo hagas…que se hagan muy felices.

- Pero que descortés he sido – interrumpe Leo mi respuesta – Kate te presento a mi esposa, la Sra. Tatiana D’Lucca – puntualiza orgullosamente.

- Tatiana encantada de conocerte, muy lindo nombre – me da la mano, la cual no me queda más que aceptar

- Gracias…Kate – OK el nombre no me dice nada, aparentemente es simpática, ya se que no lo conozco de antes, pero hay algo familiar en ella.

- Katherine Rynolds, pero llámame Kate, todos mis amigos lo hacen

                                   Katherine Rynolds


Y acaba de aclarar mis dudas, esta mujer es familia de ella. Ahora que la detallo mejor entiendo porque se me hacía tan familiar, a pesar de que Kate no tiene ese aura dañina como la de…

- Bueno aunque en realidad es Katherine Owen – su enunciado me trae al aquí y ahora – que si James se entera les juro me mata, déjenme buscarlo ¿dónde demonios se habrá metido? Ya regreso y así se los presento, a lo mejor podemos cuadrar algo para mañana, si no tienen planes claro – dicho esto sale disparada escaneando el salón buscando a su esposo

- ¿Rynolds? – indago apenas quedamos solos

­- Su hermana mayor – confirma

Hago un gesto con mi cabeza entendiendo las preguntas y respuestas no formuladas. Al menos no completamente.

- ¿Por qué te sentiste mal en el baño? – dice al cabo de unos minutos

- Ya te lo dije amor, el cansancio, el sol, no lo sé.

- Tati – me reprende mientras niega con la cabeza

- ¿Qué? – intento hacerme la que no entiendo, aunque se que llevo las de perder en esto.

- Eres pésima mintiendo, lo sabes. Ahora dime ¿Fue por Kate? – OK estoy pillada, así que sólo asiento, Leo se queda sopesando mi muda contestación, puedo ver como su cabecita comienza a dar mil vueltas, hasta hacer click -Esa no fue la primera vez que la viste, en el baño me refiero – esta vez mi respuesta es un no gesticulado por mis labios - ¿Me vas a contar o debo preguntarte parte por parte?

- Ayer mientras recorríamos las playas de San Juan, te vi conversar con ella, quise preguntarte…pero pensé tu me lo comentarías, no fue así – me golpeo mentalmente, no quiero acusarlo y esto sonó justamente de esa manera

- Tienes razón debí mencionarlo, simplemente no le presté mucha atención, tenía casi ocho anos sin verla ni saber de ella.

- ¿Cómo, tanto tiempo? Pero siempre estuviste en contacto con su hermana y su familia – a este paso voy a tener unos morados mentales de tanto golpearme, lo que menos quiero es recordar ningún contacto de esa mujercita y mi esposo.

- Es algo difícil nena, Kate se fue hace años de su casa, su familia…

- Hasta que lo encontré – nos interrumpe Kate que viene de la mano de un hombre – les presento a James Owen, mi esposo.

                                 James y Kate Owen

Charlamos el resto de la noche con ellos, bebimos y por increíble que parezca, hicimos planes con ellos para el paseo del día siguiente en St Johns. Después de un rato ameno con la pareja, nos despedimos, quedando de encontrarnos temprano para desayunar antes de desembarcar, por lo que hoy tampoco dormiremos mucho, son casi las cuatro de la madrugada y bajaremos a las ocho. No ha amanecido y ya tengo sueño.

- No es tan desagradable – confieso mientras vamos en el ascensor

La risa de Leo inunda la cabina, niega con la cabeza, me abraza y me da un tierno beso en la cabeza.

- No tienes remedio nena.

- Es la verdad, no parece familia de…ella – otro golpe mental para mi por favor.

- No amor, Katherine es…Kate -  dice a modo de explicación -ya la conocerás mejor mañana, aunque pensé te opondrías o darías alguna excusa, jamás creí que fueras tú quien aceptara la invitación.

- Lo sé, simplemente fue un acto reflejo, algo espontáneo, como te dije no parece ser desagradable – sólo espero no arrepentirme de esa decisión.



“Dos cabecitas piensan mas que una, cuatro ojitos ven mas que dos  y veinte deditos son mejor que diez”
Susana Mohel gracias por ser parte de esto…


Gracias también a cada una de las personas que visitan el blog y que semana a semana siguen la historia de Leonardo y Tatiana


8 comentarios:

  1. espero la hermana no sea igual que la zorra esa
    igual tati es muy celosa y a todo piensa mal creo que la desconfiansa
    es un gran problema

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    1. Mi siempre puntual y querida Rosa, Gracias por siempre decir presente.
      Ya conoceremos un poco mas a Kate....a ver que opinas de ella?
      Besitos

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  2. Me ha gustado saber que no es solo Tati quien carga sus inseguridades, Leo tambien las tiene. No somos perfectos, se vale sentir miedo, pero dejar que nos domine no.
    Tatiana tiene todo para ser feliz, solo tiene que creer en ella!!
    Besos Zhayda, esta muy bonito!!!! Ya casi 5.000 visitas, muchas felicidades!!!

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    1. Asi es SU, todos tenemos nuestras dudas a cuestas, aunque no lo demostremos. Podemos usar nuestra mejor careta, pero por dentro es otra cosa.....

      Eso esta haciendo, Tatiana se esta descubriendo...
      Siiii estoy super feliz por eso...GRACIAS a todos
      Besitos nena

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  3. buenas noches, la luna de miel ya empezado ,muy bien por cierto, ,se nota que la quiere pero también es verdad que el tiene mucho recorrido echo , eso es lo que explica cuando hacen el amor de forma diferente , eso es lo que el quiere evitar recordarle su antigua vida ,
    me da la sensación que los dos tienen muchas inseguridades ,mas vale que lo hablen si no esto puede traer problemas en un futuro .

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    1. Asi es Rosario, es una etapa nueva para los dos, el porque nunca se había enamorado y sus relaciones solo eran de sexo...y ella nunca tuvo ninguna relación....
      Cada dia es algo nuevo para los sres D'Lucca....

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  4. Hola..!!!
    Acabo de conocer este blog, y desde que lei el primer capitulo, no pude parar hasta que me puse al corriente. La historia me ha gustado bastante, los protagonistas son tan lindos y la historia me parece muy buena.
    Desde ahorita tienes mi atención, y estaré al pendiente de los siguientes capitulos.
    Veo que susana te ha estado apoyando, no pudiste tener mejor ayuda que la de ella, además se ve que tienes talento.
    Nos estaremos leyendo pronto.
    Saludos desde Sonora

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    1. Diana que emoción me da saber de ti,es muy grato conocer a quien disfruta tu trabajo.
      Me alegro que te haya gustado la historia, vienen cosas buenas...y otras no tantas. Pues si, he sido bendecida de poder contar con ayuda de una personita con tanto talento como Susana, que es mi manito correctora.
      Te espero por aca cada miercoles...

      Besitos desde Venezuela

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